Antes de que los montes se tiñan de colores y las ramas de los árboles se queden desnudas, hay mucho que hacer y que ver en Navarra. Su suerte de naturaleza combina distintos parajes en los que perderse recorriendo los senderos que pueblan sus bosques y hayedos. Ya sobre asfalto, sus villas y principales ciudades se conforman como parada obligada para reponer fuerzas, disfrutar de la gastronomía local y conocer parte de su historia.