Pensar en Menorca es pensar en aguas cristalinas, en una cala de arena blanca con un velero de fondo. Esta isla que todos tienen en mente, es un pequeño paraíso europeo que comenzó a serlo ya hace más de 30 años gracias a su gran apuesta por el cuidado del medio ambiente y por la protección de su isla. Una serie de factores y hechos que le han llevado hoy en día no sólo a formar parte del top 100 de los Destinos Sostenibles 2020, sino a ser candidata del top 10. ¿Por qué? Porque no le faltan razones.
EL ÉXITO DE PENSAR EN EL FUTURO
Hace un poco más del cuarto de siglo, en 1993, Menorca fue declarada Reserva de la Biosfera pero mucho antes, en la década de los 70 y los 80, la isla comenzó a tomar medidas en torno a su desarrollo sostenible. Un hecho que es una razón en sí misma sobre por qué debería estar en esta lista.
Ya en esa época, la preocupación por el boom de la construcción y el turismo de masas hizo que la sociedad civil comenzase a preocuparse y a ser consciente del futuro de la isla. Comenzaron a investigar cómo de destructivos podían llegar a ser esos proyectos de urbanización de cara al ecosistema y a los paisajes y a transformar lo que iban a ser grandes proyectos urbanísticos en entornos naturales. Todo esto fue posible gracias a la movilización ciudadana, a su oposición contra las mega construcciones turísticas y a la búsqueda de alternativas relacionadas con los modelos de desarrollo que planteaba la UNESCO en aquel momento. Así pasaron a transformar proyectos que en un principio se iban a considerar urbanizaciones de élite en parques naturales sabiendo que de alguna manera terminarían por salvar la isla.

Acantilados de la isla de Menorca © iStock
EQUILIBRAR LA BALANZA
A día de hoy, Menorca ha encontrado una perfecta compenetración entre la naturaleza y el desarrollo sostenible de la isla. Ha logrado un alto grado de compatibilidad entre el desarrollo de las actividades económicas, el consumo de recursos y la conservación de su patrimonio y de sus paisajes en el que viven especies de animales y plantas exclusivos en la isla -algunas de ellas incluso en peligro de extinción-.
Esta apuesta tan fuerte por la sostenibilidad está pensada mirando al futuro, teniendo en cuenta a las próximas generaciones, para que puedan seguir disfrutando de los recursos naturales y la belleza paisajística de la que se dispone en la actualidad. Entre todos los retos, Menorca busca favorecer las actividades que mantengan el paisaje tradicional y se eviten las que puedan degradarlo, reforzando la conservación de los ecosistemas naturales y de la fauna y flora autóctonas. También se tienen en cuenta los ecosistemas dunares y marinos y la búsqueda de la ampliación de sus fondos con el objetivo de promover y potenciar el desarrollo marino. Varios objetivos que se completan con el sello de Destino Starlight, concedido desde enero de 2019, con el que se posiciona como un lugar turístico protegido de la contaminación luminosa con excelentes cualidades para la contemplación de cielos estrellados. Además de su estrategia de descarbonización para 2030, con la que pretenden lograr el salto de utilizar hasta el 85% de cobertura energética procedente de energías renovables para ese año.

Menorca © iStock
TURISMO Y SOSTENIBILIDAD
Entrar a formar parte del top 100 de Destinos Turísticos más Sostenibles del Mundo no es tarea sencilla. Pasa por ser evaluados por un comité internacional en el que analizan el trabajo realizado en la protección del medio natural, la transición energética, la gestión de residuos, la implicación social para la sostenibilidad o el impacto del turismo sobre la economía local, entre otros factores. Además de comprobar que el destino que se está analizando cuenta con una planificación a futuro con la que seguir avanzando en sus objetivos sostenibles.
El título bajo el que se encuentra la candidatura de Menorca al premio de las mejores historias de éxito en sostenibilidad es El origen de una ilusión. Un galardón con el que, aparte de lograr entrar a formar parte de los 10 Destinos Más Sostenibles del Mundo, se recompensa la innovación y las buenas prácticas en gestión turística.

Menorca © iStock
Su historia cuenta la labor que se hizo durante esas dos décadas, tan cruciales para el crecimiento menorquín como arriesgadas, en las que las movilizaciones y la implicación social frenaron el proceso de desarrollo turístico destructivo y dieron paso a la creación de un modelo de desarrollo sostenible. Una base económica que comenzaba a sustentarse sobre la conservación del patrimonio natural y el desarrollo económico y del bienestar de la sociedad, poniendo los ojos en la protección de la naturaleza y en verla como una oportunidad de crecimiento de la isla y de conservación para las generaciones venideras. Y es que, como ellos mismos explican cuando se hace referencia a la Reserva de la Biosfera, se está hablando claramente de un modelo de desarrolloy el suyo se sustenta no sólo en la naturaleza, también en la economía, el bienestar social, el turismo, la cultura y la gastronomía. Porque todos ellos tienen el mismo nivel de importancia que la preservación del medio ambiente y todos están interrelacionados. Y es que, el turismo, sin duda alguna, forma parte de la piedra angular sobre la que se sostiene la economía de la isla y sus ciudadanos lo saben. De hecho, se trata de un agente clave que no han perdido de vista ni para mantenerse en su objetivo de seguir apostando por el cuidado del medio ambiente. Menorca y sus ciudadanos saben que la sostenibilidad y el turismo pueden ir perfectamente de la mano. Menorca es el ejemplo de que ambos son compatibles.