Si algo le gusta a Helena Rohner de las islas, y en concreto de Gran Canaria, es su mezcla de culturas. De padre suizo y madre canaria, esta diseñadora de joyas, textiles, muebles y pequeños objetos cuenta que su abuela tomaba el té a las cinco y el gintonic a las siete. Costumbres adoptadas de la comunidad británica que ha dejado una huella visible en las islas. El arte corre por las venas de Helena Rohner. Su bisabuelo acercó el cine a Tenerife, su abuela Ángeles cantaba en los escenarios de su padre, y su otra abuela por parte de padre, Louise Schneider, estudió bellas artes. "Fue una mujer libre de los años 20", cuenta Helena a Viajes National Geographic. Su padre asegura que ella es heredera directa del gen artístico de Louise. Una familia con amor por el arte y repleta de mujeres valientes. La madre de Helena se formó en tejeduría y tintes naturales viajando por medio mundo en una época, en los años 70, en los que no era tan habitual. Todo un amalgama de influencias que ha marcado su estilo y que también se refleja en su particular mapa de la isla.