El sueño siempre ha estado ahí. Desde que se popularizaron los vuelos intercontinentales, las grandes aerolíneas que operan en Oceanía han tenido como meta poder unir la costa este australiana (principalmente, Brisbane, Sidney y Melbourne) con dos de las capitales económicas y turísticas del mundo: Londres y Nueva York. En la actualidad, esto es posible gracias a vuelos con escalas mínimas, pero no es factible realizarlo de forma directa. Sin embargo, en el nuevo campo de juego de los vuelos de muy larga distancia, Qantas se ha propuesto batir todos los récords mediante el Project Sunrise, una iniciativa que consiste en estudiar el efecto en los seres humanos de pasar tanto tiempo en una cabina.