Frescor subterráneo

Santa María de Briones, el hotel boutique que se encaja entre murallas y calados riojanos

Esta casona renacentista reconvertida en hotel de lujo propone un viaje al pasado con todas las comodidades del siglo XXI.

Camuflado con el paisaje de piedra e historia de Rioja Alta, el hotel Santa María de Briones desvela sus encantos sin prisa, con la calma del tiempo que la casona renacentista que lo aloja proporciona y con la seguridad del lienzo de muralla que le vale de cobijo. Más de cuatro siglos de historia consciente y consecuente que desvelan apenas 16 habitaciones en uno de los pueblos más bellos de La Rioja.

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Aljibe. Historia en cada esquina

Foto: Santa María de Briones

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Historia en cada esquina

Varios años de reforma y el respeto absoluto por el entorno son los valores con los que Jaría Hoteles ha convertido una antigua casona palaciega en la torre vigía de la alta hotelería en este rincón de Rioja. Encaramado sobre el cerro que da vida a la medieval Briones, el hotel Santa María de Briones aprovecha las estancias renacentistas, incluidas buenas parte de sus muros, para conciliar pasado, presente y futuro en un mismo espacio.

Santa María de Briones. Muralla frente a frente

Foto: Santa María de Briones

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Muralla frente a frente

Apenas tres alturas, las máximas que se permiten en Briones, abren el horizonte sobre el que la viña se extiende, casi como un manto, en los atardeceres del hotel. A su vera, un sólido resquicio de la antigua muralla medieval de la villa, datada del siglo XI, cuya imponente sillería respalda a parte de la nueva construcción, elaborada con piedra local, haciendo imperceptible el cambio cromático en este tranquilo pueblo a apenas 15 minutos de Haro, la bulliciosa ‘metrópoli’ del vino en Rioja Alta.

Santa María de Briones. Esto era la calma

Foto: Santa María de Briones

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Esto era la calma

Madera y piedra, tal y como se habría firmado hace cuatrocientos años, son los baluartes sobre los que los tres pisos del Santa María de Briones se yergue. Bajo ese paramento, dos teorías que confluyen para hacer acogedora y hospitalaria cada estancia, incluyendo su vasta extensión de zonas comunes, plagadas de butacones y sofás, además de su patio exterior, un auténtico remanso de paz presidido por un olivo centenario.

Santa María de Briones. La tecnología al servicio del hombre

Foto: Santa María de Briones

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La tecnología al servicio del hombre

Cada una con su personalidad propia y de grandes dimensiones, las habitaciones del hotel se acodan con facilidad a las dimensiones del edificio. Domótica hábil, bien planteada y funcional, es la única compañía que estas habitaciones, pertrechadas de madera, necesitan. Dotadas de amplios ventanales, como los que alargan el atardecer riojano durante horas, supone la panorámica ideal entre descanso y descanso, reforzado por un despliegue de bañeras y duchas que redondean el conjunto.

Santa María de Briones. La consciencia y la conciencia

Foto: Santa María de Briones

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La consciencia y la conciencia

La Historia marca el tempo de Briones y honrar a los cuatro siglos de vida de la casona exigían conocer muy bien el terreno y la zona. Por eso, la remodelación corrió a cargo de dos expertos locales como son el arquitecto Ignacio Quemada y el estudio de interiorismo de Isabel López Vilalta. Un lujo consagrado a la funcionalidad y a la honestidad y nobleza de los materiales, donde nada resulta estridente ni forzado. Todo respetando con la absoluta fidelidad que Briones, un pueblo surcado de casonas igualmente nobiliarias y de imbricadas calles merece.

Santa María de Briones. Palabra de calado

Foto: Santa María de Briones

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Palabra de calado

Todo en Santa María de Briones tiene algo de testigo, habitualmente mudo, del paso del tiempo por una zona de Rioja que, como hace siglos, hace de la uva su razón de ser. Por eso el hotel se erige sobre unos antiguos calados subterráneos de hasta 10 metros de profundidad que, perforados en roca madre, han servido durante siglos para conservar el vino. Hoy, también cumplen con esa función de bodega, pero se han acondicionado al mismo tiempo para convertirse en la parte informal de la propuesta gastronómica del hotel.

CHEF JUAN CUESTA. La mesa manda

Foto: Santa María de Briones

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La mesa manda

En riojano, decir ‘allegar’ significa rebañar bien el plato. De nuevo una conciencia, la misma que el chef Juan Cuesta resume en una cocina que seduce con riojanismos al foráneo y, al mismo tiempo, es capaz de atrapar al cliente local que busca bocado que, sin exotismo, hablan de Rioja de puertas para fuera. Manda el tempo de las estaciones y lo hace, cuando la huerta rige, a base de verde y, si la situación lo permite, sacar a relucir las viandas que han hecho de la brasa riojana su bandera. Careta de cerdo, cordero y la omnipresente chuleta reivindican una trinidad cárnica que se combina con toques marinos bien tratados y mejor recibidos.

Santa María de Briones. Omnipresencia enológica

Foto: Santa María de Briones

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Omnipresencia enológica

En constante desarrollo y con gran capacidad, la bodega de Allegar va rellenando sus huecos, casi como un puzzle, fiel a las etiquetas locales —incluyendo algunas del propio Briones—, pero componiendo su propio mosaico de referencias vitivinícolas. Profeta en su tierra, el Santa María de Briones avala la creciente presencia de vinos tradicionales, compartiendo escalafón con las nuevas vías abiertas por la enología moderna, abrigando en sus cavas más de 200 etiquetas distintas donde repetir vino es casi imposible. No lejos de allí, tentaciones como el Museo Vivanco de la Cultura del Vino es buen punto de partida —y de partido— para conocer más sobre el más universal de los embajadores riojanos.

Briones. Cabeza de puente en Rioja Alta

Foto: Shutterstock

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Cabeza de puente en Rioja Alta

Desde las Jornadas Medievales de Briones, que se celebran a mediados de junio, hasta la proximidad de Haro —donde la Cata del Barrio de la Estación también espera en tiempos del solsticio de verano—, pasando por el Museo Etnográfico de la Casa Encantada o la impresionante Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyos órganos concitan el interés de célebres intérpretes internacionales, Briones aguarda y conserva, como lleva haciendo siglos, un rincón plagado de encanto, magia y sencillez, coronado por la amabilidad y hospitalidad de los brioneros.

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