Alemania

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Tarta Selva Negra

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Wutach

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Gengenbach

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Monasterio Maulbronn

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Ruta por la Selva Negra alemana

Cerca de 6.000 kilómetros cuadrados de abetales se extienden entre las ciudades de Friburgo y Basilea, en el estado de Baden-Wurtemberg. Es la Selva Negra, cuyo nombre no hace honor a la variedad cromática que la cubre a lo largo de todo el año: del verde intenso veraniego a los ocres otoñales y al blanco del invierno. El sur alberga los paisajes más cálidos de Alemania, además de una naturaleza casi intacta de colinas y bosques que dan paso a prados y cultivos en torno a monasterios, granjas y pueblos; en las tierras bajas aparecen las ciudades de comerciantes, emplazadas a orillas de los grandes ríos navegables. Privilegiada conjunción de bosque y agua, recorrer la Selva Negra es un continuo descubrir de embalses, lagos –los más conocidos son el Titisee y el Schluchsee– y poblaciones termales que aún respiran el aire aristocrático del siglo XIX. Así sucede en Bad Krozingen y Baden-Baden, las estaciones balnearias más antiguas y famosas de Alemania. Entre las paradas ineludibles destaca St Peter por sus entramados de madera y su monasterio benedictino del siglo xi, y Triberg, que sorprende con un enorme reloj de cuco y una preciosa cascada.

Berlín

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Berlín

Según la versión más popular, Berlín proviene de la palabra alemana bär, que significa oso. Es por esto que en el escudo de la ciudad aparece un oso, adoptándolo así como símbolo. A partir de esta idea, se le atribuyó a Albrecht den Bären (Alberto el Oso) la fundación de la ciudad. Sin embargo, otra teoría remonta su origen a los antiguos pueblos eslavos de la zona: la raíz berl o birl, procedente del idioma polabo que significa pantano, se suma al sufijo in, que indica lugar, con lo cual Berlín significaría 'tierra pantanosa', tierra no cultivable o deshabilitada, una teoría que gana fuerza frente a la más popular, ya que normalmente se denomina a la ciudad con un artículo delante: Der Berlin

Berlín (Alemania)

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Berlín (Alemania)

La capital alemana acoge unos sesenta mercados de Navidad en bulevares, plazas, calles estrechas y museos. Uno de los mercados navideños imprescindibles de Alemania es el que se instala frente al palacio barroco de Charlottenburg. Con el castillo de fondo, es uno de los más bonitos de la capital alemana. En él se puede adquirir artesanía y bisutería de calidad y llama la atención porque en las casetas hay calefacción, hecho que se agradece en la navidad berlinesa

Berlín

  1. ¿Dónde?

    En los jardines del Palacio Charlottenburg.

  2. ¿Cuándo?

    Del 27 de noviembre al 31 de diciembre de 2023 (cerrado el 24 de diciembre).

Foto: Krzysztof Browko / Alamy Stock Photo

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Tierra de frontera

La parte sur de ese territorio es la más campestre y montañosa, también la más popular entre los alemanes y los foráneos. Porque hay que decir enseguida que la Selva Negra parece la cuna misma de algunos de los tópicos más extendidos sobre Alemania: las fachadas con entramado de madera, el jamón ahumado y embutidos emparentados, el reloj de cuco –que no inventaron los suizos–, el sombrero de cinco borlas o pompones rojos –que debidamente estilizado es el logo de la región–, la cerveza artesanal, incluso el vino...

Y por supuesto, la Naturaleza. Así, en mayúscula. La mitad de la región está ocupada por dos parques naturales, declarados Reserva de la Biosfera por la Unesco. Eso explica su fama como destino para practicar deportes de montaña en cualquier época, desde senderismo hasta esquí, pero también surf, vela o piragüismo en sus lagos de origen glaciar.

