Hoteles con historia

El hotel que logra eclipsar a la mítica noria de Santa Mónica

Situado frente al océano Pacífico, el Hotel Casa del Mar ha sido un oasis junto a la playa para celebridades y viajeros adinerados desde 1926.

En Santa Mónica es posible encontrar surfistas y patinadores a todas horas disfrutando de las enormes playas de fina arena y de las modernas tiendas y cafeterías que transmiten el estilo de vida relajado de California. Además de alquilar una bici para recorrer los kilómetros de carril que circulan en paralelo a la playa, en la Third Street Promenade siempre hay algún espectáculo callejero, por no hablar del emblemático muelle con la noria copando el skyline de la ciudad. Hay muchos motivos para visitar Santa Mónica, y una estancia en el hotel Casa del Mar está entre los más importantes.

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Foto: Casa del Mar. Lisa Romerein

Construido en 1926 por el arquitecto americano Charles F. Plummer como un concepto de club de playa, a nadie le sorprenderá que el hotel Casa del Mar se convirtiera rápidamente en un lugar de recreo para la alta sociedad de Los Ángeles antes de transformarse en un hotel militar durante la Segunda Guerra Mundial. Después de ser utilizada para diferentes propósitos (y algún que otro despropósito), la propiedad fue finalmente comprada a fines de la década de 1990 por una empresa privada y reabierta en 1999 tras una necesaria renovación de más de 50 millones. Hoy pertenece, además, a Preferred Hotels & Resorts, la marca de hoteles independientes más grande del mundo.

Hay muchos factores que hacen especial al hotel Casa del Mar, aunque su posición dominante frente al mar sin caer en la tentación de convertirse en un informal resort de playa, puede ser que sea una de las que más adeptos ha hecho ganar a lo largo de su historia. También el hecho de haber logrado revivir el estilo europeo de la década de 1920 en mitad de una heterogénea California, donde el cuidado exterior del edificio de siete plantas ha sido fundamental. Sin olvidar, claro, su fotogénica fachada de ladrillo y piedra arenisca, con balcones de hierro forjado y figuras renacentistas talladas.

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Foto: Casa del Mar. Lisa Romerein

Su vida pasada como club de los miembros de la Edad de Oro de Hollywood ha dado lugar a uno de los hoteles más elegantes de Los Ángeles, con amplias habitaciones, espacios públicos un tanto decadentes y glamour a raudales. De esto último se ha encargado de forma reciente el renombrado diseñador Michael S. Smith, quien además ha logrado rejuvenecer el enorme vestíbulo añadiéndole cuatro áreas de estar estilo cabaña de playa. Las enormes lámparas de hierro y vidrio soplado y las obras de arte con temas marineros se suman a una atmósfera sofisticada pero tan relajada que hasta permite ir en chanclas.

El servicio, como si de los años 20 se tratara, resulta impecable. Aquí todo el mundo sonríe, desde los porteros hasta el experto conserje o cualquiera de los camareros que atienden mesa y barra, una barra, además, repleta de excelente sushi, en los dos espacios gastronómicos del hotel.

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Foto: Casa del Mar. Lisa Romerein

El hotel cuenta con 129 amplias habitaciones y 16 suites, gran parte de ellas con vista al mar. Las situadas en la quinta planta tienen, además, acceso directo a la piscina, al jacuzzi y a un espacio de tumbonas y sombrillas que viene acompañado por unas impresionantes vistas al océano y también al parque de atracciones del famoso muelle de Santa Mónica. Cada habitación, primorosamente decorada de estilo mediterráneo, cuenta con una cama con dosel y numerosos guiños al mar. En el baño, alicatado hasta el techo con mármol de Calacatta, se encuentran la bañera de hidromasaje, la ducha y los artículos de tocador MALIN+GOETZ, además de un simpático patito de goma con el que compartir un delicioso baño de burbujas y un par de velas que se pueden, y se deben, encender. La habitación cuenta servicio de cafetera Nespresso y cápsulas de cortesía.

El decorador Michael S. Smith ha sido también el encargado de actualizar el restaurante Terraza Lounge, más informal y destinado a un servicio gastronómico que cubre desde el desayuno hasta la cena. El más elegante, Catch, solo abre para el servicio de cena. Y a pesar de que la cocina es espectacular en ambos espacios, el efecto wow viene servido con los impresionantes ventanales de suelo a techo desde los que divisar el mar y unas inolvidables puestas de sol.