Pocas comunidades le ganan en verdor a Cantabria. Aún menos en lo tocante a pueblecitos encantadores, de esos con los que cualquiera soñaría con retirarse una temporada. Mucha tradición, buena gastronomía, arquitectura, alguna que otra leyenda, y, sobre todo, paisajes como para quitar el hipo. Y toda esa riqueza pasa necesariamente por algunos de los pueblos más bellos de Cantabria.