Te podría decir mi tierra Sevilla, sí, y seguro que no me estaría equivocando. Es una gran ciudad dentro de una ciudad pequeñita, es un micromundo donde te puedes encontrar un poco de todo. Hay dos Sevillas: la Sevilla del “Puente de Triana” para allá y la Sevilla del “Puente de Triana” para dentro. Los trianeros defienden que Triana es Triana, los barrios simbólicos y emblemáticos, y luego Sevilla es otra cosa, que también es maravillosa. Pero si me preguntas por el sur, siempre recomiendo Cádiz porque lo tiene todo. Por supuesto que Sevilla también, pero yo soy un enamorado de Cádiz, de la “tacita de plata” y de sus rincones. Cuando hablo de Cádiz no me refiero a la provincia que es muy extensa y maravillosa. No hablo de Tarifa, de Bolonia, de Zahara de los Atunes, de Los Caños de Meca… de esas zonas que todo el mundo tiene idealizadas, aunque lógicamente son un paraíso. Yo me quedo con Cádiz ciudad, la Cádiz antigua… el barrio del Pópulo, el barrio de La Viña, me quedo con sus fiestas, como el carnaval, con sus tasquitas y bares… Esos rincones en los que puedes entrar por la mañana a tomarte un café y salir por la noche después de cenar. Con esos lugares para vivir eternamente y en los que me encanta su gente. Y encima Cádiz está pegado al mar, tiene la playa de la propia ciudad así como la playa de La Caleta. Es un bomboncito.
Yo soy autor de chirigotas, he estado unas seis veces cantando en el Gran Teatro Falla. La última vez que estuve fue en febrero. Aunque no canté sí había escrito una de las chirigotas que se presentó al concurso. Recuerdo con especial cariño la primera vez que pude cantar en un teatro como ese, al que le tengo tanto respeto. Creo que fue en 2004. Aunque parece que la chirigota es de cachondeo tiene un trabajo detrás de casi de medio año. Me tuve que preparar durante cinco meses.
Si miramos al norte, ¿qué destino elegirías?
Me tiene enamorado Cantabria, Asturias y Galicia. No tiene nada que ver con mi tierra pero siempre que puedo me escapo al norte, ya que tengo grandes amigos allí. Siempre que podemos me voy con mi mujer Sara y mi hija Lola, aunque sea solo para un fin de semana.

Para el popular presentador, su norte es el Cantábrico.
¿Dónde nos llevarías al este?
A la costa Dálmata en Croacia. Fue uno de los últimos viajes que hicimos mi mujer y yo antes de tener a la niña. Empezamos en Dubrovnik e hicimos todo el recorrido por la costa hasta llegar a una de esas muchas islas, tan pequeñitas. Tuvimos que hacer varias escalas con un ferry hasta llegar a la isla. Ha sido uno de nuestros viajes más bonito, para enamorarse. Era una zona alejada del turismo, parecíamos náufragos porque había muy poca gente viviendo allí. Yo no he visto un cielo más estrellado y limpio que ese, sin contaminación lumínica porque apenas había farolas en la calle. Tenemos que volver.
Yo no he visto un cielo más estrellado y limpio que el de las islas de la Costa Dálmata
Ya solo nos queda el oeste: ¿a dónde vamos?
En 2014 nos recorrimos la costa oeste de Estados Unidos mi mujer y yo. Salimos desde Madrid a Las Vegas, luego fuimos a Venice Beach, en California, bajamos a San Diego, volvimos a subir a California y terminamos en San Francisco. De Las Vegas te puedo decir que es una feria, pero hay que verlo, estar en uno de esos hoteles, a 40 grados… Yo me quejaba de Sevilla y ahora llego a Las Vegas y digo: “Esto es calor”, es que está en un desierto.
¿Y aprovechasteis la parada en Las Vegas para casaros?
