Receta de una foto

Memorias de Naoshima y de su calabaza de arte

Este relato fotográfico es un homenaje a la obra de Yayoi Kusama, que hipnotizó al viajero entre 1994 y 2021, cuando se retiró tras sufrir daños en un tifón.

Érase una vez una isla perdida en el lejano mar de Seto en Japón. Sin apenas recursos y abocada al abandono, hace 35 años comenzó su renacimiento con la construcción de vanguardistas museos, instalaciones artísticas y esculturas repartidas por su pequeño territorio. Una de ellas, la calabaza gigante de la artista Yayoi Kusama, se ha convertido en el icono más representativo de Naoshima, conocida ahora como la isla del arte mundialmente. Hoy día sus 3000 habitantes reciben más de medio millón de visitantes al año, como respuesta a esta iniciativa.

Gonzalo Azumendi

Foto: Gonzalo Azumendi

Gonzalo Azumendi

El fotógrafo desembarca dispuesto a retratar la magnífica cucurbitácea que imagina, le aguarda reluciente. Pero al llegar, se da de bruces con la realidad. En ese día nublado, la calabaza solitaria ofrece una escena simple y de escasa emoción, como una carroza cenicienta. El fotógrafo se queda parado. Si no fuese consciente de ese compromiso total con su oficio, haría algunos disparos y se iría, pero su pasión fotografiando es tan vigorosa que se lo impide, es algo innegociable que siente como una misión que cumplir. Su labor es estar allí hasta conseguir una foto, su foto. Esa es su fortaleza, siempre ha sido así, y la calabaza desnuda se presenta igual que los problemas de la vida, como algo que hay que afrontar y resolver. Tiene que conectar con ella, y a pesar del poco tiempo del que dispone, espera con ánimo, porque en fotografía la tenacidad es clave. Esa misma paciencia que exhibe la Cenicienta ante las adversidades hasta alcanzar un sueño.

Inmortaliza la escena creando un nuevo universo, propio y humilde, para contar una historia que no existía.

Y, como en los cuentos de hadas, el milagro sucede. Sin saber de dónde, aparece la mujer pantera envuelta en esa piel moteada de amarillos y negros, en sintonía primitiva y salvaje con la calabaza gigante. De espaldas, su presencia es tan fuerte y sugerente, que el fotógrafo no necesita mostrar su cara, prefiere que el misterio sume. Ha interiorizado el lema de Naoshima: “usa lo que existe para crear”.

Sin duda ella ama el arte, y cuando siente que la cámara le espía, comprende el juego dispuesta a tomar parte. Posa contemplando la audaz creación y sus manos se abren igual que garras de leopardo, como las de Cenicienta en estado de shock descubriendo su sueño convertido en calabaza. Es su posición ante la obra de arte, una representación psicológica de la visión del fotógrafo, que en el momento en el que escultura, persona y cámara se alinean, inmortaliza la escena creando un nuevo universo, propio y humilde, para contar una historia que no existía.

Hoy resulta imposible imaginar esta plataforma antes anónima sin la obra de Kusama, que congrega ahora a gente de todo el mundo. Porque el arte da, reúne y regala emociones, y el fotógrafo, con ese mismo veneno, no puede elegir y se entrega a ese delirio, a veces puro tormento, buscando siempre su escalera al cielo.

Tiene poco sentido usar la cámara como si fuese un escáner, sin hacer el esfuerzo de aportar algo nuevo.

Crear la imagen ha sido una nueva relación fotográfica efímera, rápida… Ella se va, mientras ríe divertida entre reverencias orientales, que el fotógrafo interpreta como un sayonara, baby. No importa, está más que acostumbrado a que le den calabazas y se vuelve a quedar solo a la espera de otra Cenicienta que le inspire para un cuento nuevo. Y, como prueba del instante vivido, siempre existirá esa foto tomada en el momento preciso, cuando todo encaja, igual que el zapato de cristal en el pie exacto tras miles de intentos. Un premio al tesón y la paciencia.

Ingredientes

  • Punto de vista: Desde un ángulo bajo, los motivos destacan contra el cielo eliminando confusión.
  • El contrapicado: No muy acentuado, añade grandeza y poder a la escena.
  • Zoom 24-70 en 24 mm, 1/125, F10, ISO 400

Elaboración

Cuando en la imagen aparecen obras de arte, cuadros, murales callejeros o vallas publicitarias, los resultados pueden resultar tan espectaculares como engañosos, pues habitualmente el peso creativo pertenece a la obra. Tiene poco sentido usar la cámara como si fuese un escáner, sin hacer el esfuerzo de aportar algo nuevo. El reto para no conformarse con fotografiar lo evidente, será divertirse componiendo una escena original. Entre las múltiples estrategias, el fotógrafo desarrollará la habilidad de actuar como director de un cortometraje que se compone de una sola imagen, y que cuando acabe, el concepto desaparecerá para siempre. Por eso la figura de la chica, o lo que allí surja, son tan importantes como la propia escultura en la búsqueda de crear algo diferente.

Retoque y emplatado

  1. Ajustar blancos y negros del archivo raw.
  2. Recuperar luces con herramienta Iluminación para resaltar las nubes.
  3. Con Selección de Color, potenciar los tonos naranjas y ocres además de los azules para crear un contraste armonioso.
  4. Contrastar para que los negros adquieran más fuerza.
  5. Un ligero viñeteado crea una atmósfera más onírica.