Este sábado 29 de mayo reabre el museo más antiguo de la capital parisina después de cuatro años de reformas y más de 3.700 obras restauradas. Como museo municipal, será de acceso gratuito y con indicaciones también en español. Tras una discreta pero esperada inauguración la pasada semana, a cargo de la propia alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, el Museo de la Historia de París (más conocido por los locales como Museo Carnavalet ha reabierto sus puertas tras una renovación que comenzó a mediados de 2017 con un presupuesto de 58 millones de euros. El Carnavalet (palacete renacentista donde residió Madame de Sévigné, escritora francesa que da nombre a la calle de la entrada principal del edificio) consta de más de 625.000 obras sobre la historia de la urbe y es el más antiguo de la capital francesa, después de que lo construyese, en 1546, Jacques de Ligneris (entonces presidente del parlamento galo) y Fraçois Mansart lo terminase 112 años más tarde. Con una participación casi total del ayuntamiento de París y su conserjería de Cultura, más de cuatro millones de euros de han sido destinados a la restauración de 3.072 obras; entre ellas, 579 objetos arqueológicos (desde el Mesolítico), 206 esculturas (como la de la patrona de la ciudad, Saint-Genèviere), 20 manuscritos (la firma de la Constitución de la República Francesa es uno de ellos) o 47 maquetas (como la del trazado medieval de la ciudad, cuya muralla terminaba al norte en Bastille), destacan entre la colección permanente. También los 550 elementos de arte decorativo que han sido restaurados y que incluyen objetos tan curiosos como los pertenecientes a María Antonieta o a su marido, el rey Luis XVI, antes de su ejecución. Por otro lado, y además de las 433 pinturas (entre las que destacan numerosos retratos de Luis XIV, XV y XVI, la socialité Juliette Récamier o Charles de Talleyrand,artífice del Tratado de París) , el museo dispone de 133 grabados (como los de Jean-Baptiste Lesueur) y fotografías (como la documental de Eugène Atget, antes de la primera Guerra Mundial), que plasman la evolución de la vida social y política en París. Y si el área metropolitana de la capital parisina no deja de ampliarse (hoy ronda los 814 km 2 ), la del museo también ha sido modificada para una mayor comprensión de la historia de esta: más de 3.900 metros cuadrados ahora repartidos en cinco plantas, diez áreas, ocho etapas cronológicas y un total de 85 salas que recorren los hechos acontecidos desde la época prehistórica (con los vestigios de la ciudad galoromana en el subsuelo) hasta la actualidad (o el origen del lápiz de Charlie Hebdo) mediante pinturas, esculturas, maquetas, fotografías, grabados y objetos de todo tipo. Entre estos últimos cabe destacar vestigios del atuendo de los primeros revolucionarios que participaron en la toma de la Bastilla, la paleta de pintura de Delacroix, los objetos personales del escritor Marcel Proust o el kit de campaña de Napoleón, cuyo centenario de muerte se celebra este año. Algunas de las salas, temáticamente ordenadas por relevancia histórica o artística, son tan esclarecedoras como las del trazado y la construcción de Rue de Rivoli (el único proyecto de urbanismo culminado por Napoleón en la ciudad), que se documenta con precisión junto a la creación y modificación subyacente de Palais-Royal o la Galería de Orleans, la primera galería comercial con una cristalera en su centro. Esta ampliación del espacio expositivo no solo suma a la superficie dedicada a las muestras temporales (ahora, con 360m2 en total) sino también a la de la arquitectura global del lugar. La idea de un museo dedicado a la historia de París se impuso a mediados del siglo XIX, paralelamente a la transformación de la ciudad. En 1688, el ayuntamiento adquiere el Hotel (en el término francés palacio) Carnavalet y 24 años más tarde abre sus puertas como museo. Tras la anexión del Hotel Le Peletier Saint-Fargeau (construido por el arquitecto del rey, Pierre Bullet), dio lugar a la reconversión de su nombre, añadiendo el sufijo Museo de la Historia de París. En consecuencia, la decoración del primero incorpora a la colección, que incluye algunas de las piezas más valiosas de la historia de la ciudad: el salón de café de Henri Sauvage, la joyería Fouquet diseñada por Alphonse Mucha (en la imagen) o el baño del Hotel de Surdeval-Demachy a cargo del muralista español y contemporáneo de Dalí, Josep María Sert. El alto valor del patrimonio artístico condensado entre todos sus muros ha hecho que el museo sea declarado Monumento Histórico Nacional en 1946 y que figure como uno de los monumentos destacados (Mise en Valeur) del barrio de Le Marais desde 1965. “El museo Carnavalet - De la Historia de París es un foro abierto, un escenario para la expresión de la diversidad cultural, un centro de noticias de la ciudad”, ha dicho su directora, Válerie Guillaume, que ha recalcado que la programación temporal se basa en “la abundancia de sus colecciones, que ofrecen un marco excepcional para debatir diversas ideas y puntos de vista”. Esto incluye la asociación con la Fundación Henri Cartier-Bresson para reflejar la importancia que tuvo la urbe “en la vida y obra de uno de los fotógrafos más trascendentes del siglo XX”; así, la exposición temporal inaugural ‘Revoir Paris’ recorre algunos de los hitos más importantes sucedidos en la capital y documentados por este, como la Liberación de la ciudad en 1944 o las protestas Mayo del 68, junto a documentos, publicaciones originales y archivos audiovisuales del artista en un contexto único. Otro punto positivo de esta renovación es que las explicaciones por salas de la visita están en español. Además del catálogo y acceso a la mediateca del edificio, el museo ha incorporado un total de 22 guías visuales disponibles al visitante en cada sala y en los tres idiomas del museo. El renovado espacio también dedicará 600m2 a un centro de actividades culturales, recursos históricos y documentales, con más de 46 entrevistas y filmes documentales que incluyen a expertos como el artista e historiador de la ciudad Jacques Villeglé o el filósofo y sociólogo Bruno Latour. También, y como novedad, una aplicación móvil en siete idiomas que, una vez dentro del museo, permite (mediante la geolocalización del usuario) explorar el museo y una selección de más de 100 obras de forma personalizada. Así será posible viajar por la arquitectura y retrotraerse a la historia del museo más de 450 años también desde su web.