Territorio deportivo

Cataluña, paraíso del golf

El mapa con las direcciones donde vivir la pasión del golf en territorio catalán.

De Gran Bretaña, a Cataluña. Así fue el salto geográfico que dio el golf al crearse en julio de 1912 el Barcelona Golf Club, el primer club catalán. La importante colonia inglesa que había por entonces pudo sacar a partir de entonces sus palos en el campo de nueve hoyos que se construyó en Pedralbes. Al poco, se abrió el campo de golf de Sant Cugat del Vallès y la afición en tierras catalanas por este deporte no dejó de crecer, teniendo su momento cumbre en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

 

 

No es extraña esa afición por el golf, dado que las condiciones son perfectas para su práctica. Un clima templado que permite jugar durante todo el año y parajes variados que van desde el mar a los bosques, pasando por llanuras, hace que los aficionados de todo el mundo elijan alguno de los cerca de 40 campos catalanes, diseñados por arquitectos de reconocido prestigio, donde además suelen celebrarse numerosos eventos deportivos internacionales. Muchos de ellos, coincidirán durante el 2020 con el año del turismo deportivo en Cataluña.

 

PGA Catalunya Resort

Mucho más que un simple campo de golf, se trata de un conjunto de instalaciones que suman dos hoteles, apartamentos, pistas de tenis, una gran piscina y otros muchos servicios. Los dos campos de golf con los que cuenta están clasificados entre los mejores del mundo, tal como lo demuestra el que hayan sido escogidos para celebrar el Open de España en tres ocasiones y sean habituales de los torneos del European Tour. En concreto, el Stadium Course es un campo muy técnico, diseñado por Neil Coles y Ángel Gallardo, en el que los jugadores deben prestar atención a obstáculos como árboles, bunkers y lagos estratégicamente ubicados. Tiene un par de 72 y una distancia de salida de hoyo máxima de 6.686 m (barras negras) y mínima de 5.089 m (barras rojas). Mientras que los jugadores que deseen un reto menos exigente, tienen en el Tour Course un recorrido igualmente atractivo, con un par igual de 71 y una distancia de salida máxima de 6.000 m (barras negras) y una mínima de 4.681 m (barras rojas)

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Golf de Pals

Inaugurado en 1966, el campo de Golf Platja de Pals fue uno de los pioneros de la Costa Brava. En la actualidad, está considerado entre los mejores campos de España, habiendo sido en varias ocasiones sede de competiciones internacionales, como en 1972, el Open de España. Situado en medio de unas dunas cubiertas por una inmensa pineda, este campo se comenzó a construir en 1964, bajo el proyecto y la dirección del arquitecto inglés Fred Hawtree, contratado por la familia Parera-Coll. Tiene un par 73, handicap 36 y standard Scratch Score 72. Además, hay una escuela de golf para aprender y mejorar el juego. Distancias de salida que comprenden desde los 6.263 m (barras blancas) a los 5.156 m (barras rojas). 

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Golf Montanyà

Participando en gran medida del Parc Natural del Montseny, este campo diseñado por David Thomas fue inaugurado el año 1989. Los primeros nueve hoyos fueron trazados como un recorrido corto y bastante técnico con una distancia de salida máxima de 6.067 m (barras amarillas) y 5.177 m (barras rojas) y con un par 72 para los 18 hoyos. El entorno destaca por la encina milenaria y la Masía l'Estanyol. El campo también alberga una potente escuela junior y se realizan diversos cursos y programas personalizados. 

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Club de Golf Terramar

En 1919 se iniciaron las obras de la Ciudad Jardín de Terramar, por lo que se considera como el segundo campo de golf más antiguo de Cataluña. Ubicado junto al Mediterráneo, su recorrido es una perfecta combinación de hoyos llanos y anchos, con otros bordeados por árboles, diseñado por F. H. Hawtree, Manuel Piñero y Jim Fazio, los cuales han ampliado y remodelado el recorrido original de 9 hoyos estrenado en 1927. El club suele recibir brisas del mar, pero no son muy fuertes y ayudan a soportar el calor del sol en los meses de verano. Tiene un par 72 y una distancia de salida de 5.998 m (barras blancas) y de 4.945 m (barras rojas). Las instalaciones de la zona polideportivas permiten la práctica de todo tipo de actividades.

