El Teide y sus imponentes 3.718 metros de altura no es solo un universo geológico de lavas, también es un universo botánico con más de una treintena de plantas endémicas que, cuando llega la primavera, transforman el paisaje del Parque Nacional del Teide. Aparece entonces una alfombra vegetal que cubre las cañadas. La violeta y la retama del Teide, pero sobre todo, el tajinaste rojo con su alto penacho alzado, colorean el escenario ocre con verdes y diferentes tonos rojizos, regalando un poderoso espectáculo cromático lleno de vida que se repite cada año en la isla canaria de Tenerife.