A cuarenta y cinco minutos al noroeste de la capital de la Región de Murcia se encuentra Caravaca de la Cruz, un destino lleno de cultura, naturaleza, gastronomía y mucha historia relacionada con la religión, que se prepara con ilusión para la celebración de su Año Santo, que tendrá lugar el próximo 2024.
Jubileo perpetuo
Punto de encuentro de la cristiandad desde que el Papa San Juan Pablo II concediese a la ciudad la celebración del ‘Jubileo in Perpetuum’ desde el 9 de enero de 1998, Caravaca de la Cruz se ha convertido desde entonces en una meta para miles de peregrinos que comparten un mismo objetivo: obtener la indulgencia plenaria. Ahora, cada 7 años, desde 2003, Caravaca de la Cruz es la quinta ciudad del mundo que puede celebrar el Jubileo Perpetuo, junto a Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Roma y Jerusalén, siendo el próximo en 2024. Sin embargo, más allá de esta celebración, hay mucho por conocer y explorar en esta ciudad Santa.

Pareja en Caravaca de la Cruz © Turismo Región de Murcia
La ciudad de la Cruz
Según la leyenda, en 1232, el rey moro Abú Zeid se convirtió al cristianismo cuando contempló cómo dos ángeles bajaban del cielo una cruz para que un sacerdote preso en el castillo pudiera decir misa. Esta leyenda dio lugar a la construcción, a partir de 1617 del Santuario de la Santísima y Vera Cruz, una construcción de origen islámico que ha sufrido sucesivas transformaciones en la que destaca su muralla con 14 torreones de distinta forma y tamaño y una lujosa portada de mármol rojo de Cehegín en la que se hace toda una exaltación de la Santa Cruz.
Entre las condiciones que se dan para ganarse el jubileo se encuentra visitar el santuario y asistir a alguna de las celebraciones religiosas que se celebran en este edificio declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional en 1944. Además, se puede profundizar sobre su historia y sus distintos elementos culturales en el Museo de la Vera Cruz que se encuentran en su interior como las colecciones de orfebrería y pintura donde destacan unos óleos sobre tabla del siglo XVI, originales de Hernando de los Llanos, pintor que fuera discípulo de Leonardo da Vinci; y la Curación de Tobías, óleo sobre lienzo del pintor caravaqueño Rafael Tegeo, pintor de Cámara de la Reina Isabel II y uno de los mejores retratistas del siglo XIX español, de estilo neoclásico.

Noroeste Región de Murcia © Turismo Región de Murcia
Naturaleza sin igual
Organizar una visita al paraje natural de las Fuentes del Marqués es algo que no se puede dejar de hacer en una escapada a Caravaca de la Cruz. Este paraje natural, catalogado como ‘Sitio Histórico’, es uno de los grandes atractivos de la localidad. Aquí se levanta un antiguo Torreón Templario rodeado de leyendas - Las primeras citas sobre el lugar se deben al geógrafo árabe Al-Himyari (siglos XIII-XIV)- que ahora alberga el Centro de Interpretación de la Naturaleza, un lugar donde profundizar en la historia y las tradiciones de Caravaca, desde los modos de vida del campo hasta la importancia de la naturaleza en esta localidad.

Pasando por un puente del Camino de Levante © Turismo Región de Murcia
El camino de Caravaca
La mejor manera (y más especial) de llegar hasta Caravaca es realizando alguno de los tramos del Camino de Levante, un recorrido especial para peregrinos, pero también para cualquier amante de la naturaleza y la cultura. Esta ruta, que puede iniciarse desde Orihuela, conecta la urbe oriolana con Caravaca de la Cruz, que alberga desde el siglo XIII una de las astillas del Lignum Crucis en que murió Jesucristo. Su recorrido combina a la perfección cultura y naturaleza en cada uno de sus cinco tramos (Orihuela-Murcia, Murcia-Alguazas, Alguazas-Mula, Mula-Bullas y Bullas-Caravaca), que suman un total de 120 kilómetros. El final, como no puedes ser de otro modo, es el Santuario de la Santísima y Vera Cruz.

Celebrando la llegada a Caravaca de la Cruz © Turismo Región de Murcia
Cocina local
Uno de los puntos para terminar de disfrutar de una experiencia en Caravaca de la Cruz es probar la gastronomía de la zona. Ligada a su historia y pasado, los productos agrícolas y ganaderos de los alrededores son los que le han dado sentido a sus platos más tradicionales como las migas y los arroces en todas sus variantes (con conejo, pollo, caracoles…). En cuanto a la repostería, destacan las icónicas yemas, el dulce más típico de Caravaca, realizadas con yemas de huevo y azúcar, y recubiertas con una deliciosa capa de caramelo o chocolate.