
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985, el acueducto Pont du Gard lleva en pie cerca de 2.000 años salvando el escollo del río Gardon, en el sur de Francia. Se comenzó a construir en tiempos de Nerón, entre los años 40 y 60 d. C, y durante diez siglos condujo alrededor de 200 millones de litros de agua cada día hacia la ciudad de Nimes, en parte, gracias a su estructura de triple arquería. Pese a lo grandilocuente, el acueducto ha estado más de una vez al borde de la desaparición y es que además de para transportar agua, a lo largo de la historia se ha utilizado como puente. Es el caso de la Edad Media, en que se utilizó como puente de peaje. Más tarde, en 1620, el duque de Rohan redujo considerablemente su grosor para que su artillería consiguiera cruzar el río.
Como buen admirador de los romanos, Napoleón lo rehabilitó, pero el Pont du Grand tendría que hacer frente más tarde a nuevos acontecimientos que amenazarían su estructura. Nada más y nada menos que tres inundaciones, en 1958, 1998 y 2002. Afortunadamente, el acueducto ha sobrevivid a todos los envites y hoy es una de las grandes atracciones del país galo.
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