Foto: Katatonia82 / Shutterstock

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Plaza de la Catedral de Friburgo

La plaza de la Catedral, corazón del casco medieval, siempre bulle de actividad. Hay mercado a diario, excepto domingos y fiestas de guardar. Y a todas horas, la gente se sienta a charlar en el pretil de la fuente renacentista –policromada, como el tímpano y algunas estatuas de la Catedral– o se apalanca en poltronas delante de la Kaufhaus o lonja de mercaderes, almacén renacentista cuyo patio acoge conciertos. Otro lugar de encuentro son los dos Ayuntamientos y sus respectivas plazas. El Antiguo, que se hizo uniendo varias casas con gablete del siglo xvi, aloja la oficina de turismo. El Nuevo surgió de la reforma de un edificio universitario en torno a 1900. Su carillón solo se desata a mediodía. A esa hora más o menos, un domingo, Friburgo es un clamor de campanas como solo recuerdo en Roma.

Friburgo no termina ni mucho menos ahí. Quedan por ver la Casa de Erasmo, renacentista, en la que se alojó el pensador como refugiado; el convento de los Agustinos, hoy transformado en museo; el claustro gótico de los Franciscanos, destinado a conciertos; la posada más antigua de Alemania, Zum Roten Bären, en la Herrenstrasse...

 

Foto: Sergii Zinko / Shutterstock

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Triberg, muchos relojes y su cascada, la más alta de Alemania

Si desde Friburgo se toma rumbo hacia el este, entraremos en la zona de los pueblos relojeros. Triberg, a 60 km, es el más famoso, aunque también lo es por la cascada que el río Gutach forma al despeñarse sobre lajas de granito, dando lugar al salto más alto de Alemania, de unos 150 m. Desde el centro de Triberg hasta la cascada hay un paseo de una media hora, bien señalizado. El pueblo alberga también el Museo de la Selva Negra, que muestra artesanía, cacharros ancestrales y por supuesto, relojes de cuco. Si se visita la tienda Haus der 1000 Uhren, la tentación de comprar uno será difícil de resistir.

Foto: Thomas Herzog

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Bosques de ensueño

Los romanos llamaron "selva negra" a este territorio por sus densas florestas. Aquellos temidos bosques ofrecen ahora bellas caminatas. Internándose hacia el sur pronto se da con el lago Titisee, la joya lacustre de la Selva Negra. La proximidad del monte Feldberg (1.493 metros), el pico más alto de la región, lo ha convertido en un destino vacacional tanto en verano como en invierno. 

Foto: AgeFotostock

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Berlín y la II Guerra Mundial

Efectivamente, Saint Exupery comenzó a sentir que algo terrible estaba a punto de suceder. Se respiraba en el ambiente. A principios de 1939, salió publicado Tierra de hombres y fue nombrado oficial de la Legión de Honor. Presintiendo lo que estaba por venir, viajó a Berlín para ver con sus propios ojos cómo se estaba desarrollando todo en Alemania. Volvió horrorizado, convencido de que con Hiter no habría paz. No se equivocó. En diciembre de 1939, Saint-Exupéry se incorporó en una escuadrilla de reconocimiento con base en la región de Champagne. Llegó a realizar siete peligrosas misiones de reconocimiento, por las que recibió la Cruz de Guerra. Pero el avance nazi era imparable, la escuadrilla fue evacuada y Francia ocupada. El mundo que había conocido comenzaba a desaparecer.

Foto: Age fotostock

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Auf Schönburg (Alemania)

El frondoso valle del Rin es el idílico entorno que rodea los muros de Auf Schönburg. Esta fortaleza, que data del siglo X, fue restaurada a mitad del siglo XX para convertirse en uno de los hoteles-castillo más románticos de Alemania. Su decoración, sus muebles, sus robustos muros y un cuidado jardín contribuyen a que el viaje hacia la época medieval sea completo. ¿Qué mejor que rematarlo con una visita al museo de la torre y una cena con productos de la zona?

