Cuando despertó, Mona Lisa todavía estaba allí, en su sala del Louvre y sin mascarilla, como de costumbre. Si antes de la pandemia de COVID-19 la obra de Leonardo da Vinci se había convertido en símbolo del turismo de masas, con grupos ingentes de visitantes que se arremolinaban alrededor del cuadro más famoso del mundo para hacer fotos y selfies, con las nuevas medidas de seguridad con las que el museo abre de nuevo se convierte en metáfora de la nueva normalidad: distancia social e higiene constante.

El Louvre postCovid
Después de tres meses y tres semanas de cierre, el Louvre volverá a abrir el 6 de julio. Así lo indica un anuncio en su web, que especifica que todos los visitantes deben reservar un horario y usar una máscara en el museo. Como ha ocurrido en todos los museos del mundo, la crisis sanitaria ha obligado al Louvre a adaptarse a las nuevas circunstancias. Básicamente, un nuevo itinerario en sentido único y reducido al 70% de sus espacios expositivos. por supuesto, no faltarán los iconos como la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia. Eso es lo que se encontrarán los visitantes del museo más grande del mundo a partir de la próxima semana.
A cambio, la experiencia va a ser totalmente excepcional: las multitudes habituales anteriores a la pandemia desaparecen, con lo que el encuentro con la Mona Lisa será casi en intimidad. El visitante encontrará las rutas de visita señalizadas y delimitadas por barreras, sin posibilidad de marcha atrás para evitar el cruce de flujos. Especialmente, en la galería Apollo y en el salón de Mona Lisa, donde se impone una única dirección de entrada y de salida. Como parte de las medidas de seguridad que se han implementado, el Louvre cambia sus condiciones de entrada, siendo obligatorio a partir de ahora reservar horario y su compra a través de la página web.