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Club de Golf Peralada

Ubicado en el bello entorno natural del Empordà, este campo de golf ha sido el escenario de importantes competiciones, como el Open Catalonia 95, las pruebas de la Pre-Qualifiying School PGA o la Seniors Qualifiying School. Además, hay que tener en cuenta que es el primer campo de golf de Europa en obtener la certificación de Gestión Ambiental EMAS reconocida por la Unión Europea. Se trata de un recorrido de 18 hoyos, par 71 y  6.071 m de distancia máxima de salida. Debido a su poco desnivel, zonas de lagos, riberas y árboles, es apto para todo tipo de jugadores. Además, cuenta con zona de prácticas y un pitch & putt, perfecto para introducirse en la práctica de este deporte. Entre los servicios que se brindan, el Hotel Peralada y L'Olivera Restaurant convierten el golf a toda una experiencia turística.

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Lumine Golf Club

Este verdadero complejo deportivo y turístico está ubicado cerca de la ciudad de Salou, pero sus tres campos posibilitan un entorno ideal para la práctica del golf. Los tres, además, han sido los primeros de España en obtener el prestigioso certificado “Audubon International Signature Sanctuary”. Cada uno de ellos con su propia identidad, brindan experiencias únicas: el Campo Hills es el que ofrece las mejores vistas (es un recorrido de 18 hoyos, con par 72 y una longitud total de calles de 6.334 m); el Campo Lakes rodea la zona de los humedales de la Sèquia Major, calificada como espacio de interés natural (el recorrido de 18 hoyos, par 71 y una longitud total de calles: 6.300 m fue diseñado por Greg Norman); el Campo Ruins presenta la peculiaridad de desarrollarse entre restos arqueológicos romanos del S II a.C. (también diseñado por Greg Norman, es un recorrido de 9 hoyos, par 34 y longitud total de calles: 2.353 m). 

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Golf Costa Daurada

Es mucho más que solo un campo de golf y se acerca más a la idea de un centro polideportivo. El campo cuenta con un recorrido de 18 hoyos y un par 72, perfectamente integrado en un entorno de naturaleza mediterránea, que es ideal tanto para jugadores noveles como para los más exigentes. Entre sus instalaciones, cuenta con una escuela de golf, donde se dan desde clases particulares a colectivas, 2 putting-green y 1 driving-range, además de zona de approach y bunkers de práctica, alquiler de palos de golf, coches, motos, carros eléctricos. También cuenta con un pitch & putt ideal para iniciarse en este deporte, afiliado a la ACPP.

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Club de Golf Llavaneras

Inaugurado en 1945, este campo destaca por ofrecer unas impresionantes vistas al Mediterráneo durante todo su recorrido de estilo británico. Diseñado originalmente por el arquitecto británico F.W. Hawtree, fue ampliado posteriormente con el diseño de los españoles Ramón Espinosa, Magí Sardà y Alfonso Vidaor. Actualmente, consta de un recorrido de 18 hoyos y un par 70. Está asentado sobre 34 hectáreas de un terreno suave, pero con un recorrido exigente de 5.028 m de largo con calles estrechas y bien definidas y greenes de tamaño medio protegidos por búnkers. A su vez, el club dispone de una zona de prácticas con una capacidad de hasta 20 jugadores y cuenta con una zona de approach, un bunker y dos putting greens. 

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Golf Vallromanes

Diseñado por el arquitecto Mister F.W. Hawtree en 1972 y sede del Open de España en 1985, entre otras competiciones internacionales, actualmente está considerado como uno de los mejores clubs de golf de Cataluña y Europa. El campo consta de 18 hoyos, con un par de 72 y una distancia de salida máxima de 6.044 m (barras blancas) y 5.075 m (barras rojas). Destaca la Casa Club, que ocupa una señorial mansión de principios del siglo XVIII. Además, entre los servicios, se encuentra el Restaurante Torre Tavernera que se caracteriza por una cocina mediterránea. Hay un campo de prácticas; también una piscina, pista de tenis y de pádel.

