El valor de la resistencia

El tercer principio de Gijonomía muestra el Gijón/Xixón más marinero

En la capital de la Costa Verde el mar se siente de forma intensa y cercana.

Cuando el escultor Eduardo Chillida (1924-2002) llegó al cerro de Santa Catalina supo que estaba ante el lugar que llevaba tanto tiempo buscando. “Es un espacio extraordinario y sorprendente”, dijo al visitarlo en 1987. Aquel lugar frente al Cantábrico sería el escogido para instalar su monumental Elogio del horizonte, un símbolo de Gijón, una ciudad marinera que mira de frente al mar, que sabe de su poder contemplativo, de su belleza y de su bravura. Precisamente estas son las bases del tercer principio de la Gijonomía, un tratado que demuestra que en esta urbe asturianas se vive y se disfruta de una forma única. 

 
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Foto: Gijón/Xixón Turismo

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Dos anfitriones de lujo

Enzo es de los que también miran el mar de frente. Él es armador del puerto de El Musel en Gijón/Xixón. Las botas de plástico son habituales en su indumentaria diaria. Forman parte de su material de trabajo, imprescindibles para sus rutinas en el muelle del Rendiello, donde prepara redes y aparejos, para que estén listos en las jornadas de alta mar. Cuando está en el puerto, el más grande de España en el tráfico de graneles, acostumbra a llevarse a su hija Elsa. Quiere transmitirle su pasión por el mar, que la niña entienda todo lo que esta ciudad le debe tal y como muestran en este emotivo vídeo. Ellos dos representan el amor que siente Gijón/Xixón por el Cantábrico y personalizan el tercer principio de la Gijonomía: “La intensidad de la corriente es directamente proporcional al valor de la resistencia”.

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Foto: Gijón/Xixón Turismo

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Inmersión marinera

El viajero que llega a la ciudad tiene a su alcance la posibilidad de conocer un poco mejor el día a día de Enzo. Hay actividades que facilitan una experiencia de inmersión marinera, bien una jornada de unas cuatro horas y media de pesca costera o una jornada completa de 16 horas de pesca de altura (túnidos). Otra opción más lúdica es alquilar un catamarán o un velero (con o sin patrón) para surcar el litoral gijonés sin el inconveniente del ruido de los motores. Sentirse como un patrón de pesca atracando su embarcación en un puerto pesquero para poner un culín de sidra puede ser mucho más fácil de lo que parece a primera instancia. Para quienes prefieren pescar sin embarcarse, hay diferentes emplazamientos en el muelles, en el puerto deportivo o en los pedreros donde lanzar el anzuelo.

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Foto: Gijón/Xixón Turismo

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Disfrutando del mar en la mesa

Si el viajero tuviera ocasión de hablar con Enzo seguro que éste le contaría que en el Muelle del Rendiello él conoce donde el público puede hacerse con el pescado más fresco que llega a la ciudad. Pero no hay de qué preocuparse. En todo caso, la oferta gastronómica de la ciudad asturiana es impecable. Sobre todo, en cuanto a productos del Cantábrico, ya sean centollos, lubina, pixín (rape), pulpo, andariques (nécoras), llámpares (lapas), bonito, chipirones… Gijón tiene en el litoral asturiano uno de sus argumentos de mayor peso turístico. 

 
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Foto: Gijón/Xixón Turismo

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Mirando al mar

Pero hay que dirigirse al epicentro del sentimiento marino de la ciudad, al cerro de Santa Catalina, el singular barrio de pescadores, donde aún siguen vivas las leyendas balleneras y las jornadas épicas de grandes pescadores. El ambiente pesquero no abandona el centro histórico de Gijón/Xixón y para tomarle pulso basta con acercarse al Puerto Deportivo, una de las zonas de mayor ambiente y animación de la ciudad. Late la esencia marinera en sus cuestas y sidrerías, en las callejuelas, entre los antiguos edificios en los que parece reverberar el sonido del mar. Cerca de la icónica Torre del Reloj, está el Museo Casa Natal de Jovellanos, otro enamorado del Cerro De Santa Catalina: “El espectáculo es magnífico. A su vista se siente un placer inexplicable”, dejó escrito sobre el lugar.

 
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Foto: Gijón/Xixón Turismo

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El plan playero

Alrededor de esta galaxia marinera, aparecen las playas urbanas. Es, precisamente, a los pies del Cerro de Santa Catalina donde se encuentra la playa de San Lorenzo. Este arenal, con sus casetas icónicas es la meca del ocio playero tanto de residentes como de visitantes. En total un kilómetro de playa que se abre a la bahía y que comienza desde la escalera o (“La Cantábrica”), situada detrás de la Iglesia de San Pedro, hasta la escalera 16 (en “el Tostaderu”), junto a la desembocadura del río Piles. El paseo del Muro que la abraza a lo largo de tres kilómetros es un auténtico oasis donde desconectar del ajetreo urbano

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Foto: Gijón/Xixón Turismo

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Para quienes necesitan movimiento

Las condiciones naturales de la bahía de Gijón/Xixón la hacen perfecta para la práctica de los deportes acuáticos a lo largo de todo el año. Asturias está ligada a los orígenes del surf en España y ello se nota en la ciudad, donde no falta el ambiente surfero. Además, ir a surfear se vuelve algo cómodo cuando se trata de playas urbanas como las de Gijón/Xixón. Pero no sólo tablas de surf, también se puede practicar a todos los niveles, vela, paddle surf, windsurf, kayak o moto de agua. La diversión y el contacto con la naturaleza están más que asegurados.

 
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Foto: Shutterstock

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Bonus track: pueblos de esencia marinera

Con tantos atractivos es difícil decir adiós a Gijón/Xixón, pero si el número de días del viaje lo permite es muy interesante ampliar la ruta y mirar a otros pueblos pesqueros asturianos. Cudillero, Llastres, Candás o Tazones no están lejos y se puede llegar a ellos en barco o coche. La guinda a la Asturias más marinera está garantizada.

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