Así es. Fue súper romántico y muy bonito. Me lo pidió mi mujer. La cosa es que me encontré una cartita encima de la cama y era una propuesta de matrimonio de Sara. Pensó, estamos en Las Vegas, así que Living Las Vegas. Y me dijo: “¿Quieres casarte conmigo?” y nos casamos de verdad. No fuimos disfrazados yo de Elvis Presley ni ella de Madonna. No nos caracterizamos de personajes sino que fuimos a un juzgado por lo civil y nos casamos con papeles. Sara y yo somos matrimonio en Nevada. Fue muy chulo. Vino un juez de paz latino que nos hablaba en español con un acento raro (lo imita), muy gracioso. Y luego apareció por allí un Elvis tocando la guitarra. Era todo como muy cool. Seis meses después yo le pedí matrimonio a Sara en Madrid porque mi familia me dijo que muy guay y muy gracioso eso de casarse en Las Vegas pero que yo me casaba aquí porque querían celebrar la fiesta conmigo. Le pedí matrimonio cuando ella cumplió 30 años y le canté el Love me Tender de Elvis que fue la canción que sonó en Las Vegas cuando nos casamos. Quedó todo muy hilado, muy fino.

En el Desierto de Nevada "sí que hace calor".
Desde hoy lunes te pones al frente de ‘Pasapalabra’. ¿Qué tipo de viaje te inspira el concurso?
Yo haría el rosco viajero, de la A a la Z, con todas esas ciudades maravillosas que podrían enamorarnos. Hablo de turismo de interior y también de costa, porque hay pueblos que son verdaderas estampas. Estamos en una época en la que deberíamos hacer un esfuerzo. Lo de viajar fuera, al extranjero, vamos a tener que aparcarlo durante un tiempo. Así que ahora es una buena oportunidad para coger el coche siguiendo la idea del rosco desde Almería y acabar en Zaragoza.
¿Qué nos puedes adelantar de alguno de los famosos que pasarán por el programa, son muy competitivos?
Alaska demostró ser muy inteligente en el programa especial que emitimos como avance. Otro que me sorprendió fue Boris Izaguirre, es un showman pero en ‘Pasapalabra’ se lo tomó muy en serio. Es lógico pensar que estás compitiendo contra ti mismo porque te ve mucha gente. No se lo toman a broma y se preparan. Noto esa tensión y trato de rebajarla porque el concurso es para que se lo pasen bien, pero hay mucha competitividad.
Al buscar en Google “Roberto Leal viajes” aparecen unas fotos tuyas en familia en Ibiza, ¿cómo fue aquel viaje?
Tengo un amigo que trabaja en una agencia y nos invitó a pasar una semana en Ibiza y Formentera. La idea era disfrutar Ibiza de otra forma. Dejar de lado la Ibiza de fiesta, esa parte loca, que es también bonita, para descubrir la Ibiza más tranquila, en familia, de relax. Yo nunca he sido muy fiestero y tampoco había estado en Ibiza de fiesta, hice un reportaje allí pero poco más. Descubrir esa otra Ibiza, los planes que tienen para niños, el poder estar alejados del mundanal ruido estuvo muy bien. En ese momento estaba con el boom de Operación Triunfo y me vi en todas las revistas. Fueron días maravillosos, la niña apenas tenía un año. Fuimos en agosto aunque recomiendo viajar a Ibiza en otro mes diferente ya que todos los sitios eran una fiesta porque había mucha gente. Esa parte más tranquila de Ibiza es digna de descubrir porque normalmente no es la que se conoce.
Echando la vista atrás, ¿cómo recuerdas tus primeros viajes de niño?