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Golf Bonmont 

(Club de Golf Bonmont Terres Noves)

Fundado en 1990 por el suizo Henri-Ferdinand Lavanchy, este campo de golf de 18 hoyos, de par 72, con vistas panorámicas de los alrededores está reconocido como uno de los mejores de España. El campo fue diseñado por Robert Trent Jones Jr., uno de los mayores expertos mundiales, quien aprovechó hábilmente los contornos naturales del paisaje para crear un recorrido exigente. Bonmont es mucho más que sólo golf, es un resort residencial que se ajusta al compromiso estricto medioambiental y funciona con la protección y mejora del medioambiente como prioridades. Entre los servicios, cuenta con un pitch & putt de 18 hoyos (convertibles en un par 3 de 9) y un campo de prácticas con césped natural. Dispone, además, de un campo de prácticas de hierba natural. 

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Empordà Golf Resort

Situado en pleno corazón de la Costa Brava, este campo que consta de 36 hoyos combinables en 6 recorridos de 18 hoyos tiene en sus privilegiadas vistas al mar y al macizo de las Gavarres uno de sus principales argumentos. Diseñado por Robert Von Hagge, ha sido sede de diferentes pruebas de PGA durante más de 10 años. El Empordà Links es un recorrido que se desarrolla entre dunas, lagos (6 en total) y bunkers colocados estratégicamente. Mientras que el Empordà Forest avanza serpenteando una tradicional pineda mediterránea que protege a los jugadores de la típica “tramontana” que suele soplar en la zona.

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Club Golf d’Aro

(Club de Golf d’Aro Mas Nou)

Este campo de golf ocupa un privilegiado entorno natural de pinos, alcornoques y más de mil olivos, la mayoría centenarios. Dos grandes lagos artificiales acaban por darle carácter al paisaje, en el que se disfruta de espectaculares vistas al Mediterráneo y al Parque Natural de las Gavarres. El recorrido del campo consta de 18 hoyos, con un par 72 y una distancia de salida máxima de 6.218 m. El 23 de abril de 1990 se inauguró el Club Golf d’Aro con la celebración del Open Martini PGA y tan sólo dos años más tarde recibió el galardón al “Mejor recorrido de golf europeo”, concedido por la Asociación Europea de Arquitectos. Desde entonces, está considerado uno de los mejores campos de España.

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R. Club Golf El Prat

(Real Club de Golf El Prat)

Fundado en 1912 con el nombre de Barcelona Golf Club, el Real Club de Golf El Prat es uno de los clubes más importantes y prestigiosos de España. Recibe un gran reconocimiento a nivel mundial gracias a sus 45 hoyos de alta competición, diseñados por el prestigioso arquitecto de golf Greg Norman, y por su fantástica Casa Club, diseño del galardonado arquitecto Carlos Ferrater. Más de 9000 visitantes internacionales de primer nivel al año dan reconocimiento a sus impecables instalaciones. El club ha sido nombrado uno de los 125 clubs más importantes del mundo en la lista de los Clubs de Platino del Mundo. Existe la posibilidad de hacer tres recorridos distintos, siendo “el Rosa” (con una distancia de 6.465 metros) el preferido por el propio diseñador del campo. En el ámbito deportivo es el club más galardonado de Europa, y cuenta con numerosos profesionales en activo en las principales competiciones a nivel nacional e internacional. 

