Exposiciones para un viaje

El Louvre resucita la naturaleza muerta de la pintura

La singular muestra «Las cosas» repasa en el museo parisino la historia de este género pictórico, presente en el arte desde la Antigüedad.

La naturaleza muerta en la pintura recupera los honores en una original exposición organizada por el Louvre parisino, 70 años después de otra gran retrospectiva de igual temática que acogió el Museo de la Orangerie en 1952. Concebida por la prestigiosa historiadora del arte francesa Laurence Bertrand Dorléac, la muestra, de título «Las cosas. Una historia de la naturaleza muerta», realiza una completa revisión de este género artístico, considerado menor durante mucho tiempo, y cuyo nombre otorgado en la Francia del siglo XVII nunca ha acabado de convencer. Programada hasta el 23 de enero del 2023, es una oportunidad única de ver reunidas 170 obras, desde el arte egipcio a las vanguardias del siglo XXI. 

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«Bodegón con sandías y manzanas en un paisaje» (1771), Luis Melendez. Exposición «Les choses. Une histoire de la nature morte» en el Louvre de París. Foto: Museo Nacional del Prado.

Bodegones en el arte

La exposición «Les choses. Une histoire de la nature morte» reúne 170 obras prestadas por 70 de las más prestigiosas instituciones y colecciones privadas. Como antesala despliega bajo la Pirámide del Louvre el monumental montaje del artista camerunés Barthélémy Toguo, El pilar de los migrantes desaparecidos. El itinerario por la exhibición en las salas del museo se articula en torno a tres épocas: la Antigüedad, los siglos XVI y XVII, y del XX al XXI, estructurado con quince subdivisiones cronológicas y obras representativas de diversos soportes (pintura, escultura, fotografía, cine, videoarte...) que dialogan entre sí, más allá del tiempo y la geografía.

Exposición «Les choses. Une histoire de la nature morte» en el Museo del Louvre de París. Foto vía Facebook del museo.

El menú del Louvre

Expandiendo los límites cronológicos y geográficos, la exposición del Louvre abre ventanas a otras culturas que también representaban las cosas simples con gran majestuosidad, abarcando desde el siglo VI hasta el XXI. Plasma el género de la naturaleza muerta, pero con la perspectiva de un diálogo entre artistas del pasado y del presente, mostrando la renovación estética. Así la muestra permite comparar la visión de la naturaleza desde la Antigüedad, pasando por los asombrosos arreglos de Arcimboldo o cuadros clásicos de Zurbarán o Manet, u otros modernos de Clara Peeters, Louise Moillon, Chardin, Chirico, Miró, Dalí, Nan Goldin y muchos otros.

«Fuente con cerezas, ciruelas y melón» (1633), Louise Moillon. «Les coses. Une histoire de la nature morte». Museo del Louvre de París. Foto: RMN - Grand Palacios (Musée du Louvre) / Michel Urtado.

El arte de lo sencillo

Para el arte, una naturaleza muerta o bodegón es un arreglo de objetos inanimados. Sin embargo, y a pesar de su nombre, esta representación ha sido un género vivo a lo largo de la historia. La disposición de elementos, bien sea simplemente colocados a gusto del autor o con un simbolismo intencionado, muestra objetos orgánicos como frutas y flores o animales (inertes), combinados con artículos cotidianos como cristalerías y textiles. Si en el pasado los bodegones eran representaciones sencillas, a veces centradas en la belleza natural por ejemplo de las flores, pasaron luego a incorporar elementos simbólicos como la muerte, el paso del tiempo o la vanidad. La novedad viene con el arte contemporáneo, cuando a menudo representan inquietudes actuales, desde los desafíos ecológicos a los nuevos derechos de los animales o de la naturaleza, con los bosques en particular.

Estela funeraria «Senousret, chef du trésor» (1970 a.C.). Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo del Louvre. Foto: Musée du Louvre / RMN Grand Palais / Christian Décamps.

Una Antigüedad muy viva

Las representaciones de naturaleza muerta más antiguas que se conocen fueron creadas por los egipcios en el siglo XV a.C. Estos elementos cotidianos y de la naturaleza aparecen, por ejemplo, en estelas funerarias donde se representan alimentos, cultivos, pescados o carnes para acompañar al fallecido en su viaje a la eternidad. Se comprueba, por ejemplo, en la Estela funeraria de Senousret, mostrada en la exposición. Los antiguos griegos y romanos también crearon representaciones similares de objetos inanimados. Si bien solían reservar estos motivos para frescos y mosaicos, como el Memento more hallado en Nápoles, que también se puede contemplar en París, lo usaban también para decorar objetos de vidrio o cerámica.

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«Seis conchas sobre una mesa de piedra» (1696), Adriaen S. Coorte. Departamento de pinturas del Museo del Louvre. RMN Grand Palais / Musée du louvre) / Michel Urtado.

