JAPÓN A LA VANGUARDIA
La sociedad de consumo japonesa es propicia a las librerías. Allí se va a las librerías como quien va a un museo, con atención, dedicándole tiempo, disfrutando. Algo que resulta evidente en Tokio, donde cada librería es un universo a explorar por la cantidad de referencias que pueden llegar a albergar. No es extraño que sea allí, precisamente, el lugar de algunas de las ideas más revolucionarias de los últimos tiempos en el sector.
La oferta es diversa y extraordinaria, pero hay algunos casos destacables. Uno de ellos es el protagonizado por la Morioka Shoten, en el barrio de Ginza. Su revolución es minimalista, pues se dedican a vender un único título a la semana. Se trata de un pequeño espacio que combina la idea de una sala de exposición y pop-up con una librería. Cada semana, un autor residente aguarda el encuentro de los diferentes lectores que se acercan a los eventos y presentaciones programados alrededor de ese único libro.

Foto: José Alejandro Adamuz
Curiosamente, la misma persona que está detrás de Morioka Shoten, lidera otro concepto revolucionario: pagar por entrar en una librería. En concreto, se trata de la Bunkitsu, en Roppongi, donde por unos 1.500 yenes se tiene acceso por tiempo ilimitado a la consulta del fondo de la librería, al asesoramiento de libreros que atienden como conserjes y otros servicios típicos de un coworking, con café o té, por ejemplo. Un detalle bibliófilo: las lámparas de trabajo son réplicas de las míticas lamparitas de pantalla verde que hay en la Biblioteca Pública de Nueva York. Sólo por el interiorismo que se gastan vale la pena pagar para darse una vuelta.
Sin salir de Tokio, la Tsutaya Books, la del barrio de Daikanyama, es todo un universo que gira alrededor del libro y que se comporta como un agujero negro: una vez que se entra en ella, los incondicionales de las librerías lo tendrán imposible para poder salir. Una gran T integrada en la fachada marca este lugar del tesoro, diseñado por Klein Dytham Architecture. Se trata de tres cubos de doble altura, comunicados entre sí por una calle -la Magazine Street-, que, como si fuera un tronco de árbol o una arteria, comunica con los diferentes espacios. Seis departamentos temáticos: Cocina, Viajes, Automóviles y Motocicletas, Arquitectura y Diseño, Arte y Humanidades y Literatura. Además, espacios para tomar algo o comer, una cafetería, exposición de revistas y objetos de arte, papelería y un espacio viajero lleno de inspiración, recomendaciones y artículos para el viaje.

Foto: Barra Llibre
EL BOOM DE LIBRERÍAS DE BARRIO
Y de una de las grandes urbes futuristas del mundo a reducir la escala a lo más próximo: los barrios. En este caso, los de Barcelona, la ciudad que está viviendo uno de los booms de librerías más extraordinarios de los últimos tiempos. En el futuro habría que analizar la influencia de una nueva hornada de libreros formados en la Escola de Llibreria de la Universitat de Barcelona, que empezó a impartir sus clases en 2012-2013, y la figura de las cooperativas a la hora de gestionar los establecimientos.
“Las librerías se mimetizan con los barrios que las acogen”, explica Jorge Carrión en Librerías (Ed. Anagrama), el libro sanctasanctórum de una bibliografía ideal sobre el tema. Las librerías de barrio son establecimientos regentados por libreros y libreras de cabecera, a los que se acude a la búsqueda de aquel libro que han reseñado en algún podcast de moda y resulta ser de lectura urgente o aquel otro del que alguien habló en alguna conversación, pero solo se recuerda la fotografía de la portada, o ni eso.
La recién llegada es la Fahrenheit 451, en la Barceloneta, que, en un guiño de continuidad con la tradición de librerías de barrio independientes, ha abierto puertas en el mismo local que ya ocupó otra mítica de la ciudad, la Negra y Criminal. Barra Llibre, en el barrio de Sants; La Calders, en Sant Antoni; La Carbonera, en el Poble-sec; la Nollegiu, en el Poblenou y, desde hace poco, también en El Clot; la Obaga, en Gràcia… Son muchas más las que han acabado por formar un interesante circuito de pequeñas librerías que participan de la agenda cultural de la ciudad con presentaciones, clubes de lectura, recitales, vermuts y cursos de todo tipo. La librería Ramon Llull, un "refugio" en el casco antiguo de Valencia, ha actualizado recientemente esta fórmula de librería de proximidad. También Los pequeños seres, con una personal forma de entender el mundo del libro, han adaptado este modelo de librerías en Madrid.

