Volar en globo sirve para pintar el cielo de colores, además de para vivir una aventura. Esto último lo sabía bien Julio Verne y por eso escribió Cinco semanas en globo. Lo curioso es que el autor francés nunca había subido a un globo antes de escribir la novela. Donde sí que se puede vivir una aventura en globo real y no solo imaginaria es en Vic.
Y es que resulta que la comarca de Osona tiene unas condiciones climáticas que tanto valen para el curado de embutidos como para volar en globo. Sobrevolar la ciudad de Vic en un globo aerostático es una experiencia única. Solo a vista de pájaro se puede observar con todo detalle los rincones antiguos de la ciudad, como la plaza Mayor, la catedral o el entramado de callejuelas.
Después, con el empuje del viento, tocará surcar la comarca de Osona con toda su diversidad de paisajes, que van desde las montañas a la Plana de Vic, pasando por valles, ríos, embalses y masías que salpican el paisaje entre los pueblos. A veces, toca alejarse para ver mejor, volar en globo y dejar que la aventura llene por unas horas la cotidianidad.