Del centro de Dublín emerge una aguja gigante de acero y se alza 120 metros haciéndose cada vez más estrecha hasta el punto de dudar donde comienza el cielo y donde termina la estructura, y es que su colosal envergadura la ha convertido en uno de los grandes símbolos de la capital irlandesa. De hecho, no solo es la construcción más alta de del país, sino que está considerada como la escultura más alta del mundo.
Pero lo que realmente llama la atención de esta obra no son sus dimensiones sino la historia que la precede. Todo empezó en 1966, cuando el Ejército Republicano Irlandés, más conocido como el grupo terrorista IRA detonó una bomba en este justo lugar. Hasta ese momento, allí se encontraba una estatua del almirante Horatio Nelson, un personaje que para los irlandeses representaba el poder colonial de la corona británica. Tras el suceso, cayó en el olvido hasta que a finales de la década de los noventa, se decidió erigir el Spire como monumento al orgullo patrio y forma de revitalizar la zona, sin embargo, ironías de la vida fue un estudio inglés el encargado de levantar la estructura.
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