Cabañas sencillas, habitaciones flotantes y resorts de ensueño en los atolones. ¿Quién no ha soñado alguna vez en esta imagen de postal? Bien lejos de lo que nadie hubiera podido imaginar en los años 60, cuando en Maldivas no había electricidad, este conjunto de islas ha pasado a ser un destino soñado por muchos. Todo empezó en los 70, cuando un grupo de italianos se alojó en cabañas elaboradas con hojas de palmera, en lo que sería el primer hotel de Maldivas: el Kurumba. Por aquel entonces no había lujo, pero 50 años más tarde, el millón y medio de turistas anuales que aterrizan en el país más pequeño de Asia busca tranquilidad y placer. Este impresionante crecimiento turístico ha hecho que la necesidad de preservar el entorno sea un indispensable, y una tarea que resorts como Gili Lankanfushi llevan a otro nivel.