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Girona

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Girona

Para dar con la imagen más fotográfica de Girona, es suficiente con cruzar el río por el puente de Gómez. Como si fuera un mirador, desde el puente se ve con todo lujo de detalle las coloridas casas que dan al río Onyar. Todo el centro histórico transmite esa sensación de estar en otro tiempo tan propia de ciudades con un pasado medieval. La sensación se acrecienta en el Call. El barrio judío es un trazado laberíntico de calles estrechas y bellos patios que protagonizan no pocas imágenes en Instagram. De imprescindible paso, las escaleras y la fachada de la Catedral de Santa María de Girona y la Plaça del Jurats, lugares que se convirtieron en escenarios de la serie Juego de Tronos. La gastronomía es otro de los planes estrella de la ciudad de Girona. Por supuesto, está el famosísimo Celler de Can Roca; pero además hay diferentes restaurantes en los que disfrutar de una novedosa cocina de autor, como el Nu o el Massana. Para algo más informal, se aconseja pasar por cualquiera de los restaurantes y bares de los alrededores de la plaza del Ví.

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Pals y Torroella de Montgrí

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Pals

Históricamente, l'Empordà ha llevado la voz cantante en cuanto tendencias y bohemia en la Costa Brava. Hay que dar un pequeño paseo por esta pequeña Toscana, para darse cuenta de las razones. Bastará con pasar por Pals, por ejemplo. Éste es uno de los pueblos más bellos de Girona y sin duda, uno de los mejor conservados. Lo más recomendable es dejar el coche en la entrada para ascender tranquilamente por las calles empedradas del barrio gótico, entre fachadas de piedra ocre y detalles de color, hasta la cima de la colina donde se asienta, donde se encuentra el mirador Josep Pla, quien dijera de Pals que “no es bueno para una, sino para cientos de visitas”.  Es en esta parte donde está toda la esencia medieval de esta antigua villa que también tiene una parte moderna, pegada a su extensa playa. Al norte, está la Platja del Grau, tranquila y de aguas poco profundas; mientras que al sur está la Platja Gran, más profunda y de arena gruesa. Para comer, destaca un plato por encima de todos. Y es que bajo la marca Arroz de Pals se comercializa un producto de singular textura y calidad, que se podrá probar por ejemplo en el Vicus, un elegante espacio especializado en cocina catalana que dirige el chef Damià Rafecas. Para quien busque un alojamiento realmente singular: Mas Salvi recibe a los huéspedes a través de un encantador paseo de cipreses.

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Vic

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Vic

En la llanura de Vic, aparece la capital de la comarca de Osona como un lugar lleno de arte, cultura y grandes planes gastronómicos. Su historia, ligada desde sus orígenes a la llegada del cristianismo a la zona, le ha brindado un interesante patrimonio artístico y cultural que hoy está expuesto en el Museu Episcopal de Vic. Para tomarle el pulso a la ciudad, no hay nada como pasear por la Plaça Mayor, o Mercadal. A poder ser, mejor los martes o sábados, cuando se celebra el antiquísimo mercado semanal, donde se venden algunos de los productos de la tierra como a trufa negra, el famosísimo fuet de Vic, la cebolla vicense o el bizcocho dulce. Los palacetes, el ayuntamiento gótico, las fachadas naranjas, rojas, ocres o marrones y los detalles modernistas crean una bella postal de la que Josep Pla definió como "la plaza mayor de Cataluña". Imprescindible de igual modo, la catedral de Vic, que es un fabuloso compendio de arquitectura, con su campanario románico, su claustro y retablo gótico y la capilla barroca dedicada al santo Bernat Calbó. Para hacer una inmersión en la riqueza charcutera de Osona, hay que pasar por Ca la Teresona. Llevan más de seis generaciones haciendo embutido artesanal en su obrador. Mientras que los aficionados a la cocina de autor tienen en Can Jubany un verdadero destino.

