Sobre Raíles

Los siete viajes en tren que todo viajero debería de descubrir

El periodista Sergi Reboredo selecciona en su nuevo libro los viajes que no pueden faltar en cualquier apasionado de los ferrocarriles.

En 25 años como fotoperiodista, publicando para National Geographic y otros medios, Sergi Reboredo ha ido coleccionando diferentes viajes en tren alrededor del mundo. Tantos, que hace poco se planteó que con todo el material y las experiencias que había ido acumulando tal vez podría hacer un libro. En cierta forma, como comenta a Viajes National Geographic, este Viajes en tren por el mundo (ed. Anaya Touring) llega a las librerías “porque no había otro libro así en el mercado”.

 

Se trata de un libro muy visual que reúne veinte trayectos por los cinco continentes, narrados en primera persona para que la inmersión ferroviaria sea total. Hay datos históricos y prácticos, mapas con los trazados, anécdotas de viajero y las fotografías del propio autor que, tal como explica, con la selección final quería mostrar “trenes diversos en los cuales tuviera cabida desde el lujo de miles de euros hasta un tren local en países en vía de desarrollo; recorrido de semanas o bien cortos”. Así, aparecen algunos de los trenes más emblemáticos del mundo, desde el más austral al más polar, literarios, rápidos o premeditadamente lentos, trenes que llegan a lugares como Machu Picchu o bien que ellos mismos son el destino. En definitiva, trenes fabulosos con los que disfrutar por el mundo.

 
1 /7
TREN TRANSCANTABRICO 001-DV5374

Foto: Sergi Reboredo

1 / 7

El TRANSCANTABRICO

De tren carbonero a lujoso crucero sobre raíles, esa es la historia resumida del pionero español en esto de los trenes recuperados para el lujo. Flamante y con detalles llenos de gusto y mimo, que nadie espere el típico desplazamiento aséptico de un avión: este tren es mucho tren. Viajando en sus coches Pullman se siente el traqueteo de las ruedas sobre la estrecha vía férrea por la que circula, el tintineo y movimiento por el vaivén del avance que deja en la ventana un carrusel del más bello paisaje de la franja cantábrica. Como explica Sergi Reboredo, esas son precisamente las sensaciones que se buscan al viajar en ferrocarril.

Para él, el ferrocarril es el único medio que permite disfrutar del viaje en sí mismo, casi como si el propio tren fuera el destino. “En él lo que estás viendo es paisaje continuo y cada segundo cambia -comenta Viajes National Geographic-. Vale que eso lo tienes también con el coche o el autobús, pero en un tren, te puedes mover, levantarte para ir al baño, al bar, cruzar conversaciones con otros pasajeros”.

 
TREN VENICE ORIENT EXPRESS 085-EY2541

Foto: Sergi Reboredo

2 / 7

VENICE ORIENT EXPRESS

Probablemente este sea el tren más cinematográfico de la historia. Aparece, cómo no, en Asesinato en el Orient Express (1934) de Agatha Christie, y también en películas como Drá­cula de Bram Stoker (1992) o Desde Rusia con amor (1963). Como cuenta Sergi Reboredo durante la conversación, “el viaje en tren ya es en sí mismo algo romántico, ya te da para soñar y trasladarte, te evoca un pasado; pero si además, como ocurre en este caso, hay más de una lectura asociada, la experiencia es todavía más romántica”.

En este tren han viajado desde espías a turistas adinerados y sus lujosos vagones guardan más de una anécdota histórica, como la que cuenta el autor en el libro sobre el presidente francés Paul Deschanel, quien en 1920 renunció a su cargo después de caer por una de las ventanillas del tren. Pero que nadie piense en un intento de asesinato teniendo en cuenta los antecedentes de este tren, se trató más bien consecuencia de un uso indebido de los somníferos a los que parece ser el presidente recurría más de lo aconsejable por la prescripción médica.

Glacier Express

Foto: Sergi Reboredo

3 / 7

Glacier Express

Epitome de lo que significa viajar disfrutando del paisaje por la ventanilla. Aunque el Glacier Express lo tiene todo menos lo de “express”. Como explica el autor en el libro, “no se trata en absoluto de un tren de alta velocidad, sino más bien, todo lo contrario”. Su lentitud, afirma, “es señal de identidad desde sus comienzos”. Este es un viaje de algo más de ocho horas que recorre algunos de los paisajes más emblemáticos de los Alpes suizos, como la estación de esquí de Zermatt. Pero que nadie sueñe con asomarse por la ventana para ver el monte Cervino porque no pueden abrirse.

Esto, explica a Viajes National Geographic, le ha sucedido también en el tren Al Andalus. Explica durante la conversación que se trata de uno de los contratiempos con los que se encuentra como fotoperiodista a la hora de fotografiar trenes. Más ahora que, como comenta, “prima cada vez más la seguridad por encima de todo”. En el Glacier Express, el que no se puedan abrir las ventanas puede ser un contratiempo para los amantes de la fotografía; pero por contra asegura disfrutar de las vistas tanto en invierno como en verano con temperaturas y ventilación adecuadas, además que, como explica en su libro, los viajeros cuenta con el servicio extra de que por megafonía se avisa de los lugares más significativos por los que se pasa.

 
TREN ROVOS TRAIN 001-EM4537

Foto: Sergi Reboredo

4 / 7

ROVOS TRAIN

Este tren de lujo es una excepción en cuanto a lo de poner las cosas fáciles a los aficionados a la fotografía. Como explica Sergi Reboredo durante la conversación, “incluso te dan un kit de protección, con gafas como las que usan los obreros, para que puedas sacar la cabeza por la ventana con cierta seguridad”. No queda ahí el detalle, además los viajeros pueden hacer uso de un fabuloso coche-terraza en la cola del tren: para quienes planeen hacer este viaje, avisa el autor en el libro de la belleza de la puesta de sol que se disfruta desde el mismo.

