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Los seis pueblos más bonitos de Albacete

Pueblos enclavados entre profundos valles y verdes sierras son el denominador común de este recorrido geográfico.

La Sierra del Segura y los fértiles valles del río Mundo confirguran el paisaje y, por ende, la historia, la cultura y la idiosincrasia de este rincón del sureste manchego. La belleza de estos pueblos albaceteños guarda las huellas de un pasado con ecos medievales punteado de vestigios musulmanes.

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Yeste PC

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Yeste

Ubicado en plena serranía del río Segura y bañado en abundancia por las aguas de sus arroyos, la silueta del pueblo manchego de Yeste está dominada por su castillo de origen musulmán. Si bien se sabe que los romanos habían habitado antes este lugar, fue el dominio árabe el que dejó su huella más presente en esta la fortaleza, que con las posteriores reformas adquirió aspecto gótico. A los pies del promontorio en el que se halla el castillo se organizaron las casas de la villa medieval, un trazado urbano que todavía hoy se conserva. Las casas señoriales que se descubren entre sus callejuelas hablan del pasado y el carácter de Yeste, un paseo que culmina con la visión del Ayuntamiento, de estilo renacentista, y la torre de la iglesia de la Asunción, que asoma por encima de los tejados y se perfila sobre el fondo verde la sierra.

shutterstock 1634292529. Lietor

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Lietor

Como si de una roca mal peinada se tratase, el perfil irregular del conjunto de casas del pueblo albaceteño de Liétor se asoma sobre uno de los acantilados que forman la vertiginosa hoz del río Mundo. Esta privilegiada ubicación convertía a la villa en una perfecta atalaya, de manera que solo fue preciso construir la línea de muralla en la parte norte, pues el río actuaba como defensa. Además del rico patrimonio natural que envuelve esta localidad caracterizado por los valles y cañones de la Sierra del Segura, es imprescindible también dedicar tiempo y atención al patrimonio cultural. Su mayor icono es el retablo barroco de la iglesia de Santiago Apóstol, y los peculiares murales de la ermita de Nuestra Señora de Belén, que decoran cada uno de los rincones de los muros, completan la visita cultural.

 
 
iStock-1059181676. Alcaraz

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Alcaraz

En el corazón de esta localidad emplazada a los pies del cerro de San Cristóbal, la vida en la plaza Mayor de Alcaraz late con fuerza, articula su entramado urbano y actúa como punto de referencia. Declarada monumento Histórico-Artístico, el imponente conjunto de aires sobrios y elegantes rodeado de soportales está formado por tres lonjas y presidido por dos bellas torres renacentistas. Al emprender el paseo más allá de la plaza, aparecen por el camino pequeños detalles arcos y adornos que atestiguan su esplendor medieval y renacentista. Un buen ejemplo de ello es la puerta de la Aduana, del siglo XVI, que muestra del estilo plateresco que también se encuentra en otros edificios de la villa. Y mientras tanto, el castillo de Alcaraz, ahora en ruinas, contempla la estampa desde lo alto del cerro; los pedazos de la antigua fortaleza parece que aún quieren proteger a los lugareños, como hicieron antaño en la batalla de Alcaraz.

iStock-1272772216. Ayna

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Ayna

Las vertiginosas paredes de la Sierra del Segura acogen el pueblo manchego de Ayna. Son los mismos muros de piedra que han obligado a sus habitantes, desde siglos atrás, a cultivar la tierra en terrazas, moldeando las laderas de la montaña con la acción humana, en este caso respetuosa con el entorno natural. La panorámica del pueblo agarrado a la falda del monte San Urbán se contempla a la perfección desde el Mirador del Diablo. Desde allí también se puede ver el conjunto de la Ermita de los Remedios, una de las visitas clave para conocer el precioso artesonado mudéjar que decora su techo. Las ruinas del castillo de Yedra custodian el pueblo desde los aledaños e invitan a descubrir los alrededores, donde se encuentra la Cueva del Niño, con representaciones de arte rupestre.

 
iStock-1219199192. Riopar Viejo

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Riópar Viejo

Antes de que la industria convirtiera a la moderna Riópar en lo que es hoy, Riópar Viejo era la población de referencia. Una sinuosa carretera de curvas conduce hacia lo alto del cerro sobre el que se estableció la localidad original. Por encima, las ruinas del antiguo castillo musulmán dominan la vista de la villa, cuyo mayor patrimonio arquitectónico es la iglesia del Espíritu Santo. Tras una amplia restauración, hoy luce con el magnífico aspecto con el que fue construida en el siglo XV. Prácticamente deshabitado, el pueblo cuenta con varias casas habilitadas para el alojamiento rural que mantienen vivas sus calles. Los alrededores del Riópar Viejo esconden un rincón de belleza natural incomparable. 15 km al sur, dentro del Parque Natural de los Calados del Mundo y de la Sima, es posible descubrir el nacimiento del río Mundo. Un lugar donde la fuerza de la naturaleza emerge de la tierra en forma de agua.

GettyImages-1211546583 (1). Alcalá del Júcar

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Alcalá del Júcar

Por la comarca manchega de la Manchuela discurre el cauce del río Júcar, y en uno de sus meandros se asienta el núcleo urbano de Alcalá. El castillo construido por los almohades en el siglo XII ubicado sobre una peña se yergue como punto de referencia y en su ladera se agrupa un puñado de casas de techos anaranjados entre los que destaca la silueta de la esbelta torre de la iglesia de San Andrés. El templo, que luce una mezcla de elementos góticos y neoclásicos, brilla con luz propia al caer la tarde. Una de las estampas más bellas de la localidad se encuentra junto al río, sobre el que cruza un puente romano que sirve de nexo entre la parte moderna y el casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico. Una de las visitas más espectaculares que ofrece Alcalá del Júcar son sus cuevas. Fueron excavadas hace más de 700 años en la roca caliza y sus recovecos cruzan la montaña por el interior.

