Hoteles con historia

Le Meurice, el hotel más parisino de París

Ubicado a las puertas de los Jardines de las Tullerías, el primer hotel con estatus de palacio en París lleva casi 200 años recibiendo a distinguidos huéspedes de todo el mundo. Le Meurice guarda un lugar especial, entre el refinamiento y la discreción, entre los once palacios de la capital.

Posicionado en la cima de la excelencia hotelera mundial, nadie puede negar que uno de los grandes ejemplos de la hotelería de lujo mundial continúa con éxito la gran tradición de la hospitalidad francesa. Asentado en la Rue Rivoli y acompañado por ilustres vecinos como Le Crillon o el mismísimo Ritz, por las puertas giratorias de Le Meurice ha pasado de todo, además de la Reina Victoria o Jay Z. Su interior rezuma esplendor imperial francés con techos altos, cornisas originales y suelos de mosaico. La reina Victoria se hospedó en 1855, aquí se casó Picasso, también vivió Salvador Dalí y para añadirle una mayor épica a su trayectoria Le Meurice también fue el primer hotel en París en ofrecer a sus huéspedes un teléfono.

 

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Y aunque como toda historia tiene dos caras, también Le Meurice presenta la más amarga, ya que el hotel fue la sede de la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial.

Y aunque el último capítulo está, seguro, lejos aún de ser escrito, tras las dos renovaciones de Philippe Starck, la más reciente en 2016, el esplendor del hotel presenta un nuevo brillo compuesto por numerosas piezas modernas, como el espejo surrealista de la entrada que cada día escribe una nueva historia o los sillones de vinilo decorados con camafeos al estilo del siglo XVIII.

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Le Meurice. Un histórico vecindario

Foto: Le Meurice

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Un histórico vecindario

La espléndida fachada Haussmann del hotel se asoma a los Jardines de las Tullerías con una vista panorámica que abarca, codiciosa, desde el Louvre, ubicado a diez minutos a pie, hasta la Torre Eiffel. De ahí que desde muchas de sus habitaciones se obtengan, muy posiblemente, las mejores vistas de todo París. La Rue Saint-Honoré, así como un laberinto de tiendas y pequeños restaurantes, está a la vuelta de la esquina. Es el triángulo de oro de la ciudad.

Le Meurice

Foto: Le Meurice

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Del siglo XIX al XXI

Y como tal se presenta Le Meurice, al que se accede a través de su legendaria puerta giratoria flanqueada por un portero vestido comme il faut. A 180 grados de recorrido se alza, imponente, un espacio refinado de lujo y discreción. En el interior de sus históricos muros la grandeza ornamentada propia del edificio del siglo XIX marida a la perfección con el siglo XXI sin necesidad de ninguna clase de filtro de Instagram.

Le Meurice. Dormir como una reina

Foto: Le Meurice

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Dormir como una reina

Sus 167 habitaciones y suites fueron recientemente renovadas a principios de 2019 por los jóvenes diseñadores Margaux Lally y Luc Berger, de Lally & Berger, y lo hicieron al estilo de Versalles, aunque suavizado, con sillones de estilo Luis XVI, molduras de pared ornamentadas y grandes textiles de seda. La pareja introdujo la luz en tonos blancos en las paredes adornadas con motivos dorados. Y a pesar de que puede parecer excesivo, en la práctica todo funciona, sobre todo si la habitación resulta ser una de las suites de la sexta planta, donde el nivel de tecnología está sutilmente presente con persianas automáticas o puertos USB en mesillas y escritorios.

Le Meurice. Fantasía en la habitación

Foto: Le Meurice

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Fantasía en la habitación

Pero si las habitaciones son sorprendentes, los baños son ya pura fantasía. Alicatados con mármol italiano Arabescato cuentan, en su mayoría, con enormes bañeras, amplias duchas y una ropa de baño tan mullida que podría servir de moqueta. Los amenities, todos de un solo uso y en abundancia, están diseñados y personalizados con el nombre del hotel. Faltaría más.

Le Meurice. Con todo París a los pies

Foto: Le Meurice

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Con todo París a los pies

Y a pesar de que todas las habitaciones reflejan el espíritu del siglo XVIII que gobierna la planta baja, la joya de este palacio es la suite Belle Etoile, ubicada en el séptimo piso y que también acaba de ser sometida a una renovación. A ella se accede a través de un ascensor privado y, entre todas sus lindezas, destaca por su fabulosa terraza con vista de 360 ​​grados de París. Es realmente complicado pedir más.

Le Meurice. Dalí

Foto: Le Meurice

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Dalí, Philippe Strack...

Larga es la trayectoria histórica y artística de este hotel desde que fuera creado por Charles Meurice en 1855. Marcada particularmente por los años en los que Dalí residió aquí (tenía una suite a su nombre durante todo el año), el artista de Figueres sigue bien presente en este palacio donde gracias a la renovación de Philippe Starck su figura ha vuelto a cobrar vida. Si es que alguna vez se fue.

En un interior fabulosamente discordante, son los espacios comunes de la planta baja los que rezuman esplendor imperial francés aunque la mano de Philippe Starck y de su hija, Ara Starck, ayuda a seguir forjando carácter al establecimiento. Él porta la fama, pero ella es la autora del monumental fresco contemporáneo suspendido a una altura que asombra sobre el restaurante Le Dali, donde durante la mañana se sirven los desayunos que incluyen la famosa bollería de Cédric Grolet.

Le Meurice. ... y Alain Ducasse

Foto: Le Meurice

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... y Alain Ducasse

La fantasía decorativa cobra todo su esplendor cuando se trata del restaurante dos estrellas Michelin que Alain Ducasse también gestiona en el interior de Le Meurice. Inspirado por el Salon de la Paix de Versailles, aquí gobierna la cocina, pero también la majestuosidad: espejos antiguos, candelabros de cristal, bronces, mármoles y frescos.

Le Meurice. ¡A brindar!

Foto: Le Meurice

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¡A brindar!

Con un aire de club británico en pleno corazón de París, el Bar de Le Meurice es uno de los más famosos de la ciudad, sobre todo, y tiene mérito, entre el público local. Mucho ha contribuido a ello su fabuloso menú con numerosas referencias de champagne e infinitos cócteles, pero también su carpintería Belle Époque y su acogedor ambiente entre lúgubre, elegante y, sobre todo, inesperado.

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