
Unas fallas únicas
El ruido y el olor de la pólvora, el calor del fuego y la luz única del atardecer se convierten durante las Fallas de Gandía en la magia del Mediterráneo, haciendo de la ciudad un destino turístico perfecto. Tradición, fiesta y espectáculo se unen para ofrecer al visitante el verdadero sabor de una urbe íntimamente relacionada con las celebraciones.

Museo de las Fallas © Turismo de Gandía
Todos los años entre los días 16 y 19 de marzo en honor a San José, las Fallas permiten a sus 23 comisiones, plantar un monumento con ninots de cartón piedra, que satirizan los acontecimientos de actualidad más relevantes. Un evento cultural y realmente arraigado a la zona que vale la pena acercarse hasta allí para experimentarlo en primera persona.
Explorando la ciudad
El centro de Gandía tiene mucho que explorar. Este enclave mediterráneo está lleno de rincones, plazas y calles que conducen a otro tiempo, en el que ilustres como Ausiàs March o Rois de Corella paseaban por estas calles y la familia Borja convertía la ciudad en un gran ducado. Los viajeros que visitan por primera vez el centro histórico de Gandía perciben una atmósfera propia, con un preponderante patrimonio histórico y cultural que se ha sabido cuidar y poner en valor además de armonizarlo con el mundo contemporáneo, sin olvidar sus esencias.

© Turismo de Gandía
El Palau Ducal dels Borja, declarado Bien de Interés Cultural en 1964, es uno de los edificios civiles más representativos del patrimonio histórico gandiense y valenciano. En pleno centro histórico, ha sido testigo del devenir de la historia de la capital de la Safor desde su nacimiento. Otro de los grandes emblemas de la ciudad es la Colegiata de Santa María, una impresionante construcción de estilo gótico catalán-aragonés declarada Monumento Histórico Nacional y que se sitúa en el centro de la ciudad, a escasos pasos del ayuntamiento.

Palacio Ducal © Turismo de Gandía
Un dato desconocido por la mayoría, es que el antiguo presidente del Atlético de Madrid, Vicente Calderón Pérez-Cavada y su esposa, María de los Ángeles Suárez, están enterrados en una cripta de la iglesia de Sant Nicolau, en el barrio del Grao, por ser dos asiduos veraneantes y por haber invertido en el desarrollo del turismo de playa de la ciudad a través de la transformación urbanística del Grao.
Fiestas todo el año
La cultura, el patrimonio y la historia van especialmente relacionadas con las fiestas de Gandía, una ciudad que vive sus fiestas durante todo el año. La revista oficial de la Unesco, 'World Heritage', se ha interesado por las Fallas de Gandia, el Museu Faller de Gandía, la Cova del Parpalló y los Borja como valores patrimoniales de primer nivel.

El Tío de la Porra © Turismo de Gandía
Una ciudad monumental que adora sus museos
Son incalculables los espacios monumentales que revela la urbe al visitante. A través de sus monumentos, el turista puede llevar a cabo la Ruta de los Borgia, desde Xátiva hasta Gandía, pero también puede disfrutar de los Tinglados y el Muelle Pesquero, del castillo de Bairén, que se mantiene en pie y resplandeciente como la antigua fortificación más relevante del sistema defensivo de la Safor; o el Monasterio de San Jeroni de Cotalba, que nos impresiona con su arquitectura, sus jardines y su torre gótica. El patio de los naranjos, la capilla barroca o el claustro mudéjar son otros de sus atractivos

Museo Arqueológico de Gandia (MaGa) © Turismo de Gandía
Gandía también brinda una gran oferta museística. En la Fundación Graus Marins se puede visitar la magnífica ‘Flota del Polit’, con sus fieles reproducciones de veleros y antiguas embarcaciones; en el Museo Santa Clara, la colección más importante de arte religioso de la Comunidad Valenciana; en el Museo Arqueológico de Gandia (MaGa) la colección permanente se centra en la prehistoria de la comarca de la Safor; y, en el Museo Fallero, cuya fiesta fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se puede conocer la esencia de la cultura de la ciudad. Sentirse como en Versalles también es posible en los pasillos del Palacio Ducal, en donde contemplar siete siglos de historia entre pinturas, tapices, cerámica valenciana y ornamentos de lujo. Allí, ilustres personajes han dejado su huella, el más relevante sin duda, San Francisco de Borja.
Desconexión frente al mar
La joya de la corona gandiense es, sin lugar a dudas, Playa Nord, con sus más de tres kilómetros de arena fina y limpia que cada año recoge los galardones de calidad por su limpieza y sus estimables servicios. Esta playa cuenta, además, con un fabuloso paseo marítimo que se extiende desde el Club Náutico hasta el final de la playa. En noches cálidas, es un placer pasear y disfrutar de la brisa marina, la música y sus tiendas y restaurantes.

Venecia © Turismo de Gandía
Aún así, no es la única oferta playera de la ciudad, que también nos ofrece Playa de L’Auir al norte y las playas de Venècia y Rafalcaid al sur del Grao, para conformar una mirada única al mar Mediterráneo. Además, la playa natural de l’Auir apenas ha sido transformada por el turismo y es actualmente uno de los pocos tramos de playa virgen de la Comunitat Valenciana.
Comer como un rey
Los gandienses tienen por costumbre empezar el día con un buen ‘esmorzaret’, el brunch típico valenciano, que tiene como eje un bocadillo relleno de embutidos de máxima calidad, y tortillas variadas con ingredientes como figatells, ternera, pimientos o queso, entre otros. Siempre acompañados de una buena cerveza de la tierra o vino con gaseosa. Esta experiencia puede culminarse con las riquísimas coques de Dacsa, que llevan la cultura del pan a otro nivel.

Fideuá © Turismo de Gandía
Uno de los datos más interesantes de la gastronomía local es que la Fideuà es un plato originario de Gandía que está respaldado por el Concurso Internacional de la Fideuà de Gandia, que nació en 1975 y permite dar a conocer las mejores recetas de la ciudad. La historia de este plato, según detallan las crónicas, nace en el primer cuarto del siglo XX, en una barca de nombre Santa Isabel, cuya tripulación estaba compuesta por 6 marineros y su ilustre cocinero, Rodrigo Pastor, que inventó esta delicia gastronómica. Dentro de la cultura mediterránea, la huerta ofrece ingredientes naturales para la elaboración de una excelente cocina que, unida con el pescado y el marisco, que llegan directamente de la lonja, y de la mano del arroz, conforman la alquimia de la cocina de esta tierra.
Una ciudad para vivirla
La capital de la Safor es un enclave íntimamente relacionado con la música, gracias a sus ciclos de jazz, la diversidad de su oferta de conciertos y también de la cultura más contemporánea, a través de su amplia cartelera de teatro, cine, circo y otros espectáculos.
Pero son multitud las experiencias que ofrece la ciudad en sus calles, playas y alrededores. Se puede conocer el proceso de preparación del café más valenciano, el ‘cremaet’, en Cafés Climent. Aprender a ser fotógrafos de naturaleza en la playa de l’Ahuir, l’ullal del Duc o la zona del puerto; o vivir la ‘Náutica Team Experience’ con amigos y compañeros. También hay catas sibaritas que enseñan todos los secretos de la elaboración de diversas cervezas locales, con la visita a la fábrica de La Picaeta Sibarita; hacer una excepcional masterclass de arroz, para aprender, entre otras, la receta de la paella de la Valldigna, o una experiencia hedonista en pareja con maa habibi. Suena bien, ¿verdad?