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Sitges

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Sitges

A orillas del Mediterráneo y a espaldas del macizo del Garraf, Sitges es una joya que se muestra siempre reluciente y animada. Y es que no deja de ser la más bohemia de todo el litoral barcelonés. Un recorrido por Sitges debe comenzar por la playa de Sant Sebastià, una pequeña ensenada acompañada por un paseo con terrazas siempre animadas donde no faltarán las propuestas gastronómicas. Se asciende buscando los edificios históricos de la Vila Vella. Ahí está el Cau Ferrat, la fabulosa casa-taller del artista y escritor Santiago Rusiñol; el Palau Maricel, construido en 1910 por encargo del millonario norteamericano Charles Deering y que hoy acoge el Museu Maricel o la imponente iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla, de estilo barroco, de la que siempre se divisa su torre como si fuera una guía. Conocida como el Caribe barcelonés, no hay que olvidar la huella modernista que dejaron muchos de los indianos que salieron desde el municipio buscando riquezas allende los mares. Por supuesto, en Sitges la gastronomía tiene entidad propia. No solo por el xató, también por la malvasía, una uva que produce unos vinos dulces muy singulares que se pueden conocer en el Centro de Interpretación de la Malvasía.

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Roses

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Bahía de Roses

Cuando el viajero se acerca a las costas de la bahía de Roses no solo lo hace a una de las bahías más bellas del mundo, sino a una de las que guarda mayor historia en todo Europa. Y es que estos fueron mares que vieron llegar lo mejor de la civilización occidental, a fenicios, griegos y romanos, tal como lo atestigua la antigua ciudad de Empúries, de la que hoy se pueden visitar sus ruinas. Aquella fue la ciudad más importante en la época; pero hoy la capital es Figueres, la ciudad que guarda el tesoro de las obras de Dalí. Sin embargo, mucho antes de esta, fue Castelló de Empúries la capital; de ahí que hoy cuente con un importante patrimonio medieval capaz de protagonizar más de una escapada. Sus plazas porticadas, catedral gótica de Santa María o la antigua Llotja de Mar son paradas de muy recomendable visita. Un buen enclave para dedicarse a recorrer los lugares más interesantes de la bahía es la ciudad de Roses, que a pesar del turismo ha sabido mantener su esencia marinera. Para dar los primeros pasos en la localidad, lo mejor es hacerlo por La Ciutadella. A nivel gastronómico, la bahía de Roses es todo un portento; pero sin duda, el clásico es el 'suquet de peix'. No será problema degustarlo en L’Ancora, el Rafa’s o el Santallúcia.

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Salou

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Salou y Reus

A un paso de la ciudad de Tarragona, Salou es muy conocida por el parque de atracciones Port Aventura World; pero resulta que hay muchos más planes por hacer. En pleno corazón de la Costa Daurada, es un destino de ocio familiar y playa perfecto. Precisamente, a ambos lados del puerto, se encuentran sus dos playas más populares, la playa de Levante y la de Poniente. Aunque la sorpresa llega con la menos conocida cala Penya Tallada. Vale la pena desplazarse hasta ella ya que debido a sus acantilados parece sacada directamente de la Costa Brava. Si se prefiere ir más hacia el interior, Reus queda a muy pocos kilómetros del Lumine Golf Club Lakes Clubhouse. Allí disfrutarán especialmente los aficionados a la arquitectura, pues además de encontrarse el Gaudí Centre, en la popular Plaza del Mercadal, hay algunas obras modernistas muy importantes, como la Casa Navàs o, algo más alejado, el Instituto Pere Mata. Ambos de Domènech i Montaner.

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Tarragona

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Tarragona

La capital de la Costa Daurada es un museo a cielo abierto. Como mínimo, se trata de la ciudad que acumula más ruinas arqueológicas por m2 de España. Ello llevó a la Unesco a declararla Patrimonio de la Humanidad. Sólo con acceder por el Portal del Roser se traspasa la barrera del tiempo y se descubre que la mítica ciudad que el emperador Augusto hizo famosa en el mundo romano sigue existiendo entre las calles modernas. Para imaginar la extensión que alcanzó la antigua Tarraco hay que pasar por el edificio de la Antigua Audiencia, donde una maqueta muestra cómo era la ciudad romana en su apogeo, en el siglo II d.C. Ya desde la grada superior del Anfiteatro, la Tarraco romana y la Tarragona actual prácticamente se confunden a la vista. La vida moderna se desarrolla con todo el color de la cotidianidad en los alrededores de la Catedral de Santa Tecla. Y más allá de las ruinas, Tarragona es un destino gastronómico con una amplia oferta de restaurantes. En el mismo centro, el restaurante Arcs con su comedor entre arcos góticos del XIV es perfecto para un menú de día. Su arroz cremoso o su magret de pato son como para recordar. Para realizar una inmersión total en la cocina tarragonina, el Bar Quet Tarragona. Y entre las nuevas opciones, destaca el a 3Mans con su cocina de autor basada en productos de temporada.

