El escritor Jorge Luis Borges es el creador del mejor eslogan turístico de la ciudad de Ginebra que se haya escrito jamás: "De todas las ciudades del mundo, de todas las patrias íntimas, de todo lo que un hombre busca en el corazón de sus viajes, Ginebra es el lugar más propicio para vivir". Esa es la perla que le soltó a la ciudad. Aunque no lo dijera literalmente se entiende por lo que dijo que Ginebra es también un lugar propicio al que viajar en invierno, sobre todo los días de cielos azules y frescos que animan al abrazo de una buena bufanda y un gorro de lana, al calor de la taza de chocolate y al humo aromático de una fondue clásica. Visitar el Quartier International, pasear por el casco antiguo, entrar en su catedral, en los museos o, por qué no, subirse a un tradicional crucero para ver desde otra perspectiva la ciudad, son experiencias que en invierno se cargan de una atmósfera especial y distinta. Ginebra en invierno es un destino lleno de planes para, como dijo Borges, lograr ser felices.