Del Priorat nunca se sale rápido.
Este mantra lo repite, como una oración, Marina, quien con su conocimiento y simpatía descubre al huésped los entresijos de la bodega de Terra Dominicata. Razón no le falta a esta guía enoturística del complejo: una vez allí, el ritmo se relaja y la velocidad se ralentiza, ya sea por los buenos vinos de la tierra o por la calma con la que es necesario circular por una carretera sembrada de sinuosas curvas. Sea como fuere, a Terra Dominicata uno viene a desconectar del mundo... y sin prisas.
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