Receta de una foto

El verano es un volcán de emociones... ¡y más en los Pirineos de Huesca!

Pocos lugares como los Pirineos pueden acoger imágenes tan paradójicas como esta en las que montañeros y veraneantes comparten enfoque y escenario.

Con la llegada del verano se reaviva el deseo de descubrir los grandes espacios abiertos, una necesidad ahora más fuerte que nunca. Y retorna el debate de si monte o playa, controversia que pierde valor al contemplar esta imagen donde todo cabe, incluso el Anayet, esta montaña de origen volcánico situada en el Pirineo aragonés. Tras desaparecer el cono por la erosión, hace más de doscientos millones de años, su magma ha conformado este formidable pitón que roza el firmamento con sus 2545 metros.

 

Quizás buscando asaltar ese cielo, el anhelo de hollar cumbres sea algo inherente al ser humano. Pero al observar la imagen, es posible descubrir algo que la protagonista ya parece haber entendido; para ella, esa cima, el cielo, puede esperar. Porque ya ha llegado hasta él, y lo tiene a sus pies reflejado en el lago, en una conexión que transporta al edén, el ansiado paraíso, que está aquí, en la tierra. Quizás una enseñanza de que la verdad de la vida consiste en estar bien con uno mismo, mientras al fondo, dos personas siguen en su búsqueda por acariciar las nubes, ajenas a que las tienen debajo mismo.

Anayet

Foto: Gonzalo Azumendi

Es uno de esos momentos de plenitud que ella desearía atrapar para siempre, y es el fotógrafo quien se encarga de que esto se cumpla, siempre detrás del instante, como un mago que convierte lo fugaz en algo eterno. Paralelamente, a través de ella (y de la cámara), el fotógrafo también se integra, vive, y atrapa para sí, esos segundos inmensos.

Es un juego curioso en el que la chica solo contempla parte de esta escena, la que tiene delante, y en la que no aparece… Quizás la visión “perfecta”, que respeta los cánones, la serenidad y el espíritu romántico de las imágenes del alpinismo clásico. Aunque también podría resultar una imagen muy tradicional, con dos montañeros que se adivinan dispuestos a llegar a la cumbre, sencillamente “porque está ahí “, como respondió Mallory en 1924, cuando le preguntaron porque iba a escalar el Everest.

Pero al introducir a la chica en la escena, todo este mundo heroico y ordenado revienta, explota, cambiando completamente la lectura de la imagen, que se llena de nuevas interpretaciones y sueños, centrándose la atención en el momento que ella vive.

Al fin y al cabo, toda fotografía está llena de interrogantes. Como este oasis surreal donde la montaña parece flotar sobre un firmamento atrapado en el agua, en un lugar único, dulce y aparentemente no hostil … Pero el Anayet es un volcán, que igual que el Krakatoa, podría explotar sin aviso, y su cumbre, que se antojaba una ventana al cielo, se convertiría súbitamente en la puerta del infierno.

Hoy día, más aún en la época de photoshop, es difícil encontrar certezas en las fotografías. Quizás todo es una fantasía que cada cual modela a su gusto. Quién sabe si la protagonista ya ha subido y bajado de la cima, y es este relato el que impone una visión predecible; o si son prejuicios o estereotipos lo que nos llevan a interpretar la imagen de determinada manera. Porque una buena fotografía tiene que tener más preguntas que respuestas … incluso en los paisajes más gentiles.

Ingredientes

Un equipo fotográfico ligero es fundamental para ahorrar fuerza en las grandes caminatas. En montaña “menos (peso) es más (energía) “

Una cámara con zoom 24-70 o equivalente es perfecto… Y cada cual decidirá si quiere asumir mayores cargas .

Datos EXIF: Zoom 24-70 en 24 mm, 1/400, F10, ISO 200

Elaboración:

Es habitual leer sobre la conveniencia de situar una persona en un paisaje para referenciar su magnitud. Trabajar con ese concepto puede ser erróneo. Un ser humano es más que el martillo del geólogo, que se sitúa junto a un fósil para medirlo. Lo interesante, es establecer una identificación, reconocerse a uno mismo en esa vivencia, y desear estar allí. Es entonces cuando la idea de inmensidad cobra sentido, al entrar en los sueños de los protagonistas de la escena. En realidad, el uso de distintos objetivos, falsean los tamaños y perspectivas. Cabe la trampa. Tomar como referencia a la chica cercana, o a los dos montañeros alejados y minúsculos apenas influye en la percepción de las dimensiones del paisaje. Daría igual que no estén. La fotografía no es una cuestión de escalas, sino de emociones.

Retoque y Emplatado

En la fotografía de montaña es importante despejar las cumbres de nieblas matutinas. Para ello, tras seleccionar la zona a destacar, aplicar contraste entre las zonas claras y oscuras, para potenciar el dibujo de las rocas, lo que hará que destaque la montaña sobre el cielo azul.

Limpiar y reforzar el verde de la hierba e intensificar el tono del cielo, es algo fácil usando la herramienta corrección de color.

Un retoque en absoluto complicado.