Tal vez algunos lo hayan olvidado, pero en 2013 la librería Catalònia se convirtió en un McDonald 's. El establecimiento abrió en 1924 en el número 17 de Plaça Catalunya, en un local donde pagaban 2.500 pesetas al mes por el alquiler. Siete años después, se instaló en Ronda de Sant Pere, número 3. En todo caso, siempre estuvo en pleno centro de Barcelona. Pero finalmente, lo que no pudieron dictaduras, guerras o, incluso, un incendio, lo pudo la turistificación.
El año del cierre de la librería Catalònia puede marcarse como un hito en el proceso de tematización de una ciudad que había pasado de un millón de turistas en 1990 a algo más de siete millones y medio en 2013. Sin embargo, hoy el centro de Barcelona no es un campo raso en lo que se refiere a librerías. Al contrario, su densidad urbana está en aumento y son más los negocios que abren que los que cierran. Algo importante para el ecosistema de la ciudad, pues la dinámica de negocio de las librerías permite naturalizar el centro urbano de nuevo. En Barcelona cada vez hay más ganas de libros y de librerías donde ir a comprarlos. De hecho, algunos ya hablan de la calle Pau Claris como el nuevo Charing Cross Road, la famosa milla de oro libresca de Londres.