Contemplar a vista de pájaro pueblos, bosques y montañas, pero sin despegar los pies de suelo firme, ni pasar frío ni despeinarse. Los telecabinas hacen posible el sueño de sobrevolar enclaves de extraordinario valor natural y de paso acercarse a puntos desde los que realizar caminatas o descensos de esquí inolvidables. En lo más alto nos esperan observatorios astronómicos, cuevas de hielo, restaurantes, museos y, sobre todo, vistas, las mejores y más altas.