Belvedere: una joya barroca en el corazón de Viena
Situado en el corazón de Viena, el Belvedere es una joya barroca reconocida como Patrimonio mundial de la UNESCO, tanto por los edificios que conforman el museo como por los jardines que lo rodean. Hasta el siglo XVIII, este palacio sirvió como la residencia de verano del príncipe austríaco Eugenio de Saboya, pero tras su muerte, la emperatriz María Teresa adquirió el complejo y lo convirtió en un lugar de exhibición de las colecciones imperiales, creando así uno de los primeros museos públicos del mundo.
El museo consta de tres espacios diferenciados, el Alto Belvedere, donde se encuentra la exposición permanente que incluye la colección más grande del mundo de Gustav Klimt y su famoso cuadro El beso, el Bajo Belvedere, donde se ubican las exhibiciones especiales, y el pabellón Belvedere 21, reservado para el arte contemporáneo. Además, el museo alberga uno de los jardines más hermosos del mundo, un espacio verde que conecta el Alto y el Bajo Belvedere creando un conjunto armonioso con el palacio.
Los jardines del Belvedere son una de las obras de arte históricas en jardines más importantes de Europa al estilo francés y presentan las características esenciales del periodo barroco. Además de los hermosos jardines del palacio, el Belvedere dispone de unos jardines privados, los antiguos jardines del príncipe Eugenio de Saboya, un jardín botánico en el que prosperan una gran cantidad de plantas y árboles importantes para la protección de las especies y la investigación, el jardín alpino más antiguo del continente, que incluye una colección de más de 100 bonsáis japoneses, y un jardín de esculturas en el Belvedere 21, en el que se presentan obras de artistas de renombre internacional.

© Belvedere Wien
Preservación del patrimonio y anhelo de cambios
Desde sus inicios, el museo Belvedere ha aspirado a convertirse en un lugar de encuentro, un espacio en el que los visitantes puedan reunirse y del que salgan con más conocimiento y riqueza del que tenían al entrar. El centro concibe el arte y la cultura como base esencial de una sociedad libre, en contraposición a la idea del arte como lujo para una pequeña élite, de ahí que ponga todos sus esfuerzos en organizar sus exposiciones, programas educativos y eventos con una perspectiva amplia que agrupa a un público diverso y que se posicione como un espacio abierto que da la bienvenida tanto a la variada población de Viena como a sus visitantes internacionales.
Siendo una de las instituciones culturales más grandes del país y uno de los museos más antiguos del mundo, el Belvedere siente el compromiso de preservar el pasado y esbozar los cambios que conducirán al porvenir, haciendo de mediador entre la historia y el presente. Esto se ve reflejado en su colección de arte de más de 800 años, que agrupa desde obras medievales hasta obras de máxima actualidad, fusionando los clásicos y el modernismo austríaco con el arte contemporáneo.
El museo asume como principales tareas el arte, la investigación y la educación, y ansía ser un punto de referencia en un presente confuso. Por eso, el Belvedere se sirve del arte y su potencial democratizador para alzar la voz frente a los retos actuales y se responsabiliza de los problemas que atañen hoy al mundo como, por ejemplo, los retos medioambientales.

© Lukas Schaller
Un museo ecológico y responsable
Desde 2017, el Belvedere ha invertido grandes esfuerzos en su conversión ecológica para convertirse en un museo referente no solo por su valiosa colección artística sino también por su actitud sostenible y responsable. Por ejemplo, el aire acondicionado en el Alto y el Bajo Belvedere se ha rediseñado con una tecnología más eficiente y ambos edificios se han pasado a la iluminación LED.
A raíz de esto, en 2021, el Belvedere recibió el distintivo medioambiental de Austria, que compromete al museo a actuar de forma sostenible en todos los ámbitos. Además, sus eventos también están certificados con el distintivo medioambiental del país, conforme la directriz medioambiental 62 “Green Meetings und Green Events” (reuniones y eventos ecológicos).
De esta manera, el museo avanza hacia un futuro ecológico y pretende continuar sus reformas para, por ejemplo, instalar un sistema fotovoltaico en el techo del Belvedere 21. También se espera una mayor eficiencia mediante la conexión al sistema urbano de refrigeración de Viena para el Belvedere 21, que se implementará en 2024, dando así pasos en una dirección clave para la preservación del planeta.

© Julius Silver
la programación de 2023
Los grandes protagonistas del 300 aniversario del Belvedere van a ser la historia del conjunto arquitectónico y Gustav Klimt, uno de los mayores reclamos del museo. A través de la exposición El Belvedere: 300 años como espacio de arte, que se estrenó en diciembre de 2022 y estará disponible hasta enero del 2024, el Belvedere explora los distintos usos que se le han dado a sus edificios a lo largo del tiempo y los sucesos más importantes que han tenido lugar bajo su techo, entre ellos la firma del Tratado de Estado Austríaco en 1955.
Por otro lado, la exposición Klimt. Inspired by Van Gogh, Rodin, Matisse..., hecha en colaboración con el Museo Van Gogh de Ámsterdam, pone el foco en el pintor insignia de la casa y sigue la pista a los artistas de vanguardia que influyeron en el maestro del modernismo vienés, como Vincent van Gogh o Henri Matisse. Esta exhibición se podrá visitar hasta el 29 de mayo de este año.

© Johannes Stoll
Uno de los eventos más destacados del 2023 será el Festival de primavera, que tendrá lugar el 13 y 14 de mayo. Durante estos días, los visitantes podrán acceder a los tres espacios principales del museo de manera gratuita y disfrutar de un concierto y un amplio programa en el jardín frente al Alto Belvedere.
Además, el centro acogerá las exposiciones Schau! (¡Contempla!), la nueva presentación de la colección en el Alto Belvedere, y Public Matters (Asunto Público), un proyecto escultórico que de desplegará en los jardines del palacio, y organizará diversas presentaciones, conferencias, proyecciones y eventos a lo largo del año, completando así una programación digna de coronar los tres siglos de historia del museo Belvedere.