El Atlántico es un océano bravo y orgulloso que, no obstante, muestra un rostro amable y presumido en Gran Canaria, la isla canaria donde se difuminan los límites entre el mar, la tierra firme y el cielo. Aquí, los elementos, se compenetran para transformar al visitante en un auténtico aventurero oceánico al timón de sus sueños más profundos. Se puede hablar de números, de sus 236 kilómetros de costa, de los 365 días de clima envidiable o de decenas de especies de cetáceos. Pero, ante todo, Gran Canaria despierta la sensación de que la vida puede ser azul, intensa e inmensa -como los mismísimos océanos- y revela que todo el mundo lleva un Atlántico que se mueve y burbujea en el interior. Una web, la de la asociación Gran Canaria Blue, es el túnel más directo para conectar con este universo de cristalinas posibilidades.