Suiza no tiene una gran extensión. Sin embargo, es tan diverso que casi parece más un continente: cuatro regiones lingüísticas diferentes -en las que se habla alemán, francés, italiano y romanche-, veintiséis cantones federales, innumerables montañas por encima de los 4.000 metros, valles por los que caminar, pueblecitos a los que llegar, ciudades que conviven como centros financieros… En cualquier otra latitud, tal combinación habría sido un fracaso, pero el país alpino, al contrario, ha sabido gestionarlo para convertirse en símbolo del éxito. Ellos dicen que parte del secreto está en su red de transporte, algo así como un súper pegamento territorial.
El Swiss Travel System es el mejor aliado para viajar por Suiza. Se trata de la red de transporte más densa del mundo -en total, unos 29.000 kilómetros- y, por supuesto, de las más puntuales y eficientes. Las posibilidades son casi ilimitadas con el billete todo en uno, el Swiss Travel Pass, o su variante para los viajeros más espontáneos, el Swiss Travel Pass Flex. ¿Quién puede resistirse a conocer Suiza con un salvoconducto turístico así?