Cuando el viajero aterriza en Chequia, cree encontrarse en un paisaje de cuento en el que las ciudades sorprenden por el color de sus fachadas y los pueblos se llenan de castillos y palacios de fábula. Por no hablar de sus sobrecogedores parajes naturales, con desfiladeros de casi 140 metros de profundidad y las reservas naturales por las que hacer senderismo a las puertas de Praga. La República Checa está esperándonos con un sinfín de experiencias inolvidables.