Simbolismo filosófico

El orden cronológico en la exposición del Louvre continúa con las representaciones de este género durante la Edad Media. En aquellos años, los artistas adaptaron la naturaleza muerta con fines religiosos y filosóficos. Además de incorporar arreglos con escenas bíblicas, también los utilizaron para decorar manuscritos ilustrados. Objetos como monedas, conchas marinas y cuencos con fruta aparecen frecuentemente, como en el cuadro Seis conchas sobre una mesa de piedra, presente en la muestra.

«El otoño» (1573), Giuseppe Arcimboldo. Departamento de pinturas del Museo del Louvre / RMN Grand Palais (Musée du Louvre) / Franck Raux.

Bodegones florales

Los artistas del Renacimiento popularizaron la iconografía de bodegones con múltiples pinturas de flores. Típicamente, estas piezas presentan plantas coloridas en un solo jarrón o ramo, en su mejor momento de florecimiento. Estas obras, creadas con fines decorativos, alcanzaron su máxima popularidad a principios del siglo XVII, cuando los artistas renacentistas se interesaron cada vez más por un enfoque realista de los objetos.

«Vanidad. Naturaleza muerta» (siglo XVII), Sébastien Bonnecroy. Exposición «Les choses. Une historie de la nature morte» en el Louvre. Cesión: Musée des Beaux Arts Strasbourg. Foto: M. Bertola.

Tempus fugit

Algunos artistas neerlandeses de la Edad de Oro dieron una vuelta más de tuerca llevando el interés por el detallado arte floral a un subgénero llamado 'varitas', vinculado al paso de tiempo, «para recordar la inevitable muerte». Sus pinturas a menudo combinan flores con objetos como cráneos humanos, velas o relojes de arena volcados para mostrar el paso del tiempo y lo fugaz de la vida. También podían incluir otros símbolos como instrumentos musicales o libros para recordarnos la vanidad de los placeres y bienes mundanos.

«La vela rosa» (1908), Henri Rousseau. Exposición «Les choses. Une histoire de la nature morte» en el Louvre. Cesión de The Phillips Collection. Washington D.C.

El color llegó con el impresionismo

La naturaleza muerta fue muy popular en muchas vertientes del arte moderno. Uno de los impulsores del impresionismo, Édouard Manet, afirmaba que para él «la naturaleza muerta es el referente de la pintura». El pintor siempre mostró gran interés por lo inanimado, que compartió con otras figuras de aquellos años, como Paul Cézanne o Rousseau. Y mientras artistas como Pierre-Auguste Renoir incursionaron en el género, el estilo entró en un apogeo con el posimpresionimo, cuando Vincent Van Gogh convirtió sus jarrones con girasoles en protagonistas y Cézanne pintó su serie de bodegones con manzanas, botellas de vino y jarras de agua.

«Burlesque» (2008), Glenn Brown. Colección Pinault de París. Foto: Prudence Cuming Associates Ltd. / Cortesía Gagosian Gallery. Glenn Brown / Pinault Collection.

Más allá de la realidad

Posteriormente, a maestros cubistas como Pablo Picasso o Georges Braque, o el pionero del Pop Art Roy Lichtenstein, también les gustaba representar inertes objetos cotidianos, desde platos con frutas a innovaciones tecnológicas. Los artistas más actuales han dado un giro contemporáneo a la tradición atemporal de pintar bodegones con alimentos y objetos actuales en un estilo hiperrealista o, rebasando todos los límites posibles, demostrando que los objetos más mundanos pueden convertirse en obras maestras.

«Fleurs» o «Grand bouquet au vase noir et fond bleu» (1929), Séraphine de Senlis. Colección privada. Foto: Jean Alex Brunelle.

Y un cierre de homenaje

El último gran evento en torno a este género pictórico, «Naturaleza muerta desde la antigüedad hasta el siglo XX», fue organizado en 1952 en el Museo de l'Orangerie de París, con Charles Sterling, conservador del Louvre, como comisario de la exposición. La muestra que ahora presenta el Louvre incluye un homenaje a este gran historiador del arte. Sin embargo, no se trata de un remake, sino de una ampliación con una visión y mentalidad más contemporáneas. Así, «Les coses. Une historie de la Nature norte», integra técnicas y perspectivas de representación renovadas, no solo en la escultura y la pintura, abarcando también la literatura, la poesía, la filosofía, la arqueología, la antropología, la ciencia o la ecología.

La exposición de la semana

«Las cosas. Una historia de la naturaleza muerta»

  1. ¿Dónde?
    Museo del Louvre
    Rue du Rivoli.
    75001 París (Francia)

  2. Fechas y horario.
    La muestra puede visitarse hasta el 23 de enero de 2023. El museo abre lunes, miércoles, jueves y fines de semana, de 9 h a 18 h; viernes, hasta las 21,45 h. Martes cerrado.

  3. Precio
    Entrada general diaria: 15 euros; 17 euros a través de internet para evitar colas. Menores de 18 años y hasta 26 con documento de la Unión Europea, acceso gratuito. Consultar en la web el listado de otros descuentos.