Un hotel con declaración de intenciones
Atendiendo a Google Maps, la ubicación de Arbaso no puede ser mejor: lo sitúa literalmente a cincuenta metros del centro de San Sebastián y a tres minutos de la playa de la Concha, en un edificio del siglo XIX de estilo neoclásico con influencias eclécticas. Toda la fachada -que se mantuvo durante la construcción de hotel y sólo se derrotó el interior- está protegida, como el conjunto arquitectónico de la plaza del Buen Pastor, hacia donde se asoman buena parte de sus habitaciones. Su nombre engloba toda la filosofía del hotel: Arbaso significa ‘ancestros’ o ‘antepasados’ en euskera, ya que el objetivo del hotel siempre fue transmitir los valores de la cultura y tradiciones del País Vasco. La idea es que, durante su estancia, el viajero pueda vivir una auténtica experiencia local. Pero hay más, el nombre también es un homenaje al padre de las propietarias del hotel, ya que éste es el primer proyecto que desempeñan sin el apoyo profesional de su progenitor, un empresario sobradamente conocido en la ciudad.

Foto: Hotel Arbaso
Tradición y cultura vasca por bandera
El Egun on o el Arratzalde on con los que el personal de Arbaso recibe a los visitantes no es casual; también eso es parte de la filosofía del hotel de llevar la tradición y la cultura vascas por bandera. Otra prueba son los uniformes del personal, creados en exclusiva para el hotel por la diseñadora local Irati Guarretxena con pequeños detalles y guiños a la cultura local. Así, los chalecos de los aparcacoches están inspirados en los harrijasotzailes, los levantadores de piedras, el cinturón recuerda al gerriko de los pelotaris y, en verano, el equipo de recepción viste con alpargatas negras en los pies. Todo ello, eso sí, adaptado a un diseño ergonómico y funcional con identidad propia y un estilo muy personal.

Foto: Hotel Arbaso
La elegancia de la sencillez 'fabricada en el país vasco'
En todas las estancias del hotel, incluida la recepción con su imponente mesa de nogal que hace las veces de recepción -una pieza única procedente de un taller de Vitoria que, sin duda, resulta mucho más cálida que los mostradores habituales- predomina la madera. También está presente en los escritorios, en las mesas y en las butacas de las habitaciones. Estas últimas son además obra de un artesano ubicado en un pequeño local del Antiguo de San Sebastián. De hecho, prácticamente todos los proveedores de Arbaso son locales. En su decoración sencilla pero elegante juegan un papel fundamental también otros materiales muy presentes en la cultura vasca como el cuero, la cuerda, el mármol, la piedra e incluso el fuego; los áticos dúplex de la última planta cuentan con chimeneas de leña que pueden encenderse bajo petición. Para rematar, ahí están el verde de las paredes de algunas habitaciones, que se escogió con mucho mimo para hacer de la estancia un verdadero viaje a ese bosque tan característico del paisaje vasco, y las plantas. ¡¿Quién ha visto antes plantas en una habitación de hotel?! Calidez y tradición sin renunciar al lujo de la última tecnología, como los altavoces Marshall y los secadores Dyson en todas las estancias.

Foto: Hotel Arbaso
Con los cinco sentidos
Desde la concepción inicial del hotel sus responsables tuvieron claro que, para lograr una inmersión total en el ambiente vasco, era fundamental que este se percibiera por los cinco sentidos. Sí, también a través del olfato. Querían ofrecer una experiencia completa en torno a la madera; empezando por la recepción, con el olor de la chimenea de leña natural, y siguiendo por las zonas comunes y los pasillos de las habitaciones. ¡Y vaya si lo han conseguido! Basta con poner un pie en Arbaso para sentirse atrapado por sus aromas, todos ellos diseñados también exclusivamente para el hotel y elegidos minuciosamente tras varias catas de olores. La menta aromática con té verde, los cítricos amaderados y la madera con toques florales orientales son el resultado.

Foto: Hotel Arbaso
Tradición (con un punto de innovación) también en la mesa
El restaurante de Arbaso no podía mantenerse al margen de la filosofía del hotel. De hecho, la cocina de Narru viene con garantías. Tras triunfar en su local del barrio de Gros, el prestigioso chef Iñigo Peña decidió trasladar aquí sus fogones. Y el éxito se repite. El producto es la clave en una cocina de mercado donde destacan, entre otros platos, sus croquetas de jamón, que difícilmente podrían estar mas cremosas sin deshacerse. El que sí que se deshace pero en la boca y de qué manera es el tiradito de ventresca de atún. Ojo también a los ravioli de rabo de toro y a sus kokotxas. En cuanto al vino, nada como dejarse guiar por las acertadas recomendaciones del sumiller. Si la estancia se prolonga durante varios días, otra gran opción es alguna de las barras del cercano mercado de San Martín, propiedad de la misma familia que el hotel. Cualquier plato que salga de la cocina de Maun, por ejemplo, será un acierto.

Foto: Hotel Arbaso
Una Suite Única para sentirse como una estrella
Ni en la última planta ni en el ático, como suele ser habitual; la suite más especial de Arbaso no forma parte del edificio. Su nombre da una pista: Basalore significa ‘flor silvestre’ en euskera y se encuentra a veinte kilómetros del hotel, a los pies del monte Jaizkibel. Veintisiete hectáreas de terreno para uso y disfrute exclusivo de los huéspedes que, durante su estancia, se alojan en un impresionante caserío de dos plantas con cinco habitaciones dobles, biblioteca, salón, comedor interior y exterior, cocina, garaje y un porche de 300 metros cuadrados.
En el servicio esta incluida la limpieza diaria y el desayuno pero también existe la posibilidad de contratar los servicios de un chef. Sin duda, un lugar para sentirse como las estrellas que lo han elegido para pasar aquí sus vacaciones, incluidos Elsa Pataky, su marido Chris Hemsworth y los hijos de éstos, que eligieron Basalore para pasar varias semanas de descanso alejados de los focos en otoño de 2021.

Foto: Hotel Arbaso
Cada elemento de basalore cuenta una historia
El suelo del comedor perteneció a un convento de monjas, la escalera que conecta el hall con la primera planta es la de la antigua biblioteca de Pamplona, las baldosas de la entrada principal formaban parte de una iglesia de la que se desconoce la procedencia…. A pesar de que la estética de Basalore recuerda a los caseríos tradicionales del País Vasco, se construyó hace apenas veinticinco años pero, eso sí, utilizando piezas únicas con mucha historia procedentes de anticuarlos y diferentes derribos.

Foto: Hotel Arbaso