Foto: Shutterstock
VARIAS LIBRERÍAS JUNTAS FORMAN UN MERCADO
Los mercados de libros de segunda mano son una de las puertas más accesibles a la lectura: hay todo tipo de libros sin la barrera de entrada que puede suponer el precio de un título nuevo. Además, todos los libros merecen una segunda vida. A los libreros de estos mercados se puede ir buscando alguna referencia con más o menos éxito, pero lo que está claro es que nunca se vuelve sin haber encontrado nada. Alrededor de ellos hay toda una mitología urbana, como ocurre con el Dominical de Sant Antoni, en Barcelona. El espacio, ahora renovado gracias a la peatonalización del barrio y a la rehabilitación del antiguo edificio del mercado, forma parte de la historia sentimental de muchos barceloneses. Por sus paradas han paseado escritores como Manuel de Pedrolo, Terenci Moix, Quim Monzó y muchos otros contemporáneos, como Miqui Otero, quien en su nueva novela Simón (Ed. Blackie Books) usa el mercado como escenario narrativo.
“Una ciudad se parece mucho a un palimpsesto. Debajo de lo que se ve hay más. Eso es lo que sucede en la Cuesta de Moyano, el kilómetro cero literario de esta ciudad”, así comienza el prólogo escrito por Andrés Trapiello a la guía con ilustraciones de Fernando Vicente que marca las coordenadas de lugares, hitos históricos y perfiles de protagonistas en torno a la Cuesta de Moyano, en Madrid.
La Cuesta de Moyano ha cumplido ya cien años (se inauguró en 1919) y sigue en buena forma, ahora sí, con prácticamente todas sus casetas regentadas por libreros y libreras (solo queda una cerrada).

Foto: Librería Tipos Infames
ENTRE COPAS Y LIBROS
En este tipo de librerías son tan importantes las estanterías como que haya mesitas donde poder dejar la copa de vino, o la taza del café, o por qué no, ambas cosas al mismo tiempo; tal vez, también, un buen sofá para dejar pasar la tarde, porque es seguro que hay vinos cuyo aroma marida perfectamente con la tinta y el papel. La biblioteca de Babel (número tres de la calle Arabí, en Palma de Mallorca) es una de las librerías decanas que tuvieron el atrevimiento de vender libros y servir bebidas.
En ella todo está pensado al milímetro, incluso el diseño de las estanterías, en el que insistió José Luís para que el resultado final permitiera que tanto los libros como las botellas de vino lucieran como se merecen. La terraza que da entrada al local es un guiño a las de los cafés parisinos. Más librería de fondo que de novedades, en su bodega se pueden encontrar un buen centenar de referencias de vinos.
Los que también llevan tiempo haciendo esto de vender libros y servir vinos son Tipos Infames, que acaban de cumplir 10 años… Mucho más que una simple librería, en el número tres de la madrileña calle de San Joaquín se encuentra un lugar donde suceden cosas, encuentros, talleres, presentaciones e inspiraciones varias. En el interior, mucha blancura, aire industrial y tipografía informal, algo de sala de arte, vinoteca y mucho de librería donde encontrar una cuidada selección de títulos, tanto en su fondo como en las mesas de novedades. En definitiva, lo de Tipos Infames es canela fina, que así se llama la estantería donde ponen sus libros recomendados.

Foto: La Puerta de Tannhäuser
LA CONSPIRACIÓN DE LA PÓLVORA: LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Es cierto que si se piensa en Salamanca, Plasencia o Segovia, viene a la mente la España vacía. Al menos, nadie pensaría en ellas como centros culturales. Y sin embargo, tres librerías en estas respectivas ciudades se llevaron el Premio Nacional al Fomento de la Lectura en 2016. Todo comenzó un año antes, cuando Letras Corsarias (Salamanca), Intempestivos (Segovia) y La Puerta de Tannhäuser (Plasencia) se unieron bajo la Conspiración de la pólvora. Aunque el concepto tiene el nombre de un complot fracasado -el intento por parte de los católicos de acabar con la vida del rey Jacobo I-, la idea resultó todo un éxito. De esa forma, las tres han dado lugar a auténticos road trips literarios con presentaciones de autores que de otra forma no habrían llegado hasta estos rincones porque siempre es difícil romper con todo lo que no sea Madrid o Barcelona.
Podrán ser pequeñas, independientes y están lejos; pero será precisamente por ello que hoy todo el mundo quiere pasarse por ellas: los autores, porque se sienten agasajados en el trato; las editoriales, porque las presentaciones son siempre un éxito; y los viajeros bibliófilos porque qué mitómano no ansía ir al Cavern Club de Liverpool o a la tumba de John Keats en Roma antes de morir.

