Entre el lago y la ciudad, en un precioso parque repleto de esculturas y veraneantes, el Pavillon Le Corbusier se alza como una sorpresa y una declaración de intenciones. Ideado para ser el hogar de la colección de arte de la filántropa Heidi Weber, este edificio se ha reinventado y transformado en un espacio dedicado al diseño y a reivindicar este testamento en vida que dejó el arquitecto franco suizo.