Alcalá del Júcar

Por la comarca manchega de la Manchuela discurre el cauce del río Júcar, y en uno de sus meandros se asienta el núcleo urbano de Alcalá. El castillo construido por los almohades en el siglo XII ubicado sobre una peña se yergue como punto de referencia y en su ladera se agrupa un puñado de casas de techos anaranjados entre los que destaca la silueta de la esbelta torre de la iglesia de San Andrés. El templo, que luce una mezcla de elementos góticos y neoclásicos, brilla con luz propia al caer la tarde. Una de las estampas más bellas de la localidad se encuentra junto al río, sobre el que cruza un puente romano que sirve de nexo entre la parte moderna y el casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico. Una de las visitas más espectaculares que ofrece Alcalá del Júcar son sus cuevas. Fueron excavadas hace más de 700 años en la roca caliza y sus recovecos cruzan la montaña por el interior.

Liétor

Como si de una roca mal peinada se tratase, el perfil irregular del conjunto de casas del pueblo albaceteño de Liétor se asoma sobre uno de los acantilados que forman la vertiginosa hoz del río Mundo. Esta privilegiada ubicación convertía a la villa en una perfecta atalaya, de manera que solo fue preciso construir la línea de muralla en la parte norte, pues el río actuaba como defensa. Además del rico patrimonio natural que envuelve esta localidad caracterizado por los valles y cañones de la Sierra del Segura, es imprescindible también dedicar tiempo y atención al patrimonio cultural. Su mayor icono es el retablo barroco de la iglesia de Santiago Apóstol, y los peculiares murales de la ermita de Nuestra Señora de Belén, que decoran cada uno de los rincones de los muros, completan la visita cultural.

Ayna

Las vertiginosas paredes de la Sierra del Segura acogen el pueblo manchego de Ayna. Son los mismos muros de piedra que han obligado a sus habitantes, desde siglos atrás, a cultivar la tierra en terrazas, moldeando las laderas de la montaña con la acción humana, en este caso respetuosa con el entorno natural. La panorámica del pueblo agarrado a la falda del monte San Urbán se contempla a la perfección desde el Mirador del Diablo. Desde allí también se puede ver el conjunto de la Ermita de los Remedios, una de las visitas clave para conocer el precioso artesonado mudéjar que decora su techo. Las ruinas del castillo de Yedra custodian el pueblo desde los aledaños e invitan a descubrir los alrededores, donde se encuentra la Cueva del Niño, con representaciones de arte rupestre.

Yeste

Ubicado en plena serranía del río Segura y bañado en abundancia por las aguas de sus arroyos, la silueta del pueblo manchego de Yeste está dominada por su castillo de origen musulmán. Si bien se sabe que los romanos habían habitado antes este lugar, fue el dominio árabe el que dejó su huella más presente en esta la fortaleza, que con las posteriores reformas adquirió aspecto gótico. A los pies del promontorio en el que se halla el castillo se organizaron las casas de la villa medieval, un trazado urbano que todavía hoy se conserva. Las casas señoriales que se descubren entre sus callejuelas hablan del pasado y el carácter de Yeste, un paseo que culmina con la visión del Ayuntamiento, de estilo renacentista, y la torre de la iglesia de la Asunción, que asoma por encima de los tejados y se perfila sobre el fondo verde la sierra.

Riópar Viejo

Antes de que la industria convirtiera a la moderna Riópar en lo que es hoy, Riópar Viejo era la población de referencia. Una sinuosa carretera de curvas conduce hacia lo alto del cerro sobre el que se estableció la localidad original. Por encima, las ruinas del antiguo castillo musulmán dominan la vista de la villa, cuyo mayor patrimonio arquitectónico es la iglesia del Espíritu Santo. Tras una amplia restauración, hoy luce con el magnífico aspecto con el que fue construida en el siglo XV. Prácticamente deshabitado, el pueblo cuenta con varias casas habilitadas para el alojamiento rural que mantienen vivas sus calles. Los alrededores del Riópar Viejo esconden un rincón de belleza natural incomparable. 15 km al sur, dentro del Parque Natural de los Calados del Mundo y de la Sima, es posible descubrir el nacimiento del río Mundo. Un lugar donde la fuerza de la naturaleza emerge de la tierra en forma de agua.

Alcaraz

En el corazón de esta localidad emplazada a los pies del cerro de San Cristóbal, la vida en la plaza Mayor de Alcaraz late con fuerza, articula su entramado urbano y actúa como punto de referencia. Declarada monumento Histórico-Artístico, el imponente conjunto de aires sobrios y elegantes rodeado de soportales está formado por tres lonjas y presidido por dos bellas torres renacentistas. Al emprender el paseo más allá de la plaza, aparecen por el camino pequeños detalles arcos y adornos que atestiguan su esplendor medieval y renacentista. Un buen ejemplo de ello es la puerta de la Aduana, del siglo XVI, que muestra del estilo plateresco que también se encuentra en otros edificios de la villa. Y mientras tanto, el castillo de Alcaraz, ahora en ruinas, contempla la estampa desde lo alto del cerro; los pedazos de la antigua fortaleza parece que aún quieren proteger a los lugareños, como hicieron antaño en la batalla de Alcaraz.