Foto: Ona LLibres
LA CLAVE ESTÁ EN LA ESPECIALIZACIÓN
Altaïr celebró su cuarenta aniversario en el año de la pandemia. Cuarenta años: cuesta menos decirlo que vivirlos. Detrás de esta librería, la más grande de Europa especializada en viajes, está Pep Bernardes, uno de esos tipos imbatibles que, a pesar de haberlas visto de todos los colores, siguen para adelante con empeño. Cuarenta años: muchos para alguien que más de una vez ha confesado que, en realidad, nunca quiso tener una librería, ni tener nada que ver con los viajes; pero que, al fin, se encontró ahí, porque los viajes y los libros le permitían -le permiten aún- tratar de buscar respuestas a las preguntas que se encontraba por el camino.
La librería Altaïr es un buen ejemplo de librería especializada. Entrar en ella supone una inmersión en el mundo. Son cerca de mil metros cuadrados por los que avanzar entre libros de todo tipo -desde novelas, a poesía, crónicas, novelas gráficas, ensayo-, guías y mapas, organizados por continentes, países y ciudades, según se avanza por sus anaqueles.
Muy cerca de Altaïr, en el Eixample barcelonés, está la recién llegada Ona Llibres, que, además, ha abierto puertas frente a Laie, una de las librerías míticas de la ciudad, también en la cuarentena. Ona Llibres apuesta por un fondo especializado en literatura escrita o traducida en catalán. Un fondo cuidado al máximo junto a obras de arte: una litografía de Damien Hirst, una carta manuscrita de Bob Dylan, una fotografía de Maria Friberg... Hay un espacio de joyas bibliográficas, una sección de infantil que más que sección diríase anexo de librería y una estupenda sala para presentaciones y otros eventos. Pasear por ella es un lujo para los sentidos que comienza con la instalación de Alicia Martín en la puerta: un remolino de libros del que nadie quiere ser rescatado.

Altaïr
Entre las de superficie más pequeña, hay otras librerías especializadas, como Lata Peinada, en el Raval (y ahora también con sede en Madrid recién inaugurada), o la Llama Store, especializada en humor, o la Jaimes, la librería francesa de Barcelona. Grandes o pequeñas, pero en definitiva especializadas, ese es un fenómeno imparable, sobre todo, porque no hay algoritmo que pueda recomendar un título para alguien interesado en bucear en una extensa bibliografía con miles de referencias. Ya lo dijo en alguna entrevista Alberto Menguel, Premio Formentor en 2017, que las buenas librerías son aquellas en las que el librero conoce todos los títulos, o algo parecido: ese sí es un buen algoritmo.
En Madrid hay muchas otras librerías especializadas. A Punto, en la calle Hortaleza, en Chueca, es un buen ejemplo. Más que una librería, se trata de un espacio dedicado a la cultura de la cocina de más de 400 metros cuadrados, con tienda, escuela donde imparten cursos y talleres y un fondo de títulos dedicados a la gastronomía que haría las delicias de Jean Anthelme Brillat-Savarin. Otra referencia madrileña indispensable en cuanto a librerías especializadas es la librería Ocho y Medio (Calle de Martín de los Heros, 11).

Burroculto: cortesía de Max Ramos
LIBROS CLANDESTINOS
Los que tuvieron la suerte de tratarle, cuentan que a Michael Seidenberg le gustaba hablar, que se podía estar horas y que alrededor de él orbitaban los personajes más peculiares del Upper West Side. No se sabe muy bien cómo, eso forma parte de la leyenda urbana, pero en algún momento decidió montar una librería en su propio apartamento. La BrazenHead Books era un lugar repleto de libros que formaban columnas imposibles por todos lados. También había alguna que otra botella de whisky, ceniceros y sillas repartidas por donde hiciera falta para que la gente se pudiera sentar. Hasta él solo se podía llegar si algún otro iniciado facilitaba antes las coordenadas necesarias para encontrarle. Desafortunadamente, Michael Seidenberg murió en julio de 2019 y con su muerte, el apartamento cerró. Pero marcó el camino.
En Ciudad de México se encuentra alguien a la par que el bohemio de Manhattan. Se trata de Max Ramos, un librero que se hizo a sí mismo, que comenzó mostrando su género en el infinito metro de la ciudad y que hoy tiene algunas de las librerías de viejo más interesantes de la capital mexicana. Todas son de paso, como para entrar y rebuscar libros de todo tipo. Todas, menos el Burro Culto, a la cual sólo se puede llegar tras cita previa. Si se llega primero a la Jorge Cuesta, tal vez uno pueda salir de allí con un número de teléfono: es la llave que abre un mundo barroco de libros. Los hay especiales, ediciones difíciles de encontrar, ejemplares dedicados que formaron parte de alguna biblioteca personal… A la cita previa, siempre acude él o algún colaborador de confianza, atendiendo desde la distancia pero atentos a la deriva del curioso lector.

