Exposiciones para un viaje

Nueva York según Edward Hopper

La exposición que presenta el Museo Whitney de Arte Contemporáneo neoyorquino muestra la relación del pintor con esta ciudad.

La ciudad de Nueva York no solo fue el hogar durante décadas del pintor estadounidense Edward Hopper (1882-1967). También fue un tema recurrente a lo largo de toda la trayectoria del artista, como ha sabido plasmar la exposición «Edward Hopper's New York» que se programa en la actualidad en el Museo Whitney de Arte Contemporáneo de la ciudad. La muestra invita a un recorrido por la ciudad de la mano del pintor, a través de sus temáticas más famosas, desde la arquitectura a facetas más íntimas como la soledad. La exhibición, que podrá verse hasta el 5 de marzo de 2023, reúne 200 obras del propio fondo del Whitney –cuadros, acuarelas, bocetos, ilustraciones, dibujos, grabados y documentos personales–, además de cesiones de otras instituciones, destacando los materiales aportados por el Archivo Sanborn Hopper, recientemente adquirido por el museo.

Exposición «Edward Hopper's New York» en el Museo Whitney de Nueva York.

Nueva York se rinde a Hopper

La muestra «El Nueva York de Edward Hopper» ofrece una revisión de la obra de este artista, uno de los máximos representantes del Realismo americano, desde sus primeras impresiones que de joven plasmó en bocetos, grabados e ilustraciones, hasta sus últimas pinturas, en las que la ciudad sirvió como telón de fondo para su propia experiencia urbana. Se exhiben muchas de las imágenes icónicas de la ciudad de Hopper, así como obras menos conocidas, pero de importancia fundamental. El Whitney posee la mayor colección del pintor, con alrededor de 3100 trabajos. Además, la muestra añade abundante material complementario del Archivo Sanborn Hopper, desde correspondencia, a fotografías y diarios que, juntos, invitan a descubrir facetas más personales del pintor. Este archivo, con casi 5000 objetos y documentos, fue reunido por un vecino de Hopper, cuyos descendientes lo repartieron hace un lustro entre el Museo Whitney y la casa hoy museo de Edward Hopper en su ciudad natal, Nyack, situada unos 50 km al sur.

«Blackwell's Island« E.Hopper / Crystal Bridges Museum, Arkansas. © 2022 Josephine N. Hopper/Licensed by Artists Rights Society / Cesión Art Resource NY. Foto: Edward C. Robinson III.

Su ciudad del alma

«El Nueva York de Hopper» realiza sin salir de las salas del Museo Whitney un viaje a la época en la que la Gran Manzana fue el hogar y la inspiración para el pintor, quien se instaló en la urbe a los 26 años y ya se quedó el resto de su vida. Nueva York era una ciudad que existía en el mapa y también en su corazón. Hopper se inspiró con frecuencia en dos lugares por los que solía pasear: el centro de Nueva York, donde vivió y trabajó en el mismo apartamento en Washington Square desde 1913 hasta su muerte en 1967, y Cape Cod donde, a partir de 1934, mantuvo una segunda casa y estudio. En sus últimos años afirmó «Nueva York...es la ciudad americana que mejor conozco y que más me gusta». Al explorar los trabajos presentados en esta exposición se comprueba lo constante que fue la gran urbe en la obra de esta figura fundamental del arte moderno norteamericano.

«Autorretrato» (1925-30), E. Hooper/Whitney Museum of American Art, New York; © 2022 Heirs of Josephine N. Hopper/Licensed by Artists Rights Society (ARS), New York.

Un neoyorquino más

Nacido en 1882 en el pequeño pueblo de Nyack, a orillas del río Hudson, al sur del estado de Nueva York, Hopper conoció desde niño Manhattan durante las frecuentes visitas con su familia. Luego, tras terminar sus estudios, siguió visitando en ferry la ciudad para asistir a sus clases de arte. Finalmente, se mudó a la gran urbe en 1908, y allí vivió y trabajó en compañía de su esposa Josephine en una casa-estudio de Washington Square Park, en Greenwich Village, donde pasó de ser un prometedor ilustrador independiente a uno de los artistas más célebres del país.

«City Roofs», (1932), Edward Hopper / Whitney Museum of American Art, New York; Carol Franc Buck 2022.98. © 2022 Heirs of Josephine N. Hopper/Licensed by Artists Rights Society (ARS), N. York.

Su etapa madura

Nueva York fue el hogar de Hopper durante casi seis décadas (1908-1967), un período que abarca la etapa más madura de su carrera. A lo largo de ese tiempo, el pintor fue testigo del desarrollo urbanístico de la Gran Manzana: los rascacielos alcanzaron alturas sin precedentes, las obras de construcción rugieron en los cinco distritos y creció una población cada vez más multiétnica. A pesar de ello, las representaciones del Nueva York de Hopper permanecieron siempre a escala humana, e incluso a menudo despobladas.

