Más allá del turismo mainstream existe un pequeño reducto, a espaldas del Teide y con salida a la costa tinerfeña, que da sentido a esa forma de vida que busca volver a los orígenes, a disfrutar de la calma y a re-conectar con una naturaleza apenas alterada por la mano del hombre. Aunque se encuentra muy cerca de la Costa de Adeje, no tiene nada que ver con ella. De hecho, es una auténtica frontera natural que se separa del bullicio.