Hace casi una década del inicio de las obras del conocido 'túnel del sol', un techo de 4 kilómetros capaz de alimentar parte del trayecto de alta velocidad entre Bruselas y Ámsterdam mediante energía solar. Originalmente, fue construido para proteger los bosques de la región, pero se convirtió en un punto de partida para el futuro del ferrocarril. También de los trenes turísticos.
Uno de estos es Byron Bay Train, un proyecto de éxito que sirve de ejemplo a otras iniciativas internacionales que trabajan para impulsar y mejorar el sistema fotovoltaico ferroviario.