Con mi padre a la playa. Al ser de Sevilla la playa era Huelva, a Matalascañas, o Cádiz que es lo que tenemos más cerca. Mi padre a las seis y media ya estaba montado en el coche y arrancado para que nosotros nos metiéramos prisa y salir corriendo no vaya a ser que nos quitasen la playa. A las siete y cuarto llegábamos a la playa y seguía siendo de noche. Entonces mi padre nos llevaba a un bar a tomar un café, a esperar a que abriese la playa. Mi padre era maravilloso y en eso me parezco mucho a él, siempre quiero llegar con tiempo a los sitios. Sin embargo, a las cuatro de la tarde, después de comer la sandía, nos montábamos en el coche para que no nos cogiera el atasco. Recuerdo que en el coche, un Seat Supermirafiori, escuchábamos una cinta de casete de esas que regalaba entonces la DGT, con ‘Noches de blanco satén’ y canciones de esas míticas antiguas.
¿Y alguna escapada memorable de adolescente?
Para que veas como somos los de interior. Tengo una escapada memorable que recordaré toda la vida, de risa. Un viernes al salir de la Facultad de Periodismo en Sevilla con dos de mis mejores amigos nos planteamos qué hacer, ya que había que salir y decidimos ahí mismo irnos a Valencia. Comentamos que Valencia había mucha fiesta, que estaba muy bien el barrio del Carmen, así que cogimos mi coche y a las diez de la noche estábamos en Valencia. Nos pasamos allí el fin de semana y el domingo estábamos de vuelta. Fueron dos días de fiesta, de dormir en el coche, pero también íbamos a comer. No nos volvimos locos tampoco. Fue un viaje mítico. Le tengo mucho cariño a Valencia porque nos tenías que ver allí a los tres sevillanos de veintipocos años pon una camarita de fotos y muchas ganas de fiesta. No teníamos dinero ni medios para decir "vámonos de fiesta a Ibiza o a Mónaco".

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Gracias al 'España Directo', Roberto Leal pudo probar la gastronomía de casi toda España-
Para ti que fuiste reportero de España directo (2014-2018) y te pudiste recorrer todo el país, ¿dónde dirías que se come mejor?
En España se come muy bien, eso sí que lo tengo claro. Recuerdo que en el viaje a la costa oeste de EE UU lo que eché más de menos fue la comida. No encontramos sitios para comer en condiciones un poco de verdurita o una carne, y mucho menos un arrocito, de eso olvídate. Además yo soy buen comedor, llegué a engordar 10 kilos cuando recorría España. Lo mismo me como un cocido montañés o lebaniego, o unas fabes con almejas en Asturias, que me encanta el pescaíto frito, la tortilla de camarones o el lomo en manteca. Nunca le he hecho asco a las comidas. No podría decirte un lugar en España donde se coma mejor. Me siento un privilegiado porque he podido comer todos los platos típicos de España, he recorrido las las provincias tres veces, cuando iba de cocina en cocina. Han pasado por mi paladar todo tipo de bocados y algunos me han dañado el cielo de la boca incluso. Siendo reportero tenía que probarlo in situ y quemaba lo suyo.
Tenemos la mala costumbre de pensar siempre en el extranjero cuando pensamos en unas vacaciones a lo grande.
Cuando todo vuelva a la normalidad, ¿cuál te gustaría que fuera tu próximo destino?
Me gustaría alquilar una caravana e irnos mi mujer, mi hija y mi perrita Pepa y echar una semanita en la parte de Cantabria, Asturias y Galicia, una zona extensísima. Mi mujer aún no conoce Asturias y yo sí lo conozco bastante bien. Creo que todos nos hemos planteado alguna vez coger la furgoneta o el coche, o alquilar una caravana y hacer un recorrido, por ejemplo, por todo el Cantábrico, arrancar en Galicia y acabar en Barcelona. Lo vamos posponiendo o nos vamos solo un fin de semana. Tenemos la mala costumbre de pensar siempre en el extranjero cuando pensamos en unas vacaciones a lo grande. Creo que eso va a cambiar y debe cambiar por nuestro propio turismo y porque creo que el turismo de interior, que yo tengo la suerte de conocer tan bien, es un grandísimo desconocido incluso para los españoles.