Foto: Age fotostock

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Friedhof Grunewald-Forst, Berlín

Al sur de la ciudad de Berlín y durante el siglo XIX, las personas que querían quitarse la vida en muchas ocasiones decidían lanzarse al río Havel. El problema era que muchos de los cadáveres se quedaban varados en los meandros del río y, debido a que no podían ser enterrados en un cementerio cristiano por su pecado, se convirtieron en un problema para las autoridades. Éstas encontraron la solución en el bosque de Grunewald, el cual acabaría convirtiéndose en el cementerio de los suicidas. 

Foto: Gtres

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Un reloj universal en Berlin

Este reloj en Alexanderplatz se ha convertido en un icono de la ciudad. Se ubica en un lugar de Berlín muy bien comunicado, con estación de tren, autobús y tranvías, así que el reloj "Urania" es muy visitado tantos por los turistas como por los berlineses. El reloj fue construido en 1969, por lo que es un superviviente de la época de la antigua República Democrática Alemana. Este reloj da la hora de todo el mundo, como si fuera una metáfora del aislamiento que vivió en la época socialista.

Foto: Gtres

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El reino de los relojes de cuco

El que cada media hora salga un autómata con forma de pájaro hace de los relojes de cuco uno de los relojes más simpáticos del mundo. Para encontrar los originales hay que viajar hasta la Selva Negra, Alemania. Precisamente, en Triberg, una pequeña localidad de Alemania ubicada a unos 56km de Friburgo, es el lugar donde se encuentra el reloj de cuco más grande. Si el péndulo mide 8 metros, ¡imaginad el tamaño del pájaro que da la media hora! Esta zona de Alemania, además de ser famosa por la industria relojera, está llena de bellas aldeas y de una naturaleza exuberante. 

Foto: Gtres

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Heildelberg, Alemania

Esta es una bella ciudad a orillas del río Neckar, en el suroeste de Alemania, en el valle del Rin. Heildelberg es el hogar de la universidad más antigua de Alemania, The Ruperto Carola University. Siempre ha sido un centro de aprendizaje y literatura y ha recibido a escritores famosos como Johann Wolfgang von Goethe, autor de Fausto, y los grandes escritores románticos Clemens Brentano, Bettina von Arnim y Friedrich Hölderlin. Tal vez por influencia de su antiguo castillo, esta fue la cuna del romanticismo alemán del siglo XIX.

Foto: Diego Delso

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Konzerthaus Berlin

Ubicado en la plaza Gendarmenmarkt, en el corazón de la capital alemana, Konzerthaus fue construido por Friedrich Schinkel en el siglo XIX. Su diseño está inspirado en la belleza de la Grecia Clásica, con sus columnas jónicas, los frisos del frontón y sus numerosas esculturas inspiradas en la mitología griega. Conocido en sus orígenes como el Teatro de Berlín, el popular edificio fue víctima de un incendio durante la Segunda Guerra Mundial. No fue hasta finales del siglo XX cuando fue reconstruido y reconvertido en auditorio.

Foto: Assy

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Filarmónica del Elba, Hamburgo

Diseñado por el prestigioso estudio suizo Herzog & De Meuron e inaugurado a principios de 2017, la Filarmónica del Elba es el nuevo icono de Hamburgo, en Alemania. Está ubicado en el puerto de la ciudad, el segundo más importante de Europa, y fue levantado sobre un antiguo almacén de cacao, tabaco y té. De su estructura original aún se conserva el ladrillo rojo de su base que contrasta con la gran ola de cristal creada en su parte superior. En total, esta está compuesta por 1.100 paneles que reflejan el mar, lo que le permite encajar en esta antigua zona portuaria de almacenamiento declarada Patrimonio de la Humanidad tras su rehabilitación. Además del espacio musical, la Filarmónica del Elba alberga en sus interiores un hotel, restaurantes, apartamentos de lujo y una gran plaza.

