Cuentan Alex Kerr y Kathy Arlyn Sokol en El otro Kioto (Ed. Alpha Decay) que cuando los japoneses del siglo XV y XVI comenzaron a pensar en lo innato del país, sufrieron una crisis de identidad porque lo que encontraron que les definía era tosco y primitivo. Todo lo valioso hasta entonces venía de China, la cerámica, el papel, la caligrafía, el kanji, los muebles, los biombos… Ahí arrancó la preocupación por la estética, por la manera en que se sienten las cosas. De algún modo, es algo que evidenció bien la viajera y escritora Patricia Almarcegui en Cuadernos perdidos de Japón: Japón es una sensibilidad donde las palabras crean sensaciones. Muchos siglos después, Mazda ha logrado algo con lo que aquellos japoneses del siglo XV soñaron, la conjunción perfecta entre tecnología y estética, algo que ha quedado plasmado en su filosofía 'Crafted in Japan'. Lo hace con el Mazda CX-60 e-SKYACTIV PHEV, el modelo más importante para la marca en más de una década.
El nuevo Mazda CX-60 es el primer híbrido enchufable de la firma nipona en el mercado europeo de los SUV y representa todo lo que Mazda ha incorporado a su ADN a lo largo de un siglo: un cuidado diseño tanto en el exterior como en el interior, increíbles acabados según la tradición japonesa, la mejor tecnología adaptada al ser humano y una gama de motorizaciones de última generación.
La belleza sosegada de un jardín seco
Hace diez años que la marca nipona presentó por primera vez el lenguaje de diseño Kodo al mundo, y ningún concepto de diseño antes había tenido un impacto tan importante. Mazda es el único fabricante que empieza su proceso de producción de automóviles con bloques de arcilla. Los artesanos, los Takumis, buscando la continua perfección, se encargan de transformar y moldear con sus propias manos para dar vida a la carrocería del vehículo.
El estilo sutil del nuevo Mazda CX-60 representa la evolución de la filosofía de diseño Kodo de la compañía. Su armonía exterior está inspirada en el principio estético japonés del "menos es más" del concepto de Ma, la belleza sosegada y elegante del espacio “vacío” del budismo zen, creando un coche de gran sutileza pero que irradia una apariencia enérgica. Exactamente igual a como ocurre con los jardines secos de Japón. Este vehículo es perfecto para viajar por ejemplo hasta el Templo Ryoanji, y allí dejarse capturar por la belleza de su famoso jardín zen, observado desde la antigua residencia del monje superior, el Hojo. La relajación que nace de su contemplación tendrá continuidad en el interior del Mazda CX-60.
Un interior lleno de sensaciones
Los templos son de obligado paso cuando se viaja a Japón. A ellos siempre se asciende y se acaba atravesando una puerta más o menos monumental. De algún modo, franquear esa puerta sigue convirtiendo en un iniciado al viajero. Igual sucede al abrir la puerta del Mazda CX-60. Su interior es una inmersión en lo mejor de la artesanía japonesa. El diseño de los automóviles Mazda siempre se ha caracterizado por la filosofía Jinba Ittai, en el que se busca una relación armoniosa entre el vehículo y el conductor, generando una sensación de unidad que busca experimentar una conducción especial. Pero esto tan solo es una de las referencias niponas que presenta el nuevo CX-60, pues en su estilo interior se toman numerosos puntos de partida de otros conceptos tradicionales japoneses.

Foto: Mazda
El habitáculo del CX-60 envuelve al conductor con un espacio amplio y elegante, heredero de la estética japonesa. Juega, por ejemplo, con conceptos como el Kaichô, que es la mezcla de distintos materiales y texturas para generar un punto de irregularidad, combinando madera de arce, el cuero napa, refinados tejidos japoneses y detalles cromados. Por otra parte, también está presente el Musubu o el arte de anudar y conectar, que ha servido de inspiración para los detalles de las costuras del panel del salpicadero.
Buscando explorar la asimetría y la irregularidad intencionada, el tratamiento de las molduras en madera de arce se ha inspirado en el Hacho. Los tejidos empleados cambian por completo nuestra experiencias sensorial, conformados de diferentes fibras y patrones para responder a los cambios en la iluminación. Apoyo visual que también se aprecia en una técnica japonesa de costura, llamada Kakenui, que produce costuras “colgantes” dejando espacios entre los tejidos de los guarnecidos, que permiten entrever el material que hay debajo.

Foto: Mazda
Un viaje potente y sostenible
Además de todo ello, hay que destacar las credenciales medioambientales. Sobre todo, cuando rueda solo con el motor eléctrico. Entonces, el consumo de combustible WLTP en ciclo combinado es de tan solo 1,5 l/100 km y las emisiones de CO2 WLTP en ciclo combinado quedan rebajadas en hasta 33 g/km. El motor eléctrico e-Skyactiv del Mazda CX-60 ofrece una autonomía de 63 km, con el vehículo circulando a menos de 100 km/h. Un vehículo que se convierte en el perfecto aliado para hacer kilómetros y convertir cualquier destino en una personal road movie.
La motorización del Mazda CX-60 PHEVcombina un motor de gasolina 2.5 l. Skyactiv-G de cuatro cilindros e inyección directa con un motor eléctrico de 100 kW y una batería de alta capacidad de 17,8 kWh y 355 V. Lo cual hace posible un desarrollo de potencia total de 327 CV/241 kW y una poderosa entrega de par de hasta 500 Nm, lo que lo convierte en el modelo de producción en serie más potente de la historia de la compañía: acelera de 0 a 100 km/h en apenas 5,8 segundos y alcanza una velocidad punta limitada a 200 km/h.