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Calella

Foto: CalellaBarcelona

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Calella y Mataró

Entre Barcelona y la Costa Brava, el Maresme es una comarca con una estrecha franja de costa de 38 kilómetros y un interior salpicado de pueblos encantadores y parques naturales por donde disfrutar haciendo senderismo. Tiene en Calella su capital turística. A un golpe de la ciudad condal, se puede disfrutar de la calma y de de la suave arena de tres kilómetros de longitud de playas, con dos arenales destacados como son la Platja Gran y la de Garbí. Si se busca todavía más tranquilidad, la playa de las Rocas es ideal para relajarse sobre la arena. A muy pocos kilómetros, Mataró es la capital de la comarca y tiene un sorprendente plan cultural en la poco conocida Nau Gaudí: se trata de la primera obra del genial arquitecto Antoni Gaudí. En la antigua nave de blanqueo de algodón, destacan los arcos parabólicos que el famoso arquitecto utilizó aquí por vez primera. Además, es un espacio estupendo para exponer las obras del universo pictórico de Francesc Subarroca.

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Barcelona

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Barcelona

A orillas del Mediterráneo, Barcelona tiene un clima templado que permite disfrutar de la ciudad durante prácticamente todo el año. Debido a su ubicación, la ciudad es desde sus orígenes un cruce de caminos estratégico. Desde entonces, no renuncia a su cosmopolitismo. Los Juegos Olímpicos de 1992 y la obra universal de Antoni Gaudí la pusieron en boca de todos, convirtiéndola en una de las ciudades más apreciadas del mundo. Entre sus imprescindibles, la Sagrada Familia, ir de compras por el Eixample, recorrer las plazas del barrio de Gràcia, visitar el renovado Mercat dels Encants, recorrer las salas del Museu d'Art Contemporani de Barcelona o el Museu Nacional d'Art de Catalunya. Otro de los atractivos es la espléndida oferta gastronómica, con clásicos como el 7 Portes o nuevas propuestas como La Barra de Carles Abellán o La Catalista. Por si no fuera suficiente, a todo ello hay que sumarle que a pocos kilómetros, las playas de la Costa Brava, la cultura de la Costa Daurada, la montaña mágica de Montserrat o el paisaje vinícola del Penedès o El Priorat, ofrecen un sinfín de interesantes escapadas.

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Delta del Ebro

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Cambrils y el Delta del Ebre

A norte y a sur, dos destinos gastronómicos se sitúan alrededor del Club de Golf Bonmont Terres Noves: Cambrils y el Delta del Ebre. La primera, es la capital gastronómica de la Costa Daurada. Su papel se debe en parte a su puerto pesquero, uno de los pocos que aún tiene una flota activa capaz de traer los mejores productos y a una larga tradición culinaria que se materializa en dos estrellas Michelin: la del Rincón de Diego, con su menú degustación y la de Can Bosch, con sus arroces. Además, la lista de restaurantes no se queda ahí: Casa Soler, el Bresca Restaurant o el Restaurant Montserrat son imprescindibles que nunca fallan. Pero si se prefiere mirar hacia el sur, allí aguarda el fascinante Delta del Ebre. Un paisaje cultural y natural que merece más de una escapada. A pocos kilómetros, se encuentra Amposta, la capital del Montsià. En ella, sorprenderá el puente inspirado en el neoyorquino de Brooklyn, colgando sobre el Ebro. Declarado Reserva de la Biosfera, el Delta del Ebre es un destino genial para disfrutar de la naturaleza y de la gastronomía. Entre la amplia oferta, destacan: lo Pati D’Agustí (Poblenou del Delta), con sus imprescindibles paellas de leña; el menú degustación que preparara Joan Capilla en el  hotel l’Algadir (Poblenou del Delta), o el clásico La Tancada (Ctra. Sant Carles de la Rapita, Amposta) son solo unos pocos ejemplos. Para descansar con un toque de diseño en pleno corazón del Delta del Ebre, El Marjal se ha convertido estos últimos años en todo un acierto.