Foto: Wuguan books
UNA LIBRERÍA A OSCURAS: WUGUAN BOOKS
Las grandes marcas de moda lo hicieron primero: convertir la compra en una experiencia única e irrepetible, algo que forma parte de una estrategia de diferenciación frente al comercio digital. Ahora la búsqueda de experiencias ha llegado también a las librerías. Un caso paradigmático es la Wuguan Books, que se encuentra en el Pier-2 Art Center de Kaohsiung, un antiguo almacén comercial convertido en un centro creativo en Taiwán.
El lugar trasciende la idea de librería para alcanzar el de la metáfora. Como en la mayoría del arte conceptual, detrás de lo que se ve hay una profunda reflexión. De primeras, el diseño de la entrada puede recordar al de las salas tradicionales chinas donde se celebra el duelo. Algo de comunión con el alma hay al entrar y darse de bruces con la oscuridad total, solo rota por las cubiertas de los libros iluminadas, que parecen flotar en un espacio etéreo. Hay unas trescientas estanterías dedicadas cada una a un solo libro que aparecen así casi como si fueran esculturas. Tanta oscuridad está dirigida a acentuar la experiencia máxima de una librería: la del encuentro con ese libro que puede llegar a cambiar la vida del lector. El concepto y el desarrollo del mismo son del estudio taiwanés de arquitectura y diseño de interiores Chu Chih-kang Space Design. Una singularidad más, los libros están clasificados según el color de la portada. Más allá del aparente sacrilegio, la idea es romper con ello los prejuicios de las etiquetas establecidas.

Foto: Shutterstock
LAS LIBRERÍAS ESPECTÁCULO: "THE SHOW MUST GO ON"
En la línea de lo que han hecho algunas bibliotecas que apostaron por lo más espectacular de la arquitectura contemporánea para hacerse un lugar en las ciudades, algunas librerías han recurrido al mismo criterio arquitectónico para posicionarse en el mundo global. Una respuesta física y tangible al poder del algoritmo. La primera fue Ateneo Grand Splendid, en Buenos Aires. En el año 2000, la popular cadena de librerías abrió el local del ex teatro Grand Splendid tras adecuarlo para su uso comercial. Rápidamente logró situarse como una de las librerías más bellas del mundo, con lo que se aseguró la fama y un lugar en el mapa del turismo internacional. De hecho, la librería está reseñada incluso en la página oficial de turismo de la ciudad de Buenos Aires.
Una década más tarde, la librería Selexyz Dominicanen de Maastricht no se quedó atrás. Esta librería, perteneciente a la famosa cadena de librerías Selexyz, ocupó lo que fue una antigua iglesia del S. XIII. El diseño de Merkx + Girod conservó todos los elementos arquitectónicos originales e introdujo una solución multinivel consistente en una gran estantería de acero negro de tres pisos por las que transita el cliente. En el coro antiguo, una cafetería, y para cuando alguien se canse de ver los lomos de los libros, que mire hacia arriba, allí le esperan los frescos del techo restaurados. En cierta forma, es como la sede de la Central del Raval, que ocupa el espacio de la antigua Capilla de la Misericordia, pero llevado al grado superlativo.
En la alineación de librerías más espectaculares del mundo caben establecimientos como la librería Ler Devagar, en el espacio urbano XL Factory, de Lisboa, donde se conserva entre libros la antigua imprenta industrial que hubo en el lugar. También está en los principales listados la Acqua Alta, en Venecia, que convirtió la decadencia en deseo instagrameable y, últimamente, no paran de llegar librerías chinas tan impresionantes como la futurista Dujiangyan Zhongshuge (en la imagen). Es cierto que muchos irán a por su selfie, pero esos viajeros ayudarán a que otros puedan encontrar los libros más deseados.