La clave está en la especialización
Altaïr ha celebrado su cuarenta aniversario en el año de la pandemia. Cuarenta años: cuesta menos decirlo que vivirlos. Detrás de esta librería, la más grande de Europa especializada en viajes, está Pep Bernardes, uno de esos tipos imbatibles que, a pesar de haberlas visto de todos los colores, siguen para adelante con empeño. Cuarenta años: muchos para alguien que más de una vez ha confesado que, en realidad, nunca quiso tener una librería, ni tener nada que ver con los viajes; pero que, al fin, se encontró ahí, porque los viajes y los libros le permitían -le permiten aún- tratar de buscar respuestas a las preguntas que se encontraba por el camino.
La librería Altaïr es un buen ejemplo de librería especializada. Entrar en ella supone una inmersión en el mundo. Son cerca de mil metros cuadrados por los que avanzar entre libros de todo tipo -desde novelas, a poesía, crónicas, novelas gráficas, ensayo-, guías y mapas, organizados por continentes, países y ciudades, según se avanza por sus anaqueles.
Muy cerca de Altaïr, en el Eixample barcelonés, está la recién llegada alOna Llibres, que, además, ha abierto puertas frente a Laie, una de las librerías míticas de la ciudad, también en la cuarentena. Ona Llibres apuesta por un fondo especializado en literatura escrita o traducida en catalán. Un fondo cuidado al máximo junto a obras de arte: una litografía de Damien Hirst, una carta manuscrita de Bob Dylan, una fotografía de Maria Friberg... Hay un espacio de joyas bibliográficas, una sección de infantil que más que sección diríase anexo de librería y una estupenda sala para presentaciones y otros eventos. Pasear por ella es un lujo para los sentidos que comienza con la instalación de Alicia Martín en la puerta: un remolino de libros del que nadie quiere ser rescatado.
Entre las de superficie más pequeña, hay otras librerías especializadas, como Lata Peinada, en el Raval (y ahora también con sede en Madrid recién inaugurada), o la Llama Store, especializada en humor, o la Jaimes, la librería francesa de Barcelona. Grandes o pequeñas, pero en definitiva especializadas, ese es un fenómeno imparable, sobre todo, porque no hay algoritmo que pueda recomendar un título para alguien interesado en bucear en una extensa bibliografía con miles de referencias. Ya lo dijo en alguna entrevista Alberto Menguel, Premio Formentor en 2017, que las buenas librerías son aquellas en las que el librero conoce todos los títulos, o algo parecido: ese sí es un buen algoritmo.
En Madrid hay muchas otras librerías especializadas. A Punto, en la calle Hortaleza, en Chueca, es un buen ejemplo. Más que una librería, se trata de un espacio dedicado a la cultura de la cocina de más de 400 metros cuadrados, con tienda, escuela donde imparten cursos y talleres y un fondo de títulos dedicados a la gastronomía que haría las delicias de Jean Anthelme Brillat-Savarin. Otra referencia madrileña indispensable en cuanto a librerías especializadas es la librería Ocho y Medio (Calle de Martín de los Heros, 11)
Foto: José Alejandro Adamuz
7 / 9
Libros clandestinos
Los que tuvieron la suerte de tratarle, cuentan que a Michael Seidenberg le gustaba hablar, que se podía estar horas y que alrededor de él orbitaban los personajes más peculiares del Upper West Side. No se sabe muy bien cómo, eso forma parte de la leyenda urbana, pero en algún momento decidió montar una librería en su propio apartamento. La BrazenHead Books era un lugar repleto de libros que formaban columnas imposibles por todos lados. También había alguna que otra botella de whisky, ceniceros y sillas repartidas por donde hiciera falta para que la gente se pudiera sentar. Hasta él solo se podía llegar si algún otro iniciado facilitaba antes las coordenadas necesarias para encontrarle. Desafortunadamente, Michael Seidenberg murió en julio de 2019 y con su muerte, el apartamento cerró. Pero marcó el camino.
En Ciudad de México se encuentra alguien a la par que el bohemio de Manhattan. Se trata de Max Ramos, un librero que se hizo a sí mismo, que comenzó mostrando su género en el infinito metro de la ciudad y que hoy tiene algunas de las librerías de viejo más interesantes de la capital mexicana. Todas son de paso, como para entrar y rebuscar libros de todo tipo. Todas, menos el Burro Culto, a la cual sólo se puede llegar tras cita previa. Si se llega primero a la Jorge Cuesta, tal vez uno pueda salir de allí con un número de teléfono: es la llave que abre un mundo barroco de libros. Los hay especiales, ediciones difíciles de encontrar, ejemplares dedicados que formaron parte de alguna biblioteca personal… A la cita previa, siempre acude él o algún colaborador de confianza, atendiendo desde la distancia pero atentos a la deriva del curioso lector.
Las librerías espectáculo: "The Show Must Go On"
En la línea de lo que han hecho algunas bibliotecas que apostaron por lo más espectacular de la arquitectura contemporánea para hacerse un lugar en las ciudades, algunas librerías han recurrido al mismo criterio arquitectónico para posicionarse en el mundo global. Una respuesta física y tangible al poder del algoritmo. La primera fue Ateneo Grand Splendid, en Buenos Aires. En el año 2000, la popular cadena de librerías abrió el local del ex teatro Grand Splendid tras adecuarlo para su uso comercial. Rápidamente logró situarse como una de las librerías más bellas del mundo, con lo que se aseguró la fama y un lugar en el mapa del turismo internacional. De hecho, la librería está reseñada incluso en la página oficial de turismo de la ciudad de Buenos Aires.
Una década más tarde, la librería Selexyz Dominicanen de Maastricht no se quedó atrás. Esta librería, perteneciente a la famosa cadena de librerías Selexyz, ocupó lo que fue una antigua iglesia del S. XIII. El diseño de Merkx + Girod conservó todos los elementos arquitectónicos originales e introdujo una solución multinivel consistente en una gran estantería de acero negro de tres pisos por las que transita el cliente. En el coro antiguo, una cafetería, y para cuando alguien se canse de ver los lomos de los libros, que mire hacia arriba, allí le esperan los frescos del techo restaurados. En cierta forma, es como la sede de la Central del Raval, que ocupa el espacio de la antigua Capilla de la Misericordia, pero llevado al grado superlativo.
En la alineación de librerías más espectaculares del mundo caben establecimientos como la librería Ler Devagar, en el espacio urbano XL Factory, de Lisboa, donde se conserva entre libros la antigua imprenta industrial que hubo en el lugar. También está en los principales listados la Acqua Alta, en Venecia, que convirtió la decadencia en deseo instagrameable y, últimamente, no paran de llegar librerías chinas tan impresionantes como la futurista Dujiangyan Zhongshuge (en la imagen). Es cierto que muchos irán a por su selfie, pero esos viajeros ayudarán a que otros puedan encontrar los libros más deseados.