El hotel de Tenerife que es un inmenso y moderno coral

Dormir en un coral cavernoso

No es necesario ser un entendido en arquitectura para darse cuenta de qué fue lo que inspiró al arquitecto tinerfeño Leonardo Omar a la hora de diseñar el magnífico Royal Hideaway Corales Suites. Y es que si algo rebosa en este hotel de lujo y de innovador diseño es su semejanza con el entorno local y la vida submarina. Las áreas comunes están inspiradas en la formación de los corales con un espectacular y cavernario vestíbulo que figura la puerta de entrada a ese mundo natural marino. Un diseño arriesgado que persigue un propósito: el de concienciar al viajero sobre la delicadeza de la belleza natural, la que ataña a los corales en particular y al mundo submarino en general.

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Una columna vertebral piscinera

Y si todos los hoteles cuentan historias, la del Royal Hideaway Corales Suites comenzó en 2018, año en el que fue inaugurado, arrancando así el primer capítulo de este hotel que alberga suites estilo apartamento tremendamente espaciosas, todas con vistas al mar desde unas terrazas tan privadas como privilegiadas, algunas de ellas con su propia piscina. De ahí que si bien el exterior es minimalista, el corazón del hotel es todo lo contrario; una piscina de agua salada climatizada que rivaliza con el mar o una firme apuesta por la cocina canaria engrandecen la oferta de ocio del hotel ubicado, además, a un paso de distancia del pueblo pesquero de La Caleta.

El Royal Hideaway Corales Suites es la propiedad familiar del complejo mientras que su gemela, el Royal Hideaway Corales Beach, está destinada a solo para adultos, y está ubicada justo al lado. Ambos están a cuatro minutos a pie de la playa de arena negra La Enramada y a 10 minutos también caminando del campo de golf Los Lagos. Y aunque su ubicación es excepcional, aventurarse para ir más allá de los bares y restaurantes de la orilla del mar requiere contar con un coche.

Opulencia minimalista

El acercamiento del blanco minimalista y los orígenes volcánicos que habitan en el cavernario vestíbulo continúa en las 114 suites, donde el modernismo más minimalista contrasta con una perspectiva de gris ceniza y azul océano. Y si uno de los mayores atractivos en este hotel es el diseño, el espacio pensado para el huésped no se queda corto. Todo lo contrario. Así se demuestra en las enormes suites de uno a tres dormitorios donde encontrar todo lo necesario (e incluso más) para el confort del huésped: ducha, bañera, cocina perfectamente equipada, televisores de última generación y, cama King size y hasta un comodísimo sofá en el salón. En el exterior la cosa suma y sigue con unas terrazas con vista al mar que suponen una extensión del interior. Muchas de ellas cuentan con piscinas privadas climatizadas y áreas de estar al aire libre que incluyen tumbonas y demás mobiliario desde donde divisar los primeros rayos de sol que se elevaban sobre las montañas de Adeje.

Y, por supuesto, Spa

Ubicado en la propiedad colindante, dentro del espacio solo adultos que representa el Royal Hideaway Corales Beach, el serpenteante camino hasta llegar a la zona de wellness y bienestar obtiene su recompensa tras acceder a la piscina de relajación, la baño de vapor o la sauna, todas ellas accesibles para mayores de 16 años, al igual que su menú de tratamientos corporales y de belleza para los que se utilizan los productos de la marca KAMA Ayurveda, originaria de la India.

Gastronomía con y sin estrella

La gastronomía es igualmente favorable en este hotel. El escenario central para el desayuno y la cena es un espacio al aire libre diseñado con gusto pero también con sentido común, de ahí que aunque se trate de un bufé, en ningún momento la percepción es de aglomeración y las esperas, gracias a su esmerado servicio, resultan livianas. Pero además de estas opciones, el hotel ofrece restaurantes temáticos como el italiano Il Bocconcino, el asiático San Hô o el asador contemporáneo Starfish, ubicado junto a la piscina y perfecto para un almuerzo con platos al grill. Todos ellos de una categoría superior a la que cabría esperar en un resort.

Al festival gastronómico, en abundancia y en calidad que ofrece el hotel, hay que sumarle la reciente incorporación de El Rincón de Juan Carlos, donde los canarios hermanos Padrón, Juan Carlos y Jonathan, cocinero y pastelero, afrontan junto a sus esposas en sala, María José y Raquel, nuevos retos gastronómicos en las entrañas del Royal Hideaway Corales Suites, pero a 40 metros de altura y con unas espectaculares vistas al mar.

Con una estrella Michelin desde 2016 y dos soles Repsol, e la cocina de Juan Carlos no hay juegos ni mucho menos disfraces. El hilo conductor jamás se desvía de una gastronomía de autor, lógica y fundamentada como así se demuestra en su menú de 14 pases y aproximadamente tres horas de disfrute. La empanadilla de lechuga de mar rellena de brandada de bacalao, caldo de porrusalda y caviar, el turrón de morcilla canaria con praliné de almendras o la sopa de cebolla, flan roto y trufa son buenos ejemplos de todo lo anterior. Sensatez y equilibrio para un cocinero que enamora el paladar del comensal con técnica y producto en mitad de un local tan cercano como cosmopolita. Aquí no hay nada impostado.