Foto: Canadastock / Shutterstock

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La gran arteria

El río Spree a su paso por el distrito de Mitte, considerado el verdadero corazón de la ciudad. 

Foto: Jörn Seidenschnur

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Espíritu transgresor

La catedral iluminada con imágenes de Lutero durante el Festival de las Luces que tiene lugar en octubre.

Foto: Hubertus Blume / Age fotostock

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Puerta de Brandemburgo

Desde su inauguración en 1791 ha acogido las grandes celebraciones de la capital.  

Foto: Sebastiano Scattolin / Fototeca 9x12

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Cúpula del Reichstag

La visita de la cúpula es gratuita pero debe reservarse con días de antelación. Las últimas horas del día ofrecen panorámicas de la ciudad iluminada. 

Foto: Tono Arias

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Vestigio de la guerra

Enmarcada por la escultura Berlin Skulptur (1987), la iglesia del Káiser Guillermo (1895) se mantiene tal y como quedó tras los bombardeos aliados. 

Foto: Age Fotostock

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El arte como terapia colectiva

El éxito del Monumento al Holocausto, situado a solo una manzana de la Puerta de Brandemburgo, ha superado todas las expectativas. Este patio laberíntico alberga 2.711 bloques de cemento de 2,38 x 0,95 metros, separados por una retícula de pasillos que solo permiten el paso de una persona a la vez. Nada sugiere al visitante qué pensar o sentir. No existe una entrada principal ni un punto de salida o de llegada. 

Al adentrarse en el monumento los bloques se tornan más imponentes y comienza a apagarse el ruido de la calle. El espacio aséptico y gris induce un sentimiento de vacío, solo alterado por los destellos de vida y color que aportan las personas. El suelo y la parte superior del monumento son ondulados, como la superficie del mar; eso hace que los visitantes desaparezcan entre los pasillos como sumergidos entre olas de hormigón. En cada esquina se puede cambiar de trayectoria, de ahí que sea fácil extraviarse involuntariamente si se acude en compañía.

El Museo Judío acoge la instalación Hojarasca, de Menashe Kadishman, compuesta por 10.000 caras (foto superior).

Foto: Francesco Iacobelli / AWL Images

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Campo de estelas

El Monumento al Holocausto se inauguró en 2005. En sus cuatro salas subterráneas se rinde un homenaje más directo a las víctimas.

Foto: Vladan Radivojac / Age Fotostock

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La casa de las culturas del mundo

Este edificio con forma de ostra fue erigido en 1957 como símbolo de la libertad y la modernidad del Berlín Oeste durante la Guerra Fría. 

Foto: Norbert Stojke / Age Fotostock

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Un oasis de verdor en el gran Berlín

Más de 20.000 especies vegetales de África, Asia, Australia y el Mediterráneo habitan en las 43 hectáreas del Jardín Botánico berlinés, uno de los más extensos del mundo. Su historia en Berlín comienza en 1897 –su antecesor fue un jardín de plantas medicinales en el castillo real en el siglo XVII–, con la introducción de plantas tropicales desconocidas por entonces en Europa. En 1905 se inauguró el Museo Botánico y en 1907, el primero de sus 15 invernaderos, una magnífica estructura de acero y vidrio en el más puro art nouveau. 

Foto: Donot6_Studio / Shutterstock

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Berlín monumental

El paseo por el río Spree permite perspectivas únicas, como esta de la galería columnada de la Alte Nationalgalerie y la Catedral de Berlín.

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Múnich

Luis II nació en el palacio de Nymphenburg, en las afueras de la capital bávara. Es un conjunto de edificios y jardines barrocos.

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Linderhof

Diseñado como un Versalles en miniatura, este palacio era el refugio de Luis II cuando quería huir de la corte. Los jardines están abiertos de abril a octubre.

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Lago Chiemsee

La abadía de la isla Fraueninsel (siglo VIII) es uno de los conventos más antiguos de Alemania. Su visita es un complemento al castillo de la isla Herrenchiemsee.