Receta de una foto

Magia en la Cascada Kjosfossen de Noruega

Un foto-relato donde el agua en movimiento y la mitología escandinava son los protagonistas.

Hay paisajes hipnóticos que atraen a la cámara como un imán, donde resulta imposible no hacer el gesto de tomar una fotografía. La cascada Noruega de Kjosfossen guarda además otras sorpresas; cuando el tren de Flam se detiene bajo su colosal espectáculo, una misteriosa figura se descubre llenando el encuadre de interrogantes. De la nada, igual que en un hechizo, ha surgido una Huldra, las ninfas del bosque en la mitología escandinava.

Sus cánticos resultan amplificados por los altavoces del apeadero, con un lamento conmovedor que atrapa el corazón del fotógrafo ya dispuesto a correr hacia ella. Pero alguien le previene. ¡Cuidado! Las huldras utilizan a quien acude a su llamada para satisfacer su insaciable apetito carnal, y se dice que tal será el placer del desdichado que, obsesionado, volverá para repetir una y otra vez el encuentro, hasta que el flujo de su energía se corte (una mala tarde la tiene cualquiera). Entonces ella, como una mantis religiosa, lo matará para reemplazarlo.

Cascada Kjosfossen

Foto: Gonzalo Azumendi

Cascada Kjosfossen

El fotógrafo ve en ello una lección aplicable a su actividad y entiende que para que su creatividad nunca muera, no debe repetir una y otra vez esquemas y fotos seguras y exitosas. A él siempre le ha gustado fotografiar fiel a la célebre frase de Cappa:

Si una foto no es suficientemente buena es porque no estabas suficientemente cerca

Es decir, su brío le pide lanzarse con el angular calado, dispuesto al cuerpo a cuerpo, y no desde la distancia de un teleobjetivo por comodidad o temor. Pero tampoco es cuestión de interponerse entre el público y la escena o alejarse y que el tren se escape, por lo que renuncia a su angular e instala su zoom de largo alcance y protector antihuldras. Y así lo afronta, desde la distancia, como Ulises atado al mástil de su barco, escuchando el canto de las sirenas, sin poder alcanzar ese valhalla en el que la ninfa le espera, con todos los misterios que la cascada esconde. Quién sabe si el Santo Grial no está oculto tras esa gigantesca cortina de agua, un telón de fondo natural que es el mismo paisaje de Noruega, mitológico, autentico y ancestral.

Contemplada desde el visor de la cámara, la conexión entre la mujer y la cascada resulta sobrenatural, y el fotógrafo -concentrado en su encuadre-, entra en ese mundo de ensoñación, descubriendo universos que los pasajeros que le rodean quizás no ven. Porque sentir desde la fotografía es algo especial, y aunque alguien dirá que separa de las vivencias del viaje, también es cierto que la cámara otorga superpoderes a quien la abraza: como un tercer ojo, empuja al descubrimiento constante, permite soñar historias, asociar situaciones e incluso es capaz de evocar a Moisés conteniendo el mar para salvar a su pueblo del faraón. ¿Cómo lo hizo Moisés? o ¿cómo las brujas noruegas capaces de detener el tiempo pueden paralizar esa catarsis de agua que se desploma? La fotografía hace magia y milagros con la cámara, un equivalente a la varita de un hada o al prodigioso bastón de Moisés. Porque con ella es posible congelar las aguas y frenar el mundo en un segundo. Igual que un druida, el fotógrafo conoce bien las fórmulas, como disparar a una velocidad superior a 1/250 para que en el instante preciso se produzca la alquimia y la foto quede para siempre.

No se limita a algo técnico, ni el mismo fotógrafo recuerda si fue realidad o ficción lo allí vivido, siempre empeñado en su continua búsqueda de la foto única. Como ese Santo Grial inalcanzable, quizás escondido tras una densa cortina de agua imposible de atravesar.

Ingredientes

  • Zoom 24-105 mm en 105, 1/320, F8, ISO 100
  • Una velocidad alta congela el agua de la cascada de una forma realista.
  • Una velocidad lenta (a partir de 1/4 de segundo) creará el llamado “efecto seda “, más pictórico y efectista.

Elaboración

El agua en una cascada, igual que el fuego, es una visión que atrapa. Por eso -y por su fuerza-, resulta una fotografía evidente que, con los recursos ya descritos u otros diferentes, nadie dejará de hacer, aunque sea muy parecida a las demás.

Pero más allá de esos lugares comunes, el fotógrafo solo capta lo que para él es interesante. Su mirada dirige la del espectador con un encuadre ya seleccionado. En este caso, no se sabe si hay un monte o arboles alrededor, su altura ni lo que ocurre realmente cuando un elemento extraño se incorpora. Además, en una imagen sencilla como esta, el pie de foto añadirá información, o como en este caso un texto más amplio apoyará ese esfuerzo, creando nuevas interpretaciones y lecturas. Un juego donde siempre es importante partir de una foto sugerente. Be water my friend.

Retoque y emplatado

  1. Ajustar blancos y negros en el archivo raw.
  2. Aumentar Claridad y Borrar neblina para destacar el agua.
  3. Seleccionar con lazos las zonas luminosas y aplicar contraste.
  4. Añadir intensidad para que sobresalgan las diferentes tonalidades del agua.