La Luna está ahí arriba desde los albores de la Humanidad, y, como otros elementos naturales (el Sol, las constelaciones…), ha ayudado a todas las civilizaciones a medir el paso del tiempo. Con los años y el avance de la relojería, el satélite terrestre se coló en las esferas de los relojes modernos en forma de disco que muestra su ciclo de 29 días, 12 horas, 44 minutos y 3 segundos de duración, y la luna nueva, creciente, menguante o llena.
La complicación (función relojera que va más allá de dar la hora, los minutos y los segundos) es una de las más poéticas, y los mejores fabricantes la incluyen, sobre todo, en sus modelos de mujer. El colmo de la femineidad en un reloj suele ser que luzca una esfera de madreperla o de nácar, diamantes en su bisel y alrededores y la imagen de la Luna. Pero hay muchas maneras de representar al astro nocturno, y estas novedades de 2019 son solo algunas de ellas: