Incluso si el sur de Tenerife estuviera masificado, que no es el caso, nadie tendría problemas para encontrar el The Ritz-Carlton, Abama. Su arquitectura de aires moriscos y color rosa del desierto lo han posicionado como uno de los hoteles más característicos no solo de la isla, sino de toda Canarias. Nacido para convertirse en uno de los más exclusivos de Tenerife, hoy este hotel de lujo resulta, aunque grande -cuenta con nada menos que 459 habitaciones- incluso íntimo, gracias a su ingenioso juego de arquitectura y a la exuberancia que lo rodea. A la ecuación se suman sus impresionantes vistas al Atlántico desde casi cualquier punto del hotel. El resultado, matemáticas a parte, ronda la perfección.