Nichos con vistas

Ocho cementerios panorámicos

La visita a cualquiera de estos cementerios ofrece las mejores vistas a la eternidad.

Cada vez son más los viajeros que marcan con una “X” bien grande los cementerios que hay que visitar, como si más que un lugar para los muertos, lo fueran para los vivos. No es que anden buscando el toque macabro, sino que los cementerios tienen miles de historias que contar. Muestran como pocos lugares la idiosincracia más íntima de los destinos, pues hay pocas cosas tan reveladoras como la muerte. Hay muchas razones para visitarlos: puede ser la arquitectura, puede ser que en ellos haya algún famoso enterrado, o puede ser como en este caso, que sean los cementerios con las mejores vistas del mundo.

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Cementerio judio de Praga

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Cementerio judio de Praga

De entrada, la visión de todas sus lápidas apiñadas -más de 12 mil-, casi unas sobre las otras, llega a impresionar; pero es cuando se descubre que hay hasta doce niveles de profundidad cuando la cosa ya se pone serie. También impone ver todas las lápidas ennegrecidas por el paso del tiempo junto a los edificios colindantes del barrio de Josefov, como si a los vecinos no les importara tenerlas como primera vista al despertar. Es más, parte del encanto del cementerio es que parece haber quedado como un pequeño jardín para el retiro. Entre las miles de lápidas, destaca la tumba de Rabbi Liwa ben Bezalel, o Rabbi Löw, el que, según la tradición, fue el creador del monstruo de barro al que dotó con vida, conocido como el Golem, uno de los grandes mitos de la cábala judía.

Cementerio Green-Wood

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Cementerio Greenwood

Desde que fue fundado en 1838 sobre la colina al sur del barrio Park Slope, todos los neoyorquinos importantes pedían ser enterrados aquí llegado el momento. Hoy en día son muchos los que se acercan hasta el Bronx para darse un paseo por los más de 1.300 mausoleos que hay repartidos por el cementerio como si quisieran llevar la ostentación casi hasta el más allá. También hay tumbas más humildes, como la del pobre Herman Melville, quien murió sin conocer el tremendo éxito popular que tuvo su obra Moby Dick en el siglo pasado. Otro de los motivos de la visita al cementerio Greenwood es que desde él se tienen unas vistas muy singulares de Manhattan.

 
Cementerio de Luarca

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Cementerio de Luarca

A solo 90 kilómetros de Gijón, se encuentra Luarca, una de las villas marineras del occidente de Asturias. Además de por sus casas de indianos del barrio de Villar, este pueblo es famoso por tener uno de los cementerios más bellos de España. Ubicado en la Atalaya, un bucólico promontorio que se alza sobre el mar Cantábrico, el de Luarca disfruta de unas vistas espléndidas. Entre las bellas esculturas, panteones y capillas que se reparten en su recinto, la tumba más famosa es la de Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1959.

Necrópolis de Glashow

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Necrópolis de Glashow

En el este de la catedral y ocupando una pequeña colina que se levanta sobre la planicie que ocupa la ciudad, se encuentra el cementerio de Glasgow. Esta fue una necrópolis de privilegiados: por las vistas que se obtienen desde el mismo de la ciudad, pero sobre todo porque la cima se reservó para ser enterrados los habitantes más ricos. Hoy en día, con sus lápidas, monumentos fúnebres y cruces escocesas finamente talladas, es un paisaje imprescindible al que acuden todos los turistas para disfrutar de las perspectivas más singulares de Glasgow

 
cementerio de Waverley

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cementerio de Waverley

La paradoja del lugar es que el cementerio tiene mucho más interés que el barrio en el que se encuentra, al menos en cuanto a la arquitectura. Y es que parece ser que fue diseñado siguiendo los parámetros del Père Lachaise de París, considerado uno de los más bellos del mundo. En él hay muchas personalidades y escritores australianos enterrados. El cementerio Waverley se encuentra además sobre los acantilados de Bronte, lo cual lo convierte en uno de los cementerios con mejores vistas del mundo. La mejor panorámica que se tiene del entorno que ocupa es desde las plataformas del camino de la costa que va desde Bondi Beach a Coogee.

Cementerio público en Hong Kong

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Cementerio público en Hong Kong

En el área residencial de Happy Valley, los vivos no son los únicos que disfrutan de las mejores vistas sobre la ciudad. Cada domingo, muchos hongkoneses pasean por el abarrotado cementerio de Cape Collison, donde las tumbas se apiñan en bancales al modo de los rascacielos, para honrar a sus seres queridos. Se dedican a adecentar las lápidas y a quemar barritas de incienso. El cementerio, como no podía ser menos para una de las ciudades más pobladas del mundo, es gigantesco. Aún así, en la ciudad andan escasos de espacio para los muertos. 

 
Cementerio de Montjuic

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Cementerio de Montjuïc

Este es el cementerio más grande de la ciudad y debido al valor de sus monumentos y esculturas fúnebres es un monumento de monumentos que concentra toda la historia moderna de Barcelona. Aquí hay desde las más altas personalidades políticas, como Lluís Companys, presidente de la Generalitat durante la Guerra Civil, artistas como Joan Miró o Santiago Rusiñol o anarquistas, hasta personas de todos los rangos sociales. Además, desde sus calles y plazas se tiene las mejores vistas al puerto de Barcelona y al anillo Olímpico. Para los interesados en la muerte, en el cementerio hay una biblioteca especializada con un fondo de más de 4.000 títulos. 

 
Cementerio americano de Normandía

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Cementerio americano de Normandía

La primera secuencia de Salvar al Soldado Ryan, además de ser uno de los hitos de la historia del cine contemporáneo, transportó a muchos espectadores hasta el cementerio americano de Colleville-sur-Mer. Toda la costa de Normandía está dotada de un tremendismo histórico, pero este cementerio se lleva la palma. A orillas de la playa Omaha beach, uno de los escenarios del desembarco de Normandía, impresionan todas las cruces blancas en hilera. No tanto por su número -9.387 tumbas-, sino por lo que simbolizan: el sacrificio de miles y miles de personas durante la II Guerra Mundial que perdieron la vida precisamente a muy pocos metros de distancia.