Existen pocos lugares en el mundo donde el urbanismo y la naturaleza encajan tan bien que parecen uno. En Innsbruck, la arquitectura y la orografía, la cultura y el deporte o el bullicio y la tranquilidad encuentran su sitio sin necesidad de eclipsar al otro. Sus cúpulas verdes que se alzan ante las imponentes montañas conforman su carta de presentación y, junto al resto de atractivos, invitan al visitante a perderse por su pasado imperial y edificios modernos, a conocer todas las facetas de Innsbruck y su región y a aprovechar al máximo su cercanía con la naturaleza. Porque la capital del Tirol es, si no el que más, uno de los mejores destinos donde disfrutar a partes iguales de la ciudad y de la montaña en un mismo viaje.