Edward Hopper, «Manhattan Bridge Loop» (1928), Edward Hooper / Addison Gallery of American Art, Phillips Academy, Andover, MA. © 2022 Herederos de Josephine N. Hopper/Licencia: Artists Rights Society

La ciudad olvidada

En la exposición del Museo Whitney se comprueba que el artista, a pesar de su fascinación por la ciudad, siempre evitó los horizontes más icónicos y los lugares más turísticos, como el Puente de Brooklyn o el Empire State Building. En cambio, Hopper centró su atención en estructuras utilitarias olvidadas como fábricas o estaciones, y en rincones apartados, atraído por la colisión en una ciudad cambiante entre lo nuevo y lo viejo.

«The Sheridan Theatre», (1937), E. Hooper / Newark Museum of Art, NJ; Felix Fuld Bequest Fund. © 2022 Heirs of Josephine N. Hopper/Licensed: Artists Rights Society New York. Cesión: Art Resource.

El pintor de lo cotidiano

Edward Hopper fue siempre un agudo observador de lo cotidiano. Lo que veía y sentía supo transformarlo a través de su imaginación en auténticas obras de arte. Hombre reflexivo y solitario, estaba interesado en la relación del Yo espiritual con el mundo terrenal. Con el paso de los años, sus trabajos se centraron cada vez más en las realidades psicológicas de los protagonistas de sus cuadros.

«Sunlight on Brownstones» (1956), Edward Hooper /Wichita Art Museum, KS, Roland P. Murdock Collection. © 2022 Heirs of Josephine N. Hopper/Licensed by Artists Rights Society (ARS), New York.

Vida y arquitectura

A Hopper le gustaba dar caminatas por el vecindario y viajar en trenes elevados, perfeccionando así su comprensión del entorno y de las construcciones urbanas. Sin embargo, el Nueva York de sus cuadros no era un retrato exacto de una metrópolis del siglo veinte. En el transcurso de su vida, la ciudad experimentó enormes cambios, pero su representación de Nueva York seguía siendo a escala humana.

«Sunlight in a Cafeteria» (1958), E. Hooper /Yale University Art Gallery, New Haven; Stephen Carlton Clark, B.A. 1903. © 2022 Herederos de Josephine N. Hopper/Licencia Artists Rights Society (ARS), Ne

Personajes anónimos

Hopper dejó de lado el icónico skyline de la ciudad y sus sitios de referencia, y volcó su atención hacia lugares poco conocidos e incluso ignorados y pequeños espacios fuera de los trayectos más frecuentados. La exposición releva que sus cuadros eran una manifestación tanto del interior del propio Hopper como de la ciudad que lo rodeaba, a menudo plasmando sentimientos ocultos, como la soledad en una ciudad vibrante. El cuadro Luz del sol en una cafetería (1958), presente en la exhibición del museo Whitney, es ejemplo de ello. En él puede verse una mujer desconocida sentada sola en una cafetería, ensimismada en sus pensamientos. Este tema se repetiría en diversas ocasiones.

«Morning Sun» (1952), Edward Hooper / Columbus Museum of Art, Ohio: Museum Purchase, Howald Fund. © 2022 Heirs of Josephine N. Hopper/Licensed by Artists Rights Society (ARS), New York.

La soledad en la obra de Hopper

Las fachadas y edificios que aún pueblan la ciudad eran el fondo habitual en la obra de Hopper. Pero también las vistas a través de ventanas, que acompañan muchas escenas de soledad, principalmente de mujeres, tan significativas en su trayectoria artística. Con ellas el pintor quería transmitir la vida interior de personas ajenas, y puede que a través de ellas, también sus sentimientos. Morning Sun (1952), otro cuadro presente en la exposición neoyorquina es también ejemplo de ello. En él puede verse la versión joven de su esposa, sentada sobre la cama y abrazando sus piernas, bañada por una luz del amanecer que entra desde el exterior.

Exposición «Edward Hopper’s New York» en el Museo Whitney NY. De izquierda a derecha: «Two Comedians» (1966), «New York Movie» (1939); «Intermission» (1963). Foto: Ron Amstutz.

El museo del arte estadounidense

Situado entre High Line y el río Hudson, el edificio actual del Whitney Museum, diseñado por el arquitecto Renzo Piano e inaugurado en 2015, aumentó de forma significativa el espacio de exhibición del centro, cosa que hace posible una exhibición de obras más numerosas de su insuperable colección de arte estadounidense moderno y contemporáneo desde el siglo XX a la actualidad, posiblemente la mejor del mundo. Danto prioridad a artistas vivos, su fondo museístico es tan valioso y abundante que suele programar regularmente retrospectivas como la que ahora presenta de Edward Hopper, de quien por cierto posee el mayor número de obras en el mundo.

La exposición de la semana

«El Nueva York de Edward Hopper»

  1. ¿Dónde?
    Museo Whitney de Arte Contemporáneo
    99 Gansevoort Street.
    Nueva York. NY 10014 (Estados Unidos).

  2. Fechas y horario.
    La muestra inaugurada el 19 de octubre podrá visitarse hasta el 5 de marzo de 2023. El museo abre lunes, miércoles, jueves y fines de semana, de 10.30 h a 18 h; viernes, hasta las 22 h. Martes cerrado.

  3. Precio
    Entrada general: 25 euros. Precio reducido de 18 euros para jóvenes y jubilados. Para menores de 18 años, acceso gratuito.