Un edén natural

Los rincones que despiertan las ganas de viajar a Filipinas

Es el momento de empezar a pensar en ir haciendo maletas…

Un total de 7.600 islas y atolones son los que conforman el archipiélago de Filipinas, un destino con un sinfín de opciones que permiten a los viajeros organizar su viaje en función de gustos y preferencias. Naturaleza salvaje, playas paradisíacas, pueblos tradicionales, urbes modernas, turismo de aventura o de bienestar… en Filipinas es posible crear un itinerario ad-hoc para cada uno de los viajeros. Y, ahora, que el estado insular comienza a prepararse para el regreso de los turistas internacionales en un futuro próximo, es el momento perfecto para descubrir por qué el archipiélago es un viaje imprescindible de la mano de VisitFilipinas y TUI, la mayorista de grandes viajes especializado en este destino.

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Una gran urbe asiática

Manila © Turismo de Filipinas

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Una gran urbe asiática

20 millones de habitantes son los que pueblan la región metropolitana de la llamada Gran Manila, en donde se encuentra Manila, la capital de Filipinas. Esta ciudad, convertida en parada obligatoria de un viaje al archipiélago, combina a la perfección el los resquicios que dejó la arquitectura colonial española con los modernos rascacielos propios del continente asiático.

Aferrados a la historia

Interamuros de Manila © Turismo de Filipinas

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Aferrados a la historia

La Antigua Manila, la zona de intramuros de la ciudad, es donde se concentra buena parte de la historia del país, y es que fue Legazpi quién en 1571 sitúa Manila como capital de Filipinas. Este punto histórico es clave para entender la importancia de cada uno de los hot spots de la ciudad: el Fuerte de Santiago, la ciudadela construida por los españoles en la desembocadura del río Pasig y punto clave en la ruta comercial entre Manila y Acapulco (México); la Catedral de Manila, un templo construido en el siglo XVI en madera de palmera y bambú; y la Iglesia barroca de San Agustín, Patrimonio de la Humanidad y un templo que al mirarlo te hace dudar si estás en medio de Castilla o sigues en el continente asiático.

 Estampa clave

Terrazas de arroz de Banaue © Turismo de Filipinas

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Estampa clave

Al norte de esta región, Luzón, se encuentra una de las imágenes de postal más conocidas de las islas: las terrazas de arroz de Banaue, ubicadas en la provincia de Ifugao. Esta obra de ingeniería agrícola con más de 2000 años de antigüedad es un ejemplo perfecto de sostenibilidad y aprovechamiento del entorno, puesto que las terrazas se riegan a través de un complejo sistema de canalones que aprovecha el agua de las montañas y su pendiente para regar los cultivos.

Profundizar en la tradición

Naturaleza pura © Turismo de Filipinas

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Profundizar en la tradición

Además de los cultivos, esta zona es perfecta para sumergirse en la inmensidad de la naturaleza de la isla realizando un trekking para conocer las cataratas Tappiya y Tenogtog y las aguas termales de Bogyah, donde poder darse un baño aprovechando los beneficios de sus minerales. Como broche final, y para profundizar en la cultura tradicional de estos pueblos de montaña: visita al Museo de la Herencia Cultural de la Cordillera, donde poder entender su forma de vida más tradicional y comprender la importancia de esta técnica agrícola.

Turismo vulcanológico

Camiguín © Turismo de Filipinas

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Turismo vulcanológico

Una de las islas menos turísticas y más interesantes de Filipinas es Camiguín, por ser el lugar de veraneo y punto vacacional de los filipinos en el archipiélago. Se trata de la isla con más volcanes por metro cuadrado del mundo y no solo eso, su naturaleza rebosante, plagada de montañas, cascadas y piscinas naturales, es otro de sus grandes atractivos. Si se viaja hasta allí no hay que olvidar hacer una visita en barca al cementerio hundido, el Sunken Cementery.

Lanzarse a descubrir en moto

Siargao © Turismo de Filipinas

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Filipinas en moto

Recorrer una isla en moto, como un auténtico local, es posible -y casi obligatorio- en Siargao. Sus carreteras, plagadas de vegetación, invitan a perderse entre sus paisajes especialmente en su bosque de palmeras, otra de las estampas más peculiares de Filipinas. Además de recorrerlo hay que llegar hasta su punto más alto, donde se ubica El Mirador de las Palmeras. Allí, en la magnitud de ese espacio verde, se vislumbra un infinito mar verde donde están plantadas más 1.000 palmeras.

agua

Siargao, meca del surf © Turismo de Filipinas

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Subidón de adrenalina

Una de las actividades a realizar en la isla de Siargao es la experiencia de adentrarse en la cueva Tayangban. Su peculiaridad es que se trata de una cueva subterránea inundada que se recorre nadando hasta llegar a una poza final y al aire libre donde los visitantes se pueden dar un baño. Si esto no es suficiente para los amantes del agua, las clases del surf impartidas por locales es otra de las actividades interesantes a realizar en Siargao, ¿por qué?, ¡por que esta es la meca del surf de Filipinas!

Entre pecios y playas

Coron © Turismo de Filipinas

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Entre pecios y playas

Bucear entre pecios datados de la II Guerra Mundial es una de las actividades que más curiosos atraen hasta Coron. 10 barcos pertenecientes a una flota japonesa se encuentran en los fondos marinos de este lugar y se han convertido en un gran atractivo para amantes del buceo. Pero aparte de eso, Coron tiene mucho más. Uno de sus indispensables es hacer un “island hopping”, es decir, un tour organizado entre islas donde el visitante recorre en un solo día diferentes paraísos terrenales con playas paradisíacas.

Paraíso filipino

El Nido, Palawan © Turismo de Filipinas

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Paraíso filipino

Posiblemente, la zona más paradisíaca de Filipinas sea la isla de El Nido, en Palawan, considerada la joya del archipiélago. Y no es para menos, porque entre la exuberante y verde naturaleza tropical de sus acantilados y sus islotes rodeados de arena blanca, aguas cristalinas y arrecifes de coral, se posiciona como uno de los mejores lugares para ver fauna marina.

Más allá mundo marino

El Nido, Palawan © Turismo de Filipinas

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Más allá mundo marino

Pero en El Nido no todo es bucear o hacer snorquel, en esta isla también hay que descubrir cada uno de sus rincones a pie. Big Lagoon, una laguna de aguas turquesas con 300 metros longitud escondida entre dos paredes rocosas, es parada indispensable, además del Miniloc Island, un pequeño pueblo filipino lleno de cabañitas desde el que acceder en kayak o barca a otras playas e islotes paradisíacos.

Entre pecios y playas

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