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Calella de Palafrugell

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Calella de Palafrugell

Situado en el Baix Empordà, Calella de Palafrugell concentra todas las bellezas de las que es capaz la Costa Brava. Con la torre de su iglesia sobresaliendo de las tejas de las casas, con sus fachadas blancas que siempre parecen recién pintadas, con sus toques florales que le dan color o con sus barquitas a pie de la arena, aparece al viajero como una postal ideal. Sencillamente, es el lugar perfecto para deambular una tarde de verano. No es de extrañar que su impronta lograra inspirar a Josep Plà en más de una ocasión. La tradicional noche de habaneras, siempre el primer sábado de julio, tiene como telón de fondo los característicos y bellos arcos blancos que dan al mar. Su otro argumento se encuentra en la pequeña galaxia de playas y calas que se abren desde su término municipal hasta Begur, a escasos 10 kilómetros. Todas ellas unidas por el Camí de Ronda. Para comer, el Tragamar es un clásico ubicado en la misma playa del Canadell. Para algo más informal y desenfadado, hay que contar con Calau y sus tapas y platillos en barra. En Port Pelegrí, el Fiego es un imprescindible para los amantes de las paellas.

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Palamós

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Palamós

¿Quién si no? Fue Josep Pla quien mejor acertó a resumir la esencia de Palamós: “La luz, la bahía y las puestas de sol vistas desde el faro o desde la plaza del Casino”. Hoy todo sigue igual. Salvo que la plaza del Casino es la actual plaza Murada. Algo de ello es lo que también encontró Truman Capote, quien se escapó hasta aquí para escribir A sangre fría. Seguramente, el escritor neoyorquino también supo apreciar la gastronomía del lugar. Era un frecuente de la taberna Maria de Cadaqués, que hoy sigue abierta. Dicen que la zarzuela de pescado era su plato preferido. Si se busca cocina de autor, La Menta o el Mas dels Arcs no dejarán indiferentes a nadie. Para acabar el paseo, hacia el norte se encuentra Calella de Palafrugell, la joya blanca de la Costa Brava.  

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Montserrat

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Terrassa y Montserrat

Cerca, pero a la vez lo suficientemente lejos como para sustraerse de la influencia de Barcelona, Terrassa aparece en el mapa como una de las ciudades del interior de Cataluña más sorprendentes. En el centro, como si la ubicación fuera el símbolo de lo importante que son los orígenes, se encuentra La Seu d’Ègara; en realidad, tres iglesias que forman uno de los conjuntos patrimoniales más sorprendentes de toda Europa. A simple vista parece una nueva manifestación de arte románico catalán; pero una mirada más atenta, mostrará vestigios de épocas más antiguas: de los primeros siglos del cristianismo en la Hispania romana. Este es solo el primer paso por un patrimonio arquitectónico e histórico asombroso, donde destaca de igual forma el Vapor Aymerich, Amat i Jover, representante de lo mejor del Modernismo industrial. Hoy es un bello edificio rehabilitado que alberga el importante Museu Nacional de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya (mNACTEC). En el mismo, el restaurante La Terrassa del Museu, es una gran apuesta para conocer lo mejor de la gastronomía de la zona. Por otro lado, si lo que se prefiere es algo más de naturaleza, a pocos kilómetros, se encuentra Montserrat, más que una montaña, todo un símbolo.

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PARA MÁS INFORMACIÓN: CATALUNYA.COM