Y es que, ¿Cómo resistirse a inmortalizar el paisaje por el que transcurre esta vía férrea que cruza Sudáfrica desde la ciudad de Pretoria, en el interior, hasta Ciudad del Cabo, casi, como describe en el libro, “como si fuera su espina dorsal”. Un viaje en el que, por supuesto, está asegurada la belleza de las vistas tanto como el lujo. Los pasajeros, por ejemplo, acuden al vagón restaurante vestidos de estricta etiqueta. Si el autor pudo disfrutar de la selecta gastronomía en esta ocasión fue porque, como confiesa a Viajes National Geographic, “tuve que pedir prestada hasta la corbata porque yo y las corbatas no nos llevamos demasiado bien. Pero bueno, todo por un viaje en un tren así, ¿no?”.

 
TREN MAHARAJAS 043-ET2755

Foto: Sergi Reboredo

5 / 7

Maharajas express

Todo un representante de aquello que se suele afirmar de que hay trenes que son ellos mismos un destino... y eso que tal vez no exista en el mundo “un país más fotogénico y excesivo que India”, como explica en el libro el autor. Pero es que este recorrido en tren de lujo durante 1.500 km desde Nueva Delhi, en dirección suroeste hasta Mumbai, es toda una experiencia que combina  glamur, elegancia, comodidad, gastronomía y romanticismo a la perfección. Una alfombra roja marca el camino a seguir en la estación Safdarjung, en la capital de la India. Esperan al viajero lugares como Agra con su Taj Mahal, Parque Nacional Ranthambore o Jaipur, por ejemplo. 

El tren posee dos coches restaurante, decorados al más puro estilo art déco hindú, donde el chef combina una carta de platos internacionales con otros de tradición gastronómica local. Es el toque definitivo al combo perfecto de paisajes, sensaciones y cultura que procura este viaje. Algo difícilmente igualable ni siquiera en los cruceros marítimos más excepcionales. Eso sí, como explica Sergi Reboredo, “en otros trenes de segunda de la India te puedes tirar todos los días comiendo arroz blanco con un poco de pescado”. Eso sí, siempre quedará la aventura de viajar como se viajaba en otra época: haciendo del desplazamiento el propio viaje.

 
Belmond Machu Picchu

Foto: Sergi Reboredo

6 / 7

Belmond Machu Picchu

Si ya llegar a Machu Picchu constituye un lujo, hacerlo en este tren es toda una hipérbole lujosa. Los pasajeros del Belmond Hiram Bingham pueden llegar a rememorar el romanticismo de la época de los primeros exploradores sentados cómodamente en los vagones restaurados de estilo Pullman años 1920. Cuatro horas desde Cuzco en una experiencia viajera que pese al destino al que se llega hará que muchos no quieran bajarse. Y es que este tren está considerado por muchos como el mejor de Sudamérica.

Es el único representante de América del Sur de esta selección que hace el autor para Viajes National Geographic; pero, en contra de lo que puede parecer, Sergi Reboredo confirma durante la conversación la buena salud que tiene el ferrocarril turístico en aquella parte del globo terráqueo. Destaca, por ejemplo, otro que aparece en el libro: el Tren del Fin del Mundo, en Ushuaia, que hoy recorre 8 km de los 25 originales, “Me parecía muy interesante -cuenta Sergi Reboredo-. Primero por ser el más austral del mundo y segundo porque es un tren que estaba hecho para que los presos de la prisión pudieran ir al bosque a talar madera y no morir de frío en invierno… Esa idea de un tren de presidiarios reconvertido en atracción turística es fascinante”.

 
TREN MADAGASCAR SELVA EN06856

Foto: Sergi Reboredo

7 / 7

TREN DE LA SELVA EN MADAGASCAR

Como fotoperiodista a Sergi Reboredo le fascinan los trenes, “me dan mucho -afirma- porque me permiten interactuar con las personas que van dentro, me permite hacer buenas fotos de paisajes. Lo tienes todo ahí concentrado”. Precisamente, este tren en Madagascar es uno de los recorridos que más le han emocionado poder fotografiar de todos los que ha tenido la oportunidad de hacer. Destaca del mismo el valor humano, porque “es mucho más fácil interactuar con viajeros de un tren modesto -confiesa- que no con los de un tren de lujo, donde tal vez cuesta mucho más establecer contacto”.

 

Este  viejo convoy inicia su trayecto en las Tierras Altas de Madagascar, a 1.100 m de altitud, junto a la ciudad antigua de Fianarantsoa, para transcurrir con paso lento hacia el este, a través de las plantaciones de té de Sahambavy hasta adentrarse más tarde en la espesa vegetación de la selva tropical e ir descendiendo hasta  Sahasinaka, solamente a 100 m por encima del nivel del mar. Tal como se indica en el libro, una inmersión total en la realidad y la verdadera esencia de la isla de Madagascar. Todo un viaje que no se podría hacer sin el ferrocarril, como destaca Sergi Reboredo durante la conversación con Viajes National Geographic, es “el único medio de transporte que atraviesa esa parte del país, más de 500 km de selva, sin carreteras y sin prácticamente infraestructuras. El tren es la única conexión que tiene esa gente con el resto del mundo. Es casi como si vivieran en un planeta aislado.  Esa sensación -concluye- es difícil de encontrar hoy en día en cualquier otro medio de transporte".