La fiebre por los relojes vintage ha llevado a las marcas del gremio a resucitar algunos de sus modelos históricos y los diseñadores de las firmas más longevas están tirando de patrimonio para inspirarse a la hora de componer nuevas esferas. Por eso guardan su historia como oro en paño. Quien más, quien menos expone esos tesoros, ya sea en su propia sede, como Piaget y Chopard, o en un pequeño o gran museo ad hoc.
A los de Patek Philippe, Girard-Perregaux, Seiko y Longines se les sumarán en breve los de Audemars Piguet (que abrirá en 2020 en Le Brassus, Suiza) y Montblanc, en Hamburgo (Alemania). Y, además de los espacios propios que brindan las marcas a mayor gloria de su pasado, un montón de museos dedicados a la historia del reloj salpican la geografía suiza, como el Beyer Zurich Clock and Watch Museum, el Museo de relojes e instrumentos musicales mecánicos de Oberhofen o el Musée D’Horlogerie du Locle, en Le Locle.
Los hay para casi todos